martes, 11 de diciembre de 2018

LA COLUMNA DEL ESCRIBIDOR


 
VIAJAR CUANDO NO EXISTÍA INTERNET

¿Cómo era la vida sin internet? ¿Qué hacíamos cuando las redes sociales no necesitaban conexión? ¿Y cuándo no estabas conectado a través del celular? Pues era una vida en la que (casi) nadie se sacaba fotos de sus pies para explicar sus vacaciones.

Por ejemplo, tu Facebook era tu agenda de teléfonos; los mensajes no los dejabas por Whatsapp, sino con post-it; y tu Linkedin era un montón de tarjetas de visitas... Para llegar a los sitios, preguntabas a la gente, porque si te perdías no había Google Maps. Y cuando tenías que esperar a alguien, no podías usar el celular como recurso para pasar el rato y/o hacerte el interesante.

A los menores de 30 años les parecerá que estas cosas pasaban cuando los dinosaurios dominaban la Tierra. ¡Pero, no! Esto ocurría anteayer. ¿Se acuerda?

1. MANDAR POSTALES
Con estampilla y todo. ¡Que ternura¡, lo peor de las postales era que no cabía más que el saludo y la despedida. En el fondo daba igual: llegaban siempre a destino un mes después de tu regreso.

2. LEER LIBROS EN LAS SALAS DE ESPERA DE LOS AEROPUERTOS
Sí, lo juro. Antes existía una cosa de papel llena de letras que te entretenía un montóNn durante las horas de espera.

3. SACAR FOTOS CON GOTERO
A seis mil pesos el rollo y otro tanto el revelado…. nadie iba haciéndole fotos a las pelotudeces que fotografiamos con nuestros celulares. Y si salen malas no importa: le pones un filtro y es una obra de arte en Instagram.

4. INTERMINABLES SESIONES DE DIAPOSITIVAS POST-VIAJE
Las fotos se revelaban al regreso y cuando pillabas a la familia o a los amigos les soltabas unas sesiones de 500 diapos de un tirón, que hacían de "El Padrino" un breve videoclip musical.

5. CUIDAR COMO BOTÓN DE ORO EL PASAJE DE AVIÓN
¡Quién se acuerda de aquellos engorrosos y frágiles boletos llenos de hojas y papeles de calco rojo con el trayecto aéreo! Tenían además una desmedida tendencia a perderse. Y si lo perdías…¡, te metías en un lío monumental para conseguir que te hicieran un nuevo pasaje! ¡Qué angustia!

6. IR A UNA AGENCIA DE VIAJE A RESERVAR LOS PASAJES Y LOS HOTELES
Los hoteles te los mostraban en un folleto impreso, tú le creías lo que te decían. Para confirmar un asiento en el avión podían pasar tres o cuatro días. ¡Aquello estimulaba mucho la virtud de la paciencia!

7. PREGUNTAR POR DÓNDE SE IBA A TAL SITIO
¡Ah! Que grandes momentos viajeros aquellos en que, ajenos a la invención de Google Maps, nos deteníamos a hablar con la gente del pueblo, quienes con su acento particular nos explicaba cómo llegar a destino. ¡Cuántas buenas relaciones con los pueblerinos hemos perdido por culpa del GPS!

8. COMPRAR MAPAS Y GUÍAS DE VIAJE
Aviso para nacidos después de 1995: un mapa era una cosa como Google Maps pero que se doblaba. Una guía de papel era como la suma de varias docenas de blogs y webs, pero impresos, ordenados y encuadernados.

9. PEGAR LAS FOTOS EN UN ÁLBUM
Y una vez pegadas en el álbum, nunca volvías a abrirlo para verlas.

10. DISFRUTAR DE UN ATARDECER O UN PAISAJE EN SILENCIO
¿Qué hacemos ahora?: tuitearlo, wuasapearlo o feisbukearlo en el momento y acto seguido responder a todos los que nos contestan. Cuando te vienes a dar cuenta, se ha acabado el atardecer y tú no has visto nada.

Nuevos tiempos, nuevas formas. ¡Bendito seas, Internet!