martes, 19 de marzo de 2019

MIS APUNTES


 
MAGNOLIA
A los pies del Cerro Santa Lucía y con una arquitectura que sorprende, este restaurante hotelero se está convirtiendo en una de las grandes alternativas del barrio Lastarria.
 
Originalmente era una vieja casona construida el año 1929 que fue de propiedad de la familia Zegers, para luego ir quedando en el olvido. Hace un tiempo un “family office” decidió comprar esta propiedad que estaba deshabitada y tras un largo trabajo de remodelaciones (incluyendo tres nuevos pisos), nació el hotel boutique Magnolia, en referencia a un viejo magnolio que enfrenta esta construcción.

El hotel, de 42 habitaciones, es el primero de su clase en centro de Santiago: una fusión entre el pasado de la ciudad y su futuro, ofreciendo una belleza histórica mezclada con acomodaciones de lujo, un restaurante gourmet y una ubicación perfecta, a pasos del Cerro Santa Lucía. El trabajo de restauración fue tan perfecto, que la Unesco los galardonó con el premio “Prix Versailles” para Sudamérica y el Caribe, por su diseño interior y exterior en la categoría “hoteles y restaurantes boutique”.

Si bien es cierto que la mayoría de sus pasajeros son extranjeros, la terraza, el bar y su comedor están a disposición de todos los que gustan del buen ambiente que se logra en estos espacios. La terraza, abierta a la hora del ocaso, es una de las grandes novedades que ofrece este establecimiento, incluso con un piso de vidrio transparente, cómodos sillones y una impresionante vista a la cima del cerro. Abajo, en el primer piso, un moderno comedor –y bar separado- recibe a un heterogéneo público que almuerza (o cena) en un ambiente de tranquilidad casi envidiable.

En la cocina destaca el trabajo del chef Pedro Salazar, quien tras una larga estadía en Toronto (Canadá), regresó para hacerse cargo de las cocinas del hotel Corralco, un resort de esquí en las cercanías del volcán Lonquimay, y luego elaboró la apertura del Margó del Parque Arauco. Su placer es la cocina italiana /mediterránea y acá, en el Magnolia, enaltece todo lo aprendido estos años.

Gente experimentada en el servicio de sala y vinos. Plenos conocimientos para recomendar un carménère Maquis del año 2005, luego de un aperitivo con sauvignon blanc Ritual. De la carta y para escoger, cuatro entradas, cuatro fondos y similar número de postres, que va variando todas las semanas. Al no ser un restaurante masivo, la experiencia es valiosa, ya que todo está preparado a la minuta, destacando los productos y su decoración.

Un tierno y blando Pulpo grillado en salsa chimichurri verde, zanahorias confitadas y una emulsión de almejas, cilantro y perejil era una de las entradas de esta semana. También, y con gran dilema, se podía escoger unos Choritos y vongoles al vino blanco, con un gran langostino antártico, todo ello sobre una lasca de pan de campo con pasta de tomates asados. 

Tan finas como las entradas son los fondos. De ellos, dos para salivar: frescos Fetuccini con ragú de ciervo, portobello y champiñones ostra y queso mascarpone. Una joyita de plato que francamente dejó atrás a un Lomo de cordero sobre ñoquis salteados en mantequilla y salvia y lascas de queso de oveja.

Tan solo un postre para finalizar. Este gran almuerzo no dejaba espacio alguno para el azúcar, así que compartiendo una Crème Brûlée de harina tostada mientras bebíamos un gran café expreso (cuesta encontrar buenos cafés en el mercado de los hoteles y restaurantes), decíamos adiós a este verdadero descubrimiento céntrico.

¿Cuánto? $28.000 por persona y muy bien pagados. Un menú a precio fijo sea al almuerzo o la cena. Luego, le recomendamos que recorra al menos el primer piso de este lugar. Es realmente alucinante y se nota un cambio radical en los nuevos arquitectos y diseñadores que están creando espacios como éste. Es un privilegio tener en la capital estos ejemplos que tan bien le hacen al desarrollo de nuestro turismo y gastronomía.   

Esa frase que dice “todo vuelve al centro”, pareciera que se está convirtiendo realidad. Lugares como Magnolia, confirman la apuesta para un sector que por años estuvo abandonado. (JAE)

Magnolia / Huérfanos 539, Santiago / 22664 4043