martes, 16 de abril de 2019

LA COLUMNA DEL ESCRIBIDOR


 
DANÉS
Ubicación, calidad, diseño y servicio son los pilares fundamentales de esta cadena de comida casual y familiar que crece en forma lenta, pero segura.
Hace cinco años entré por primera vez al Danés de Vitacura, una fuente de soda – bar – restaurante, que ciertamente le guiñaba un ojo a los Tip y Tap de aquella época. El local, con barra en su primer piso y mesas en el segundo, ofrecía una gran variedad de platos y sánguches, donde el servicio destacaba por lo ineficiente y algunos “best sellers” -como ellos pregonaban-, no cumplían su misión. Un primer intento que ha sido poco a poco corregido y que me ha permitido –con el tiempo- cerciorarme que, tras la inauguración de su último local, en Tobalaba, a pasos de la Av. Providencia, se han tomado todas las medidas necesarias para que cada visita sea una buena experiencia.

Si bien la carta sugiere varios productos y formatos, el sánguche es por lejos lo más solicitado. Personalmente no me agradan los que son demasiado altos y se deben comer con tenedor y cuchillo, con babero o servilleta en el cuello, o con manga corta para evitar mancharse con los jugos; aun así –y mientras más altos (y supuestamente incómodos de comer), son los caballitos de batalla de esta familiar fuente de soda, con aires de restaurante casual.

Y allá voy con este nuevo Danés ubicado en Tobalaba. Una buena copa de un frío sauvignon blanc para acompañarlo con un increíble Crudo ($ 6.900), aliñado en la cocina, con papas fritas y tostadas en pan de molde. Aparte, unas deliciosas Costillitas BBQ ($ 7.900), preparadas con sésamo, cebollín, apio, zanahoria y su correspondiente salsa, de rico sabor y consistencia.

Frica y molde, en versiones normal o integral, son las bases de los sánguches (que promedian los $ 7.000 c/u) ya sean lomitos, churrascos, hamburguesas, mechada, pollo o completos, ocupando en general cerca del 60 % de la carta y posiblemente el 90 % de los pedidos. Definitivamente comer sánguches es un arte que supone mucha experiencia en el área y manejo experto de las herramientas –léase tenedor y cuchillo-. Sin ser un maestro en esta técnica, opté por la carne mechada, que ya es obligatoria en cualquier sanguchería que se precie de tal, y que acá la sirven con una porción generosa de carne, dueña de una leve resistencia al mascar, y acompañada por un mix de pimientos rojos asados que le aportan dulzor, rúcula para la crocancia, abundante palta y la mayo casera del local.

Los fondos, desde $ 6.900 (salmón a la plancha) a los $ 12.900 (filete 250 grs.) no dan para muchos comentarios, al igual que los postres, ya que acá la tendencia es el pan.

Cócteles y cervezas a destajo. La carta de vinos es más prudente ya que la gran mayoría de sus clientes son bebedores de cerveza. En servicio –extranjero- es muy bueno y eficiente. Excluyo de esta crónica al local del Aeropuerto, ya que es una franquicia y dudo que los precios y calidades sean similares. Al menos en la capital, no transan en ello.

Definitivamente, el Danés le cumple al target para el cual fue creado.

Danés:
- Vitacura 4607, local 2
- Colón 4405, local E
- Alto Las Condes
- Coronel Pereira 84, Las Condes
- Tobalaba 201