martes, 3 de septiembre de 2019

MIS APUNTES


 
PIEGARI
De Buenos Aires a Santiago de Chile
El Piegari de Buenos Aires, con más de 21 años de trayectoria, se ha convertido en un ícono gastronómico tanto por la calidad de sus platos como por su servicio de excelencia. Atributos como prestigio, nivel y exclusividad hicieron posible ser reconocido tanto a nivel nacional como internacional. De hecho, y a sabiendas que muchos chilenos que viajan a Buenos Aires lo tienen como uno de sus favoritos, en el año 2011 abrieron en el hotel Noi de Vitacura una sucursal que se presuntamente sería cosa de llegar y abrazarse. Sin embargo, por diversas razones relacionadas con las materias primas utilizadas y un espacio poco atractivo, el proyecto cerró sus puertas.

Y como dice el cuento: del Piegari, nunca más se supo. Sin embargo, José Luis Ansoliaga, un ingeniero agrónomo de profesión y gran amante de la cocina, consiguió en dos años traer a Santiago –y en forma de franquicia- dos de los restaurantes que más le agradaban de la capital porteña. Primero lo hizo con La Cabrera, que consiguió un éxito inmediato y ahora, solo hace un par de semanas logró abrir el Piegari, un desafío mayor, ya que este inesperado retorno no le será fácil.

Aun con algunos detalles de infraestructura y algunos espacios vacíos que pronto se utilizarán como pizzería, los dos comedores (primer y segundo piso) y la terraza, ya reciben a los clientes que vienen por alguno de sus platos insignia, como las Cuerdas de guitarra (10.900), elaborada en casa, con salsa pomodoro y albahaca.

Pero la oferta va mucho más allá que su plato estrella. Bajo las órdenes del chef Eduardo Bessone, la brigada de cocina se esmera en preparar diariamente sus propias pastas y mantener adecuadamente sus carnes, pescados y mariscos frescos, de una carta amplia y para todos los gustos. Si a todo ello le sumamos un excelente servicio (en mi caso un mozo marroquí, de buen talante y genio); una carta apetecible de cócteles, vinos, cervezas y elaborados postres, sin duda alguna el Piegari logrará posicionarse dentro de los buenos “ristoranti” de la capital.

Para el común de los chilenos, la cocina italiana es sinónimo de pasta. Seca o rellena, acá se lucen con unos sabrosos Ravioles de cordero (15.500), el famoso Fetuccini nero con camarones (15.900) y las ya nombradas Cuerdas de guitarra. Aparte, Risotto –al dente- con mariscos (14.900), y un largo etcétera.

Buena apertura. No es barato ni pretendamos que este lugar se convierta en el “Da Carla”. Pero avanzan por buen camino. Ya no ocupan, como en su primera aventura, aceites de oliva rancios y pesados. Hoy, el buen aceite de oliva Las Doscientas reemplazó a lo que fue el comienzo del fin del Piegari del año 2011. Y ese es un gran cambio.

Como todo restaurante recién abierto, hay detalles. Pero como no están en marcha blanca y los precios son los verdaderos, esperemos que los detalles sean solucionados en el corto plazo. Hay tanto restaurante en ese barrio, que el veranito de San Juan podría costarles caro si no mejoran rápidamente los errores cometidos durante su puesta en marcha.

Piegari merece de todas maneras su segunda oportunidad. (JAE)

Piegari: Av. Nueva Costanera 4092 / 22263 3512