PIEGARI
De Buenos Aires a Santiago
de Chile
El
Piegari de Buenos Aires, con más de 21 años de trayectoria, se ha convertido en
un ícono gastronómico tanto por la calidad de sus platos como por su servicio
de excelencia. Atributos como prestigio, nivel y exclusividad hicieron posible ser
reconocido tanto a nivel nacional como internacional. De hecho, y a sabiendas
que muchos chilenos que viajan a Buenos Aires lo tienen como uno de sus
favoritos, en el año 2011 abrieron en el hotel Noi de Vitacura una sucursal que
se presuntamente sería cosa de llegar y abrazarse. Sin embargo, por diversas
razones relacionadas con las materias primas utilizadas y un espacio poco
atractivo, el proyecto cerró sus puertas.
Y
como dice el cuento: del Piegari, nunca más se supo. Sin embargo, José Luis
Ansoliaga, un ingeniero agrónomo de profesión y gran amante de la cocina, consiguió
en dos años traer a Santiago –y en forma de franquicia- dos de los restaurantes
que más le agradaban de la capital porteña. Primero lo hizo con La Cabrera, que
consiguió un éxito inmediato y ahora, solo hace un par de semanas logró abrir
el Piegari, un desafío mayor, ya que este inesperado retorno no le será fácil.
Aun
con algunos detalles de infraestructura y algunos espacios vacíos que pronto se
utilizarán como pizzería, los dos comedores (primer y segundo piso) y la
terraza, ya reciben a los clientes que vienen por alguno de sus platos
insignia, como las Cuerdas de guitarra (10.900), elaborada en casa, con salsa
pomodoro y albahaca.
Pero
la oferta va mucho más allá que su plato estrella. Bajo las órdenes del chef
Eduardo Bessone, la brigada de cocina se esmera en preparar diariamente sus
propias pastas y mantener adecuadamente sus carnes, pescados y mariscos
frescos, de una carta amplia y para todos los gustos. Si a todo ello le sumamos
un excelente servicio (en mi caso un mozo marroquí, de buen talante y genio);
una carta apetecible de cócteles, vinos, cervezas y elaborados postres, sin
duda alguna el Piegari logrará posicionarse dentro de los buenos “ristoranti”
de la capital.
Para
el común de los chilenos, la cocina italiana es sinónimo de pasta. Seca o
rellena, acá se lucen con unos sabrosos Ravioles de cordero (15.500), el famoso
Fetuccini nero con camarones (15.900) y las ya nombradas Cuerdas de guitarra.
Aparte, Risotto –al dente- con mariscos (14.900), y un largo etcétera.
Buena
apertura. No es barato ni pretendamos que este lugar se convierta en el “Da
Carla”. Pero avanzan por buen camino. Ya no ocupan, como en su primera
aventura, aceites de oliva rancios y pesados. Hoy, el buen aceite de oliva Las
Doscientas reemplazó a lo que fue el comienzo del fin del Piegari del año 2011.
Y ese es un gran cambio.
Como
todo restaurante recién abierto, hay detalles. Pero como no están en marcha
blanca y los precios son los verdaderos, esperemos que los detalles sean
solucionados en el corto plazo. Hay tanto restaurante en ese barrio, que el
veranito de San Juan podría costarles caro si no mejoran rápidamente los
errores cometidos durante su puesta en marcha.
Piegari
merece de todas maneras su segunda oportunidad. (JAE)
Piegari: Av. Nueva Costanera 4092 / 22263 3512