martes, 24 de marzo de 2020

CONSULTORIO VITIVINÍCOLA





¿SE PUEDE SEDUCIR CON VINO?

No, no se puede.

A ver: de poder se puede, pero sinceramente creo que no es definitivo. Es más, creo que nunca lo ha sido. El vino es algo que cautiva y que acompaña bien. Es un buen complemento, achispa, tiene su toque dulce; si además es espumoso, es juguetón; pero no es una panacea. No es la poción mágica que va a suplir tus carencias ni le va a poner ironía a tus chistes. Si no sabes contar chistes, no sabes contar chistes, no esperes que una botella de vino los cuente por ti.

Si vamos a pasarnos rollos (como el decadente pero siempre socorrido -y divertido-) como “voy a emborracharla con vino”, lo único que vas a hacer es perder tiempo. Emborrachar con vino necesita mucho trabajo. Si tu táctica es la embriaguez ajena, déjate de vinos, cena rápido -o ni cenes- y pasa a los Gin-tonics, mucho más efectivos y eficientes.

Y es que el vino es algo inspirador y sensual si se sabe llevar bien. Pero no el líquido en sí, sino todo lo que hay alrededor de él. Y en este caso al vino hay que utilizarlo como aliado, no como arma. Hay que escogerlo con cierta seguridad, probarlo con satisfacción, servirlo con educación y beberlo con placer. Ser seductor a través del vino, pero no seducir con vino (ya, parece una simpleza, pero piense en los matices de ambos conceptos.) O abra una botella, lo que prefiera.

Y un último detalle, nada de vino en caja -con gran respeto a las cajas y a sus vinos-. Estire un poquito las lucas, que la ocasión la merece. Además, si al final esa noche no acierta y termina solo en casa, al menos habrá disfrutado de un vinazo, que nunca está de más.