miércoles, 10 de diciembre de 2008

BUENOS PALADARES


LAS CRÍTICAS GASTRONÓMICAS DE LA SEMANA

SOLEDAD MARTINEZ (Wikén)
(5 diciembre) CIENFUEGOS (Constitución 67, Barrio Bellavista, fono 248 9080): “Aquí, los pancitos finos y variados, más que acompañar la comida, atraen por sí solos. Pedimos primero ensalada de pato y maracuyá ($5.900) y, en el idioma en uso, "wagyu, lengua, humo y verdes" ($6.900). Tierna carne la del pato, con salsa de la fruta, nueces al natural y en praliné, y verduras poco aliñadas más algunos pistachos, una mezcla de sabores bien equilibrados, con distintas intensidades y dulzores.” “Después, congrio dorado (que el mozo describió como un misterioso congrio morado) a punto, con ostiones, pequeñas y gustosas vongole australes y daditos de papas ($7.300), y excelente garrón de cordero con hongos, cebolla acaramelada y rico puré de dátiles ($8.500). Por su respeto a cada producto y la sensatez con que utiliza su fácil creatividad, Cienfuegos está sin duda entre los mejores de su generación.”


ESTEBAN CABEZAS (Wikén)
(5 diciembre) YOCO BENKEI (Barros Borgoño 88, Providencia, fono 264 1051): “Calma y un sashimi mori (surtido), unas gyozas de cerdo ($2.500) y uno de esos platos componedores del ánimo, tamaño bol: unos udon ($4.850) –fideos en sopa, con cerdo, medio huevo duro y verduras–, y también otra versión del fideo –esta vez salteado con verduras varias y algo de carne–, un yakisoba ($4.800). Ambos contundentes y sabrosos. Lo mismo que un katsudon ($4.000), cerdo apanado con huevo revuelto, sobre una cama de arroz con salsa agridulce.” “En resumen, junto a las simpáticas chicas que atienden –muy rápido, la verdad–, de la mano reconocible de Yoko en la cocina, de la austeridad (antes estuvo allí el restaurante Aska, y poco ha cambiado) y de la cuenta poco abultada, poco queda por decir aparte de dos palabras al cierre: sencillo y rico.”

YIN Y YANG
(5 diciembre) TERMAS DE CAUQUENES (Camino Termas de Cauquenes s/n, Machalí, Rancagua, VI Región, 117 kilómetros al sur de Santiago, fono 72- 899010): “Las Termas de Cauquenes es un lugar ideal para pasar la noche del 31 de diciembre (sólo a la cena o en un “paquete” con alojamiento), en especial entre aquellos que buscan una gastronomía del más alto nivel, muy difícil de igualar en el país. Así, cada vez que llega el fin de año, los Acklin padre e hija se preparan para recibir no más de una centena de aficionados que acuden preparados para degustar una cena refinada e ingeniosa, en un ambiente siempre distinto que sorprende a los invitados con temáticas diversas.” “En esta ocasión ha sido James Bond, el sofisticado personaje del escritor Ian Fleming, el que ha inspirado a René y Sabine Acklin para preparar una celebración que evoca al agente 007 y parte de lo que éste ha comido o bebido en sus diferentes aventuras de la saga. Así, cada plato del extenso menú se ha inspirado en alguna de las películas que lo han hecho famoso.”

CARLOS REYES (La Tercera)
(5 diciembre) ORIENTAL (Av. Holanda 1927 (esq. Bilbao) Providencia, fono 223 2272): “Posee ambientación lujosa (el barrio lo amerita), full iluminación, grato espacio de espera en la zona para llevar y generosidad en términos de comodidad. Pero lo esencial está en sus décadas de experiencia en darle al gusto chileno, extractada del viejo -y para algunos mítico- local de Manuel Montt casi esquina Eliodoro Yáñez. Para empezar, un clásico Wantán ($ 990) pero de los de verdad: con masa frita muy ligera, suavemente crocante y abundante relleno de carne de cerdo. Hay recetas cantonesas más tradicionales, como el Sui Mai ($ 4.460), pasta de arroz al vapor rellena de camarones, cerdo y cebollín, de cobertura blanda –demasiado- e interior de carne compacta y sabrosa.” “En suma buen producto, ricas preparaciones y ojos puestos (por historia y necesidad) en la fusión espontánea. Una que funciona.”


PILAR HURTADO (Mujer, La Tercera)
(7 diciembre) GARAJE (Museo de la Moda, Vitacura 4562, Vitacura, fono 218 5500): “De la carta que ofrece un menú del día -bien contundente, por $ 4.950- probamos la ensalada de salmón, que traía muchos trozos de pescado sobre un mix de hojas verdes fresquísimas, con tomate y palta. La ensalada de camarones traía varios grandes, envueltos en pollo y salteados, sobre el mismo mix de verduras. Lo que se le debe pedir a una ensalada es frescura y buen tamaño, ambas cosas cumplidas en este caso. Pero nos hubiera encantado que cada una tuviera su propuesta de dressing propia, y no sólo oliva y balsámico. Ya con algunas calorías ahorradas, estábamos listas para probar los postres: un cheese cake con frutillas, exquisito, y una torta de chocolate que se sentía livianita. A mi hermana le gustó, y eso que es repostera.”