miércoles, 2 de diciembre de 2009

LOS CONDUMIOS DE DON EXE


CATANDO VINOS DE LOS BUENOS

Me tinca que la invitación no era para nosotros. Bueno, todo el mundo se equivoca pero yo estaba feliz de ir con Mathy a un asunto muy especial. Yo el vino me lo bebo, pero no lo estudio. Nunca me he preocupado de maceraciones carbónicas, malolácticas, pié franco, suelos ferruginosos arenosos-limosos ni demases. Para mí, el vino, o es bueno o malo. Y pare de contar.

Pero parece que la ocasión era especial. Vendría el mismísimo Francois Lurton a presentar los vinos que elabora en distintos países del mundo. Mathy, elegante y toda primaveral no dejaba de estar inquieta. Era la primera vez que estaría en una sesión de cata y era toda una experiencia para ella. Yo, algo más mundano (en el mundo del vino, obvio), le recomendaba solo un par de cosillas. Que las copas se toman por el pie y luego de beber un sorbo hay que botarlo en una especie de pelela que pondrían a nuestra disposición.

- ¿Pelela?
- Si mi perrita. En una especie de pelela o escupidera. Así sólo catas los vinos y esa es la idea. Luego los escupes y no te emborrachas.
- ¡Qué wea mas ordinaria! ¿Y todos hacen lo mismo?
- Si. Ese es el concepto de cata. Imagínate si bebiéramos todos los vinos que nos sirven… quedaríamos pal’ gato.
- Sabes Exe, te voy a acompañar sólo porque me muero de curiosidad. Pero eso de andar escupiendo… yo estudié en colegio de monjas.
- Te va a gustar, preciosa. Verás lo entretenido que es…

Llegamos a la hora en punto. Nos recibe una guapa vestida de negro y nos endilga al tercer piso de la tienda Wain allá en Nueva Costanera. Yo pensaba que el mundo del vino era cosa de hombres pero sorpresivamente me encuentro con bellas chicas que con lápiz y papel en mano esperaban el comienzo de la cata. Una sala con aire acondicionado y una larga mesa en “U” para la degustación. Cuatro copas de pie alto, una botella de agua mineral y tres galletitas de soda en cada uno de los puestos. A un lado, la famosa pelela o como quieran que se llame. Al centro, Francois Lurton.

Ya comenzaría la famosa cata.

¿De que se trataba? De conocer los distintos vinos que hace Lurton en Francia, Portugal, España, Argentina y Chile. Hay que reconocer que el tipo se las trae. -“Poco menos que un imperio”, me comenta Mathy tras leer las notas de cata que teníamos frente a nuestra mesa.-“Además, interesantón el tipo”, prosiguió mientras yo contemplaba las piernas de una coqueta chica que estaba sentada frente a mi puesto. Partimos con dos vinos franceses: Chateaux des Erles 2004 y Mas Janeil El Tiradou 2006. Con la misma solemnidad que todos los presentes los catamos mientras Francois entregaba los datos técnicos. Todos ocuparon las pelelas menos nosotros. Son pocas las oportunidades de beber buenos vinos y ¿hay que escupirlos necesariamente?

Seguimos con un par de ejemplares portugueses. Para el sabor sudaca, bastante más aceptables que los referentes franceses. Sobre todo un Quinta do Malhô 2007, que bien serviría acá en chilito para acompañar un salmón a la plancha.

El quinto y el sexto fueron vinos argentinos. De Mendoza para ser más claros. Un Piedra Negra 2002 y un Chacayes 2004, una rica mezcla de malbec y cabernet sauvignon. Ahí me di cuenta que varios de los presentes se lo bebía sin piedad alguna. Rico vino, incluso casi mejorcito que el nacional Hacienda Araucano, el vino chileno que vendría a continuación. La presentación de Lurton se estaba animando parece.

- Nos podrían convidar una empanada, me cuchichea Mathy al oído. Andaría regia con este vino.
- Linda. Esto es una cata. Con cueva nos darán al finalizar las gracias por la asistencia, sentencié.
- ¡Pero tengo hambre!
- Yo también preciosa, pero esto es trabajo… y hay que convertirlo después en un artículo para la prensa. Así son las catas y hay que seguirlas no más…

¿Empanadas con Alka, la contribución francesa a este carménère premium chileno lleno de potencia y de sabores? Definitivamente Mathy andaba fuera de tiesto ese día. Es posible que un risotto al funghi le hiciera juego, pero ¿empanadas?... En fin, cada uno con sus gustos.

Terminamos con dos vinos españoles. Potentes como ellos lo saben hacer. Cercanos a nuestra realidad vinícola. Un Campo Eliseo 2004 raro y complicado y un El Albar, Excelencia 2006 que pedía a gritos una paella o una tortilla de papas. Rico, poderoso y digno de la Madre Patria. En total, diez vinos. Todos diferentes y todos elaborados por la misma mano. Una clase de lujo que bien valió la pena asistir.

Mathy terminó con la boca y los dientes negros como si hubiera estado comiendo maqui en el campo. Yo y todos los presentes también. – Tengo sueño, me comentó. Parece que bebí más de la cuenta.

Amateur, pensé. Para eso están los escupideros. Pero un cóctel hasta con hojitas de parra la hizo despertar. No quiso vino. Bebimos un pisco sour que si bien no estaba a la altura de los mejores de la ciudad, tenía sus méritos. Además, piscolabis varios que reemplazaron el almuerzo. Abracé un par de regias periodistas mientras Mathy hablaba en francés con Francois. Ella se defiende con los idiomas. Yo, con la percha.

Exequiel Quintanilla

Francois Lurton: Domaine de Poumeyrade, 33870, Vayres, Francia / En Chile: Hacienda Araucano: Ruta I 72, Km 29. Lolol, Santa Cruz, fono 72 - 824 386