miércoles, 14 de abril de 2010

LA COLUMNA DEL ESCRIBIDOR




DIVERTIMENTO CHILENO
Premio a lo nuestro

Cuesta creer, a primeras, que el premio del Círculo de Cronistas Gastronómicos al restaurante Divertimento fuese por su cocina chilena tradicional. Cuesta ya que Bruno Sacco, su creador, tiene una base italiana que se palpa cuando uno conversa con él. Además, todos sus emprendimientos (La Divina Comida, entre otros), tenían como referente al país de la bota. Y cuando uno esperaba que sus triunfos iban tras una generosa porción de tagliolini al profumo di tartufo resulta que fue premiado por su cocina chilena. ¿Bien? Si. Y más que bien.

Michelle y Flaminia, las hijas de Bruno, tienen mucho que ver con este galardón. Ellas, una que ejerce como administradora y la segunda como chef del Divertimento Chileno, tienen más de chilenas que sus padres. De allí salio la pasta para convertir un clásico restaurante italiano (de muy buena factura), en un local donde las especialidades chilenas se gozan a rabiar. ¿Porotos granados? ¿Pollo al coñac? ¿Plateada a la chillaneja? Allí, en el tranquilo comedor a las faldas del cerro San Cristóbal, los tienen todos los días.

Gusta la cocina chilena. Gusta y a pesar de que muchos la consideran pesada y muy calórica, tiene más adeptos que los que uno cree. Por eso el éxito del Divertimento. Son capaces de entregar al turista un caldillo de congrio tan gustador como una cazuela de ave o nuestras ya famosas empanaditas fritas. Si algún día se escribe de la cocina chilena contemporánea, si duda la familia Sacco tiene mucho que decir al respecto.

Estuve allá hace unos días en un almuerzo – lanzamiento de un festival de vinos. El lugar es especial. Grande y cómodo, permite mucha clientela. Lo nuestro era un menú creado para la ocasión. Chileno en un cien por ciento. Creativo también, como una Sangrita de ostra, un shot de jugo de tomates aderezado y con una ostra en su interior; una pequeña bruschetta de pebre de cochayuyo (maravillosa) y una pequeña empanadita horneada. ¿Chileno? Si, absolutamente nacional pero renovado, producto local tratado con delicadeza y con cariño.

Mas tarde llega una preparación con nombre peruano pero intrínsicamente nacional: una causa de charquicán rellena con carne, porotitos verdes y choclo coronada con un huevo frito de codorniz. Sabrosa y rica, mientras le hacíamos los honores correspondientes a un Santa Ema y un Chocalán Reserva que adornaban nuestra mesa.

Vieja tradición para el fondo, y un orgullo que se sirva en un restaurante. Un puré picante de porotos viejos, (si, esos que nos obligaban a comer en nuestra infancia) coronado con una maravillosa chuleta de cerdo al comino. Cierto es que el comino lo aprendimos de los inmigrantes alemanes, pero ya es intrínsicamente chileno. Una mousse de navegado (o un turrón de vino tinto para los mayores) fue el fin de fiesta. En fin, una presentación de lo rica que puede ser la comida chilena cuando esta bien preparada y bien servida.

¿Merecido el premio? Pienso que sí. El bucólico paisaje del cerro San Cristóbal ayuda a que en ese lugar cientos de turistas disfruten de nuestra gastronomía. Es cierto que estamos lejos de superar la cocina de nuestros vecinos peruanos, pero vamos avanzando. Y mientras más premios le otorguemos a “lo chileno”, más se conocerá nuestra cocina. Esa que encanta hasta a los italianos que se instalan en Chile y se funden con nuestras raíces, como la familia Sacco, que esta vez sacaron la cara por nuestro país. (Juantonio Eymin)

Divertimento Chileno: Av. El Cerro s/n, esquina Pedro de Valdivia Norte, Parque Metropolitano, Providencia, fono 233 1920