miércoles, 14 de abril de 2010

LOS APUNTES GASTRONÓMICOS DE LOBBY


LA GALLINITA TRUFADA DEL ÓPERA
El oro negro de los bosques europeos

Hace años que está en la carta del restaurante Ópera y aun no se arriesgan a sacarla. Se trata nada más ni nada menos que su “gallina trufada”, una pechuga de gallina orgánica de la Granja Magdalena, aromatizada con trufa blanca y láminas de trufa negra, cocida en su caldo y acompañada de risotto al chardonnay y ciboulette. La gracia de este plato es que se sirve en dos tiempos. Una experiencia que vale la pena conocerla y disfrutarla. Hablo de experiencia ya que tras el servicio de la “gallina trufada” hay todo un ritual, que sencillamente encanta.

Se vende para dos personas y para clientes en números pares. Partí la fiesta con una copa de espumoso Elbec, proveniente del valle de Uco, en Mendoza, lo justo para preparar las papilas. Al rato, un mozo llega con un gran plato con un caldo de gallina trufado y un pequeño quenelle de gallina. El aroma a trufas invade el espacio. Un buen carignan armoniza a la perfección este caldo, un poema para los amantes de las sopas.

Luego se prepara la mise en place para el segundo servicio: la pechuga de gallina trufada acompañada con un risotto elaborado con el caldo de la gallina, chardonnay y ciboulette. Los aromas iniciales se multiplicaron y el sabor tremendo a trufas para inundar el alma. Blanda y grande porción de pechuga para cada comensal, tan grande que difícilmente se puede comer el plato completo.

Sinceramente, una fiesta para el paladar.

Finalizamos la jornada con helados elaborados en el lugar. Una forma elegante de disminuir el intenso aroma a trufas que llena todos los sentidos. La trufa, el oro negro de los bosques europeos, nos vuelve a emocionar en un almuerzo de lujo.

Almorzar o cenar gallinita trufada en el Ópera tiene sus beneficios. El servicio completo para dos personas cuesta sólo $ 28.000, o sea 14 mil por persona. Un valor inteligentemente bajo para un servicio como este y en un lugar Top.

A decir verdad el lector tiene dos posibilidades. Uno: si ama las trufas, este dato es fijo. No puede faltar en su panorama gastronómico. Dos: si aun no conoce el sabor de ellas y desea ampliar sus conocimientos, un lujito como este no puede perderse. Comer trufas es ostentación que se dan sólo los millonarios y algunos conocedores. O sea, imperdible. Eso si, llame por teléfono antes para saber si tienen trufas. Estas llegan de Europa y a veces hay problemas con el traslado de este delicado hongo.

Un placer hedonista. (Juantonio Eymin)


Ópera: José Miguel de la Barra esquina Merced, Santiago Centro, fono 664 3048