miércoles, 6 de octubre de 2010

EL PIRATEO DE LA SEMANA


LA COCINA ARGENTINA

http://www.taringa.net/posts/recetas-y-cocina/3937906/La-cocina-argentina---Gastronomia.html

La cocina argentina puede entenderse como una mixtura cultural entre las influencias indígenas, mediterráneas (ítalo-españolas-árabes) y la variedad de productos agrícolas y ganaderos, que abundan en estas tierras. Es difícil pensar por fuera del asado en otra comida que conjugue más acabadamente la identidad nacional. Sin embargo, su amplitud espacial y la riqueza cultural hacen que la lista culinaria local incluya a muchísimas más preparaciones que la carne al asador.

La Argentina es un país que disfruta de su gastronomía. Son muy comunes –casi mayoritarias- las reuniones en torno a la comida. Las invitaciones a comer suelen ser signos de amistad, calidez e integración. Las reuniones familiares en domingos generalmente son en torno a un asado o un buen plato de pastas.

Otro rasgo que se mantiene es la preparación casera de los alimentos, especialmente cuando se agasaja a alguien, se celebra un acontecimiento o tan sólo para una reunión entre amigos. La tradición de elaborar artesanalmente los alimentos pasa de generación a generación y también es una forma de homenajear a los seres queridos.

Por otro lado, la red de oferta gastronómica está entre las mejores del mundo, ofreciendo una gran variedad de cocinas, precios y sabores. Desde ya que en las grandes ciudades se encuentran exclusivos y elaborados restaurantes que preparan comida internacional. No obstante, también se encuentran bodegones, restaurantes más sencillos, bares y cantinas que presentan una deseable propuesta de platos a precios accesibles.

Las 18 comidas argentinas imperdibles

Asado y achuras: Es imposible no probarlos, porque es, junto con el tango, pura argentinidad. El asado se puede comer en restaurantes o parrillas, o en cualquier casa local, lo que probablemente sea la versión más atractiva ya que se puede observar el ritual de cerca. Lo importante es probar las achuras: mollejas, riñones, tripas, chinchulines son infaltables en cualquier asado.

Pizza con fainá: Son ampliamente conocidas las virtudes de la pizza argentina, la cual sinceramente no debe dejar de probarse. Pero si a una porción se le encima otra de fainá (una masa hecha con harina de garbanzos y aceite de oliva, oriunda de Génova), y se pide un vaso de moscato (un vino dulce), es casi como estar dentro de un tango.

Sándwiches de miga: Según los viajeros entendidos, casi no se consiguen en otros lugares del mundo. La explicación de porqué son tan ricos probablemente trascienda lo racional, pero forman parte de la vida diaria de los locales: como aperitivo o directamente almuerzo y parte infaltable de cualquier cumpleaños o reunión, los sándwiches de miga se merecen la popular aceptación que tienen.

Bife de chorizo con papas fritas: El excesivo bife de chorizo, alto, jugoso y tierno, acompañado de papas fritas, es una experiencia gastronómica imperdible. Es reconocido por su tamaño, así como la pureza de su carne, sin vestigios de grasas. Al ser separado del hueso, antes de cortarse en bifes, tiene una forma entre triangular y cilíndrica, de ahí que se lo denomine “chorizo”.

Matambre: Un plato típicamente familiar. Es un arrollado de carne vacuna relleno con verduras, huevo duro y condimentos. Se lo enrolla y ata con hilo y se hierve en agua. Suele comerse como entrada fría, en rebanadas, acompañado de ensalada rusa (papas, zanahoria, arvejas y mayonesa). Es tan importante para la patria que el escritor Esteban Echeverría escribió, en 1837, la “Apología al matambre”.

Milanesas: Sola, con papas fritas, puré o ensalada, entre panes, frita o al horno, caliente o fría, la milanesa es probablemente el plato que más adeptos tiene. Son finas láminas de carne, empanadas en huevo, pan rallado y condimentos. En general se las prepara con cortes vacunos como nalga, peceto, lomo, cuadril y bola de lomo, aunque también pueden ser de pollo.

Locro: Es el plato nacional por excelencia. Es un guiso, de origen prehispánico y preincaico, realizado con zapallo, maíz, porotos, papa, carne y vísceras vacunas y porcinas, cebolla y condimentos. Está extendido por todo el país y suele consumirse en fechas patrias. Eso sí: por su alto nivel calórico es altamente recomendable consumirlo cuando hace frío.

Puchero: Identifica a la gastronomía argentina pero es una comida típicamente…española. El puchero le debe casi todo al cocido ibérico, hasta el propio nombre. Cuenta Manuel Vicent que así se llama al Cocido Valenciano, comida elegida para el almuerzo de navidad en la posguerra española. Aquí y allá se sigue una fórmula mágica: muchas carnes, verduras, fiambres y menudencias cocidas en un solo caldero.

Empanadas: Se consiguen por todo el país, aunque Tucumán, Salta y Jujuy, al noroeste del país, sean sus referencias más distinguidas. La rellena con carne (y huevo duro, aceitunas, cebolla de verdeo y ocasionalmente pasa de uvas y papa) es la más tradicional, pero hay otros sabores. Suelen venderse por docenas, aunque también son un producto común de elaboración casera.

Alfajores: Los alfajores, tortas, facturas y helados, son una obligación para aquel que pisa Argentina. Para muchos puede resultar empalagoso al principio, pero no hay paladar que se le resista. Y el alfajor, dos galletas rellenas con el dulce y baño de chocolate, es su máxima expresión. Cada región lo manufactura con una impronta propia.

Cordero patagónico: Dicen que por el tipo de pasturas que comen y la libertad con la que se mueven, los corderos patagónicos son una delicia apreciada por nacionales y extranjeros. Al asador, la parrilla o al horno, su carne tierna y de sabor fuerte deja siempre al degustador con ganas de más.

Humita/tamal: La chala del choclo es el envoltorio de un relleno hecho con los granos rallados, tomates, morrones y cebolla. El tamal es una variante que, además, lleva carne y papa. De origen eminentemente indígena, en las provincias del norte (como Salta y Jujuy) son objetos de fiestas y festivales nacionales.

Sorrentinos: Es una pasta rellena, similar al raviol pero más grande y con forma redondeada. El relleno más tradicional es el de ricotta, jamón y muzzarella, pero con el tiempo fueron incorporándose nuevos sabores. La cuestión es que si bien esta pasta lleva un nombre típicamente italiano, fue gestada en un restaurante porteño llamado Sorrento en la década del ´30.

Milanesas a la napolitana: La milanesa es una lonja delgada de carne vacuna (o de pollo) rebozada en pan rallado y frita o cocida al horno. A la napolitana significa que es gratinada al horno con queso, salsa de tomate y jamón cocido. Pero, otro engaño nominal: es una creación del restaurante porteño Napolitano que dicen que allá por 1940 quiso disfrazar una milanesa quemada y dio en la tecla con semejante exquisitez.

Dulce de leche: Argentina y Uruguay son los que más honor le hacen, aunque su origen geográfico sea dudoso y haya, a esta altura diríamos leyendas, que tratan de explicarlo. Un consejo: se puede hacer casero y fácil poniendo a baño maría durante dos horas una lata de leche condensada cerrada. Se deja enfriar, se destapa y el elixir amarronado estará listo para ser consumido.

Facturas: Los panaderos de comienzos de siglo XX eran, mayoritariamente, inmigrantes anarquistas. Y encontraron una original forma de difundir sus ideas y acciones: bautizaron a las facturas con nombres irónicos que aludían a sus enemigos. Así, gracias a su imaginación, hoy en día en las panaderías se pueden comprar cañoncitos, bombas de crema, sacramentos, vigilantes y bolas de frailes.

Los ñoquis del 29: Que no sorprenda si los 29 todos los restaurantes argentinos ofrecen ñoquis. Proviene de uno de los milagros atribuidos a San Pantaleón: agradeció la hospitalidad de unos campesinos, profetizando una buena pesca y cosecha. Ese episodio fue un 29 y por eso se lo recuerda con una comida sencilla, como los ñoquis. Y el colocar dinero bajo el plato simboliza el deseo de nuevas dádivas.

Salsa Golf: Es una mezcla de ketchup con mayonesa típica de Argentina. Dos premios Nobel locales se disputan su creación: uno es Luis Leloir, en el Golf Club de Mar del Plata y otro Bernardo Houssay, frecuentador del Golf de Palermo. Ya sea por aburrimiento o por escasez, ambos decidieron mezclar mayonesa con un nuevo ingrediente: el ketchup. Y dieron con la salsa inseparable de los palmitos o los camarones.