martes, 5 de febrero de 2013

BUENOS PALADARES

LAS CRÍTICAS GASTRONÓMICAS DE LA SEMANA

ESTEBAN CABEZAS (Wikén)
(Enero) ZABO (Dardignac 0191, fono 2737 4523): “Para quien no lo sabe, este sitio concentra su oferta en rolls y coctelería ingeniosa (vale el gasto en taxi). También en su carta aparecen algunos ejemplos de eclecticismo, entre cocina peruana, japonesa y polaca, lo que en este caso no molesta sino que aumenta la diferencia de Zabo.” “Todo impecable, cocina y servicio.” “Un arroz salteado con soya y jengibre, más camarones en este caso (yakimechi, $3.600), en tamaño prudente, y pierogi ($4.900), unos ravioles rellenos de papa y ricota, con cebolla y tocino sobre su superficie. En ambos casos el sabor estuvo OK, aunque el grosor de la masa en uno de ellos era algo excesivo” “Da gusto encontrarse con gente profesional y que, además, mantiene su nivel de calidad.”

SOLEDAD MARTINEZ (Wikén)
(Enero) CHEZ GERARD (Av. Perú 496, Viña del Mar, fono (32) 2697627): “. Luego del agrado de unos locos cortados en lonjas grandes, delgadas y blandas puestas sobre ensalada verde sin aliñar, con pocillos de mayonesa tirando a alioli y salsa verde ($13.000), y para comparar tras los meses que habían transcurrido, volvimos a las machas a la parmesana, esta vez tiernas, muy buenas y con igual abundancia de queso ($7.900), y a la "reineta viñamarina" (entre los pescados de siempre: salmón, mero, atún y congrio, que no había, dejando de lado, como suele ocurrir, a la gran diversidad de nuestras costas). Ahora la cantidad de reineta era impresionante, bajo un exceso de salsa cremosa, con mejores cortes de espárragos, camarones y ostiones, y sin la inoportuna ensalada criolla fría de la ocasión anterior ($7.900). La novedad estuvo en los fettuccine José Miguel, pesada pasta negra y eso sí numerosos y variados mariscos, más algunos bienvenidos vegetales ($8.900).”

PILAR HURTADO (Mujer, La Tercera)
(Enero) JOHNNY ROCKETS (Alto Las Condes, local 2101, fono 2213 9030): “Las bebidas demoraron un buen rato en llegar a la mesa, junto con los milkshakes de chocolate y moca chocolate deluxe. ¡Pucha que son ricos! La verdad es que no soy gringa ni vengo de los años cincuenta (jajajá, ya casi...), pero los milkshakes me transportan a mi infancia. Me encantan, y los de aquí son muy buenos y vienen con un vaso metálico con un poco más... Dos de los niños pidieron el menú ídem, con papas fritas, bebida chica y minihamburguesa y mini-hotdog. Los dos más grandes probaron hamburguesas Smoke House y Bacon Cheddar, que son grandes; yo les robé un pedazo a cada uno y ambas estaban bien ricas, la carne rosadita por dentro, el tocino rico, la cebolla confitada bien hecha. Unas papas fritas bacon queso para compartir estuvieron buenas, y también sorprendentemente rico y bien hecho un BBQ Chicken bacon, de pechuga de pollo a punto con tocino, cebolla caramelizada y queso mantecoso (el original trae cheddar, pero a mi hermana no le gusta y pedimos que lo cambiaran). Sí, fue lento. Sí, pedimos mucho y nunca llegó la bolsita para el doggy bag.” “Claro que barato no es. Dejémoslo como para una vez al año.”

CARLOS REYES (La Cav)
(Enero) ENTRE RIOS (Ruta 5 Sur, Km. 110, Rosario, VI Región): "Rojo púrpura casi eléctrico. Un color así no suele asociarse a la gastronomía, salvo si aparece en un Gravlax de salmón ($ 5.500), y sus delgadas lonjas -aparte de proyectar ese tono improbable-, ofrezcan un aderezo gratamente afrutado tras días y días de marinado de su carne. En resumen, un sabor elegante, paciente y propio del sello europeo del nuevo Entre Ríos. El lugar es especial desde la primera mirada. Aparte de tener la tienda de vinos extranjeros más grande de Chile (al menos en lo que a botellas francesas respecta), y una sala de cata que es un verdadero objeto de deseo, sus dueños apelaron a la experiencia de Franck Dieudonné (Ópera), para aportarle el toque galo a su cocina, como rememorando el antiguo restaurante, que fuera un clásico hasta la década de los ’90 en esa misma ubicación.” “Gratos espacios –hasta para una siesta-, un servicio acorde a la elegancia del lugar y ambientación sobria en tono clásico, dominan un paraje con otro toque exótico para Cachapoal: peruanos. Mucho del personal viene desde Lima y eso, en el servicio y en su apartado de especialidades ad-hoc, se nota. Pero esta vez los tiros fueron por el área clásica y la Pollona al Jerez con Morillas ($ 8.000) con su llamativo sabor de ave alimentada a la antigua, acompañado de una intensa salsa de hongos silvestres, reafirmó ese concepto. Lo mismo que la Trucha Grillada de la Casa ($ 7.500), con una salsa a la naranja que levantó un pescado disfrutado por décadas en la zona.” “No es un espejismo reflejado al final de un camino de asfalto. Es real y vale la pena visitarlo.”

CARLOS REYES (La Cav)
(Enero) LA MAGA (Gerónimo de Alderete 276, Pucón, fono (45) 444 277): “Una grata cerveza local –Pillán, búsquenla- servía de interesante antesala junto a un entrante como el Carpaccio ($ 4.500), pero como llegó congelado en el centro, no se pudo comer. Moraleja: ir por la especialidad, la parrilla, sin rodeos. Eso fue una pequeña decepción, porque un buen restaurante de carnes se mide, además, por lo que rodea a sus cortes a las brasas. Ok, mejor una porción de Morcillas ($ 3.400) de tamaño generoso y piel crocante, con sabor de mediana intensidad porque estaba algo seca, lo que le hizo perder peso en la mesa. Luego apareció el Entrecot ($ 8.900) con esa amplia cobertura grasa de una carne de naturaleza sabrosa. Ahí apareció en parte la especialidad de la casa. En parte, porque su sabor parrillero estaba a la altura, pero no hubo equilibrio de cocción entre ambos costados de la carne. Sí, estaba a punto, pero por un lado estaba cocinado más de la cuenta que el otro. De jugo, poco." "Al final, unos Waffles con dulce de leche ($ 4.200) que no serán esos esponjosos ejemplares famosos en Punta del Este, pero mostraron un grato sabor y un leve toque crocante, que se intuía sobre la generosa capa de manjar que lo cubría. Un final amable para una experiencia que luchó frente a esos detalles que le jugaron en contra a este restaurante, que tiene tradición parrillera en Pucón, pero que en la cancha mostró mucho menos de lo que se esperaba.”