martes, 5 de agosto de 2014

LA NOTA DE LA SEMANA

EL HADA VERDE
(Absenta o licor de ajenjo)

Cualquiera que escuche hablar sobre una Hada Verde, puede pensar que se está hablando de Campanita, ese emblemático personaje volador de Peter Pan. Ella se vestía de verde, un poco más claro, pero al final de cuentas su vestido era verde, con alas por supuesto, pues era un hada. Pero esta vez no hablaremos de Campanita, sino de una más embriagante y además algo alucinante…

El Hada Verde (Fee Verte) como le llaman al Absenta o Licor de Ajenjo, es una bebida que según se sabe, comenzó su historia tras la manipulación química hecha por el médico Pierre Ordinaire durante el siglo XVI, en Suiza, con el fin de lograr una pócima curativa cuya base era una mezcla destilada de anís y ajenjo, la cual ya se le reconocía desde la antigüedad que poseía un gran poder curativo. De hecho es sabido de su consumo durante siglos a través de la existencia de antiquísimos escritos en los cuales se hace referencia y que datan desde el desértico Egipto hasta la Grecia Antigua, donde era utilizada como cura para la malaria e ictericia (exceso metabólico de bilirrubina) gracias a sus poderes tánicos.

Pero a pesar de que se le creía de gran poder curativo, el consumo de la absenta en exceso terminaba aplacando el proceso corporal normal de absorción del hierro y de las proteínas por el cuerpo provocando severos daños, tanto en la piel, dada la ruptura celular que provocaba, así como por las serias afecciones hepáticas que causaba, aun siendo un antioxidante por excelencia.

Con la muerte de Ordinaire, su familia siguió explotando la pócima comercialmente, hasta que es adquirida por dos señoritas de apellido Henriod quienes a su vez se la vendieron en 1805 a un comerciante de nombre Henri-Louis Pernod, quien abre la primera destilería de absenta llamada Pernod Fils, en Francia, país desde donde se extiende el consumo y fama a todo el mundo debido al interés mostrado por los artistas y bohemios que pretendían expandir su pensamiento e ideales de forma masiva tras la llegada del siglo XX.

Convirtiéndose en una bebida de moda en los bares y sitios de reunión de lo que podríamos considerar eran los dueños de la movida cultural en la época, alcanzó pronto la fama de ser un recurso efectivo para ser más creativos, algo no muy alejado de la realidad pues la Tuyona, principal componente de la bebida y de la cual deriva su sabor característico es también un alcaloide psicoactivo (en conclusión la composición química del ajenjo es muy parecida a la de la marihuana). Razón por la cual era altamente adictiva y por lo que el Estado francés procede a prohibir el consumo en el año 1915.

De esta generación bohemia y no tan bohemia, se cuenta que eran asiduos bebedores del hada verde escritores de la talla de Oscar Wilde y Hemingway, quien según bajo los efectos alucinógenos de la bebida se atrevió a torear una vez y le llamaba Alquimia Liquida. Otros, como Toulouse-Lautrec, Víctor Hugo, Baudelaier y Edgar Alan Poe, quien alucinando con ella, en vez de ser un hada quien tocaba a la puerta de su cuarto, lo comienza a intimidar un cuervo durante la soledad de la noche; o pintores como Degas, Manet y Vincent Van Gogh de quien se dice tuvo el valor de cortarse la oreja embriagado con la bebida o el mismísimo Pablo Picasso quien según los bromistas de la época comenzó a pintar garabatos tras comenzar con su consumo.

Hoy en día el consumo del licor de ajenjo no es del todo legal en buena parte del mundo. Su fabricación comercial no obstante, continúa normalmente en ciertos países donde es bien controlada la producción, pero es la venta y fabricación ilegal es la que más aletea alrededor de quien la busca furtivamente, pues sus presentaciones artesanales por lo general son más fuertes en sus proporciones de alcohol y la presencia de la Tuyona es aún mayor, para que así sus efectos alucinógenos sean más poderosos.

Sobre la forma de beberla se han escrito tantas formas como autores puedan existir, pero la más clásica según los puristas es colocar encima de una copa con el licor servido, una cucharilla perforada sobre la cual se coloca un terrón de azúcar y se procede a verter agua muy fría lo cual produce que la bebida se torne de un color blanquecino o louche (leche), a medida que el terrón de azúcar se va disolviendo. Aunque este efecto se produce realmente por la reacción del licor en contacto con el agua helada, al final se remueve un poco y entonces se está ya listo para pasar cruzar la puerta.

Así que de color verde oscuro, aunque se pueden encontrar presentaciones en color azul y con una graduación alcohólica que puede estar entre el 70% y el 89.9% de alcohol, esta bebida de aroma penetrante y de sabor amargo sigue siendo todo un misterio para los que buscan encontrarse con su embrujo, y muy peligrosa para todos aquellos que quieren volar en exceso.

Y volar con la fauna fantástica de los bosques encantados, no todo el tiempo es muy seguro. (JAE)