Entre fuente de soda y restaurante
Si hasta hace poco la propagación de farmacias era uno de los fenómenos más comentados en temas de construcción comercial, hoy los strip center encabezan la lista. No es necesario hacer un estudio para percibir que la edificación de estos centros comerciales han aumentado de forma significativa en todas las comunas del Gran Santiago convirtiéndose en un negocio que sin duda seguirá cambiando la cara de los clásicos barrios que mantenían los tradicionales almacenes y que hoy, se están transformando en pequeños polos que ofrecen minimarket, comida, las infaltables farmacias y un sin fin de otras alternativas como peluquerías y gimnasios. Por ello, no extrañé que en uno de ellos, ubicado frente al Museo de la Moda, se instalara el Danés, la nueva apuesta gastronómica de Cristián Pérez, propietario de la cadena Sakura (1997), quien estudió un modelo diferente para una sanguchería y fuente de soda con valor agregado.
Si bien el
primer piso del Danés tiene la concepción típica de una fuente de soda, con un
gran mesón y taburetes ad-hoc; el segundo es un comedor hecho y derecho que por
estos días se hace pequeño para recibir un ávido público que se entusiasmó con
esta propuesta, donde si bien los sánguches son su leitmotiv, muchos van por
sus platos, llenos de enjundia y sabor.
Acá valen
las calorías. Salvo media docena de ensaladas para las féminas que cuidan su
anatomía, el resto es definitivamente para los amantes de las grandes
porciones. Excelentes crudos, ricas empanadas de queso y pino fritas, mejores
sánguches al plato y buen surtido de cervezas y vino. El Danés va en camino a
tener más sucursales. Buena idea y buen logro. Sin embargo les recomiendo que
antes de aumentar sus locales, es necesario solucionar los cuellos de botella
que se producen en la matriz. Aún no han solucionado el problema de la atención
a la hora de almuerzo, donde todos llegan a la misma hora y se produce un
pequeño pero verdadero caos. El modelo es bueno, pero una planilla Excel no es
todo en un negocio gastronómico. Y los detalles no los corrige un computador.
En el piso superior –donde se sirve a la mesa- falta coordinación entre el
personal de sala y la cocina (un hecho que presumiblemente no molesta, pero
altera la buena convivencia) son detalles que no hay que dejar de lado ya que
el modelo es bueno y mejor de lo que se pueda pensar. Precios adecuados y buenos
aciertos hacen del Danés una opción más que valida a la hora de pensar en algo
más allá de un sánguche. Bien valdría la pena gastar unos pesos para mantener
servilletas –aunque sean de papel, pero más grandes y absorbentes- en el
segundo piso. Lo que abunda, no daña. Abren todos los días del año y los niños
son bienvenidos ¿Qué más pedir?
Danés, Av. Vitacura
4607, local 2 / 2 2954 3140