martes, 27 de junio de 2017

BUENOS PALADARES


CRÓNICAS Y CRÍTICAS
DE LA PRENSA GASTRONÓMICA

LAS ÚLTIMAS NOTICIAS
RODOLFO GAMBETTI
(JUNIO) CATEDRAL (José Miguel de la Barra 407 / 2 2664 3048): “En vez de su exclusiva gallina trufada que embelesó hasta hace poco a sibaritas, hoy hay picoteos compartidos (comen tres), como su “carne a la campesina”; sabrosa sorpresa de reencontrar por $9.800 un guachalomo muy tierno, con legítimas y gustosas churrasca (pan rústico), palta y su porción de pebre, que no tienen nada que envidiar a la etapa anterior. Comida evocadora y familiar, pero tan satisfactoria como un ossobuco con spaghetti verdes, un plato de riñones al jerez con arroz blanco y salvaje, o una trucha en mantequilla, que también figuran en carta. Con música viernes y sábado, que es su momento que implica a veces cierta espera. En semana atrae a vecinos y turistas a la hora de almuerzo. En la noche amigos compartiendo: lo típico son grupos de 8 a 10 personas.”

 
MUJER, LA TERCERA
PILAR HURTADO
(JUNIO) JOHNNY ROCKET’S (Alto Las Condes, Kennedy 9001 local 2101, Las Condes / 22213 9030): “En nuestra mesa el pedido de todos fue hamburguesas, con ensalada o papas fritas como acompañamiento. Estas últimas me decepcionaron, hubiera esperado mejores papas fritas, a la altura de los milkshakes, y estas no estaban bien logradas, venían un poco frías y lacias. Las hamburguesas, con toda la competencia de este tipo de locales que existe hoy en Santiago, también me decepcionaron: secas y apretadas. El pan me pareció bien, el tomate y la lechuga estaban frescos, pero de un restaurante gringo cuya especialidad son las hamburguesas esperaría mucho más.” “…por el precio pagado podría haber ido a alguna cadena de comida más rápida y el bolsillo me hubiera dolido menos, ya que la calidad recibida no estaba a la altura del precio pagado.”

 
WIKÉN
RUPERTO DE NOLA
(JUNIO) ECCOLO QUA (Condell 621, Providencia / 22222 2098): “Comenzamos con dos antipasti: unos siete champiñones de París grandecitos, rellenos con una pasta de ricotta y prosciutto ($5.900), muy católicos, aunque nos hubiera gustado que el prosciutto tuviera mayor presencia: champiñón y ricotta solos no llaman mucho la atención. Y, al lado, una mozzarella in carrozza ($4.900), agradable pero heterodoxa: el plato original consiste en un sándwich de mozzarella en pan de molde, que se pasa por batido de huevos para sellar el contenido, y luego frito: el resultado es una mozzarella que, como debe ser, se derrite espectacularmente. Pero aquí, no: eran trozos de queso apanados y fritos (u horneados; estaba tan sequita la fritura que nos bajó la duda), no particularmente derretidos.” “En cambio, los ravioles Giulietta ($9.900) fueron un total acierto: con pera y mascarpone, muy, muy buenos, aunque de nuevo, la salsa de nueces resultó tan "fina", que podría no haber sido de nueces. Panqueque celestino de buena factura, pero, también este, en "tono menor". Una trattoria es lugar popular, y el pópulo aprecia sabores francos. Potencia organoléptica es lo que falta. Tomen nota.”

WIKÉN
ESTEBAN CABEZAS
(JUNIO) OPORTO (Isidora Goyenechea 3477 / 22378 6411): “Primero, un atún sellado ($13.600) sobre una textura de pastelera y un goteo de albahaca que se complementaba con otros sabores distribuidos en el plato. Fue el momento Instagram de esta experiencia, como lo habría sido un pulpo frito ($13.500), blandito, montado sobre una suerte de chalaca y con un suave puré de zapallo, igual de armónico. Pero el octópodo, cubierto de una lograda textura crujiente semejante al tempura, venía tibio tirando a frío. Para seguir con el infortunio, un acompañamiento que se ofreció gentilmente como un Trío de texturas de yuca ($3.700) venía con solo dos. Dos croquetas fritas, nuevamente tibias, con unos montoncitos de puré tosco. Rico, rico todo, pero la amenaza de unos supuestos chips que completaban el número no se cumplió.”