martes, 27 de junio de 2017

LA NOTA DE LA SEMANA


 
EL PODER DE UN DESEO
Cada vez que nos ha tocado asistir a la entrega de un deseo que hace la fundación Make a Wish, la emoción embarga. Sin embargo es tan fuerte lo que se vive, que en varias ocasiones hemos preferido obviar las situaciones y mirar de soslayo la presentación. Para los que aún no conocen esto de Make a Wish, les contamos que su principal función es entregarles un deseo a niños entre 3 y 18 años que padecen enfermedades de alto riesgo o una condición médica que amenace sus vidas. Ahí nos encontramos con esas palabras que nunca nos agradaría escuchar: cáncer, leucemia y la maldita palabra “terminal”. Esas que duelen y que por no ser parte de nuestras familias, las vemos lejanas y muchas veces poco nos importan.

Con presencia en 36 países del mundo, Make a Wish tiene una sede en Chile. Un grupo de esforzados voluntarios trabajan todo el año para cumplir los deseos de estos pequeños que seguramente no llegarán a convertirse en adultos. Lo que piden es poco: un perro, un computador, una bicicleta, conocer a un artista o algún jugador de fútbol, ser un superhéroe o una modelo. Son niños que quieren vivir pero íntimamente saben que no será así.

El poder de un deseo es importante, ya que más allá de cumplírselo, muchos niños mejoran sus condiciones médicas y siguen adelante un tiempo más. Pero cada día los deseos se suman y si bien los ejecutivos de Make a Wish en Chile logran conseguirse la mayoría de los “deseos”, la fundación requiere dinero en efectivo para las producciones y los anexos que se requieren para entregar estos regalos. Por ello en el mes de agosto se realizará el programa Wish Dish, algo así como el plato del deseo, donde algunos restaurantes se comprometen a entregar un pequeño porcentaje de las ventas de un plato que ellos elijan, con la finalidad de financiar los sueños que la fundación.

Como Lobby es mayoritariamente lectura del mundo gastronómico, nos encantaría que Make a Wish sume muchos restaurantes. Posiblemente ésta sea la forma de devolverle la mano al país, a través de una fundación que se preocupa de quienes nosotros no nos preocupamos. Ya sea un restaurante adherido a este “plato del deseo” o consumiéndolo en alguno de los restaurantes que lo ofrecerán, se estará cumpliendo con el objetivo de la institución, que es recolectar recursos para hacer felices a los niños enfermos. (JAE)