martes, 13 de febrero de 2018

DE BEBISTRAJOS Y REFACCIONES


 
VINOS Y MÁS EN EL VALLE DE ACONCAGUA

 Karla Berndt

Algo más de una hora dura el viaje al Valle de Aconcagua donde una gran variedad de opciones para disfrutar esperan al visitante, desde caminatas y cabalgatas hasta sitios patrimoniales de carácter histórico y religioso… además de los vinos de esta tierra, privilegiada por su particular clima.

“El río Aconcagua irriga el valle con sus aguas cargadas de nutrientes asegurando la fertilidad de la tierra; las grandes variaciones de temperaturas entre el día y la noche favorecen una maduración única de la uva”, explica Mauro von Siebenthal, quien llegó hace 20 años desde Suiza a Chile para fundar su viña homónima de 30 hectáreas. Pertenece a la Asociación Viñateros de Aconcagua (www.aconcagua.wine) fundada en 2016, igual que las viñas Escorial, Flaherty Wines, In Situ, Peumayén y Sánchez de Loria, todas familiares y en gran parte premiadas por la guía internacional Parker & Suckling, alcanzando notaciones entre 90 y 99 en una escala de 100.

“Aquí los viñateros damos el tiempo al vino para madurar: comúnmente envejece uno o dos años en barricas de roble y luego reposa medio año en bodega antes de su comercialización. La pasión produce grandes vinos”, recalca von Siebenthal. A modo de ejemplo: para lograr la cantidad de vino que anualmente produce Concha y Toro, su viña se demoraría 1.400 años…

En una preciosa sala de su casa patronal degustamos algunos vinos que confirman lo dicho: el Von Siebenthal Montelig Ensamblaje 2010 (en rigor, la botella número 7.660 de un total producidas de 8.931); el Flaherty Blend Reserva 2015, que maduró durante 16 meses en barricas; el Spaghetti Blend de In Situ – 60% Cabernet Sauvignon / 40% Sangiovese – con aromas profundos a frambuesa y frutas rojas; de Peumayén (lo que significa “Lugar Soñado”), el  Gran Reserva Carménère 2014, ideal para acompañar carnes rojas y quesos; de Sánchez y Loria – esta viña existe desde 1890 – el Cabernet Sauvignon 2015; y del viñedo de Escorial a una altura de 1.600 metros, el Cornisa Premium Syrah - Malbec 2015, con crianza de 14 meses en barricas y guarda en botella por 6 meses.

Después disfrutamos de un rico almuerzo en la Viña Escorial – obviamente con vino que esta vez no termina en la pelela; ciertamente tampoco el vino licoroso tipo Oporto de 2014, que está a punto de ser comercializado.

Entonces, partimos a San Felipe. Acá visitamos el conjunto patrimonial Buen Pastor con su impresionante iglesia que data de 1879; el Museo de Arte Sacro y Costumbrista, inaugurado en 2005 y siendo la primera casa fundada por la Congregación Nuestra Señora de la Caridad del Buen Pastor en Sudamérica; y, por último, disfrutamos de un descanso en el precioso parque con sus seculares palmeras y paltos.

De ahí sigue nuestro tour a San Esteban, donde subimos a la cumbre de un cerro isla en cuya cima se aprecia un conjunto de bloques rocosos con petroglifos, elaborados por las poblaciones locales entre hace 1.000 y 450 años. El Parque Arqueológico Paidahuén, además, ofrece una vista panorámica al valle, a la ciudad de Los Andes y a la cordillera.

El día termina con una cena en La Casa Mardones en San Felipe, edificada a fines del siglo XVIII y hoy sede del Club Social de la ciudad. Participamos de la fiesta “Luz y Vino”, realizada por la Asociación de Viñateros de Aconcagua, donde se ofrecieron artesanías, productos típicos de la zona y vinos de todas las producciones aconcagüinas.

Finalmente, descansamos en Inca Hoteles Los Andes, que ofrece cómodas habitaciones decoradas en estilo clásico-moderno con toques de la cultura incaica. Cuenta con el restaurante Mikuy con gastronomía internacional, cafetería, bar, salones para eventos, business center y una linda piscina exterior. Una excelente opción para quedarse en este hermoso valle, durante su viaje a Mendoza, o sólo para salir un fin de semana de la capital para disfrutar de “vinos y más”. (KB)