martes, 9 de octubre de 2018

LA COLUMNA DEL ESCRIBIDOR


 
HARD ROCK CAFÉ
Juicios y prejuicios

Existe un cierto desprecio de un grupo de intolerantes que tienen suficientes conocimientos gastronómicos, hacia todo tipo de negocios gastronómicos que provienen de los Estados Unidos. Mejor dicho, disparan contra cualquier marca que esté relacionada con la cocina “imperialista” y niegan haberse sentado en algunas de sus mesas alrededor del mundo. Un prejuicio que realmente poco importa a los propietarios o franquiciadores, ya que las ventas de este tipo de negocios han estado durante años en alza y nada detiene su crecimiento. Ni las colas de ratones en los McDonald’s o los escupitajos en los KFC, pasando por los malísimos cafés del Starbucks, lo mal que le fue a los Denny’s y lo nefastos que son los fast food gringos.

Como la vida tiene más vueltas que una oreja, la semana pasada y atraído por un nuevo menú que me enviaron por mail, entré por primera vez al Hard Rock Café, la franquicia chilena de este gigante norteamericano (dicho sea de paso, de propiedad de la tribu aborigen Semínola), pensando más allá del rock pesado o de la música en vivo que frecuentemente se toma el escenario del lugar. Fui a mediodía –más tranquilo- con la finalidad de compenetrarme con la cocina del lugar. La oferta era conocer los nuevos platos que están a la venta al mismo tiempo en todos los locales de la cadena en 63 países del mundo.

De ellos, un poker de ases como su Bourbon glazed baby back ribs: un sabroso y suculento costillar de cerdo ahumado, sazonado y fusionado con una nueva salsa americana de Bourbon + BBQ, servida con papas fritas, ensalada coleslaw (repollo y zanahoria), y macarrones con queso, un plato tan contundente que se necesitan al menos tres personas para dejarlo limpio. Si bien su precio es alto (19.990), al ser para compartir, su valor promedio baja considerablemente.

Si las costillas son un poker, cuatro reinas de corazones podrían ser las fajitas de pollo marinadas en tequila y jugo de limón, con pimientos rojos, choclo asado, jalapeños y cebollas asadas (11.990). Al igual que el caso anterior, un plato para compartir y disfrutar.

Para acompañar, una serie de cócteles al estilo norteamericano donde manda la decoración y el jugo de frutas. Sin ser prejuicioso, el cóctel norteamericano no es de mi agrado, así que, existiendo la posibilidad de beber una copa de vino, incliné mi balanza a lo conocido.

Juvenil y atento servicio. No podría ser de otra manera ya que acá mandan los jóvenes, el rock y la fantasía. El lugar es amplio, cómodo, luminoso y sin estridencias (a mediodía). Todo en grandes porciones, el pie de manzana y canela es uno de los postres más solicitados (acá le llaman fresh apple cobbler) y acá lo acompañan con helado de vainilla y caramelo.

Escasamente algunos millennials podrían leer estas crónicas ya que mi público lector es de otra generación. Sin embargo, recomendar a los mayores una visita al Hard Rock Café no es una locura. Vaya a mediodía y sorpréndase con la cocina de este lugar típico norteamericano. Muchos lo asocian con el fast food o lo que acá llamamos comida chatarra, pero en esta cocina tienen algo que decir y que va mucho más allá de las hamburguesas o el pollo frito. Así, los juicios y los prejuicios acerca de la cocina gringa serán bastante más sinceros. (JAE)

Hard Rock Café: Costanera Center, Nueva Tobalaba 0412, Nivel 1, Providencia / 22618 9612