LEYES Y MÁS LEYES
Normas y más normas
Pareciera que al Gobierno y a nuestros legisladores les molesta terriblemente que el pueblo goce de sus libertades personales. Y para ello nada mejor que atacar y legislar sobre asuntos copiados de otros lugares del mundo. Ahora les ha dado con el tabaco, con los alcoholes y contra el Súper Ocho. Quieren etiquetar el vino como nocivo cuando ellos frecuentemente se ven bebiendo en todos los lugares. Quieren establecer mecanismos para parar las tragedias de los conductores que beben alcohol, a los fumadores que están más pasivos que nunca y quieren, de la noche a la mañana, parar el consumo de calorías en los colegios. Todo ello está bien. Todo es posible lograr con el tiempo. Todo sea por la buena salud de nuestros coterráneos. Sin embargo, y casi a escondidas, aparece un decreto que le da el visto bueno a la producción de transgénicos en nuestro país. Y eso es de doble perfil.
Doble, ya que sacar una patente de alcoholes en un nuevo restaurante donde los propietarios han invertido al menos medio millón de dólares, es para las autoridades una nimiedad. Doble perfil ya que pueden pasar un año (a perdida) cuando se sabe que un restaurante sin alcoholes es algo anti natura. Es cierto que muchos no beben, pero ello no es frecuente en nuestra sociedad.
Nuestras leyes están viejas y obsoletas. Para sacar hoy una patente de alcoholes hay que tener un visado de la junta de vecinos. ¿Alguien sabe qué es eso? ¿Alguien se acuerda qué es una junta de vecinos? ¿Retrocedemos a los años 70?
Si queremos ser un país turístico y superar las barreras del subdesarrollo en este aspecto, hay que cambiar las estructuras. Hay que cambiar la ley. ¡No se puede!, dirán muchos. Pero si nuestros legisladores son capaces de cambiar leyes del tránsito, del tabaco y del súper ocho, también es posible modificar las estructuras de una veterana ley de alcoholes que tiene en la cuerda floja a muchos emprendedores del país.
Nos encantaría ver a los dirigentes de la gastronomía y de la hotelería en esta cruzada. Chile, hoy por hoy, es un país en vías de tener un turismo organizado y de buena calidad, pero estamos poniéndonos algo musulmanes en el trato.
Y eso perjudica a nuestro exiguo turismo