Vengo llegando de un viaje a la Patagonia chilena y como todo ser humano bien informado, traté de involucrarme en esta canción de la Patagonia sin Represas, que durante años ha machacado nuestros oídos. Y lo que escuché no deja de ser cierto. La primera verdad es la superficie que se inundaría si el proyecto es viable: un mínimo porcentaje de tierras que incluso los colonos creen que podría ser favorable para nuestro turismo. El problema para ellos es el traslado de la energía.
Las famosas torres y el impacto dramático a la naturaleza prístina de la región. Y ahí comienzan las contradicciones. La mayoría de mis entrevistados plantean el cableado subterráneo y subacuático. Los montos de la inversión son absolutamente mayores pero creo que es la única solución posible ya que los propietarios de los terrenos por donde supuestamente pasarían las torres, no aceptarán que le doblen las manos.
La Patagonia chilena es algo que debemos cuidar para las futuras generaciones y no podemos quedarnos de brazos cruzados viendo cómo destruyen el panorama de uno de los lugares más aislados del planeta.
Con las torres tendremos muchísima energía, pero poco turismo ya que una de los atractivos de la región es indudablemente su paisaje.
Las famosas torres y el impacto dramático a la naturaleza prístina de la región. Y ahí comienzan las contradicciones. La mayoría de mis entrevistados plantean el cableado subterráneo y subacuático. Los montos de la inversión son absolutamente mayores pero creo que es la única solución posible ya que los propietarios de los terrenos por donde supuestamente pasarían las torres, no aceptarán que le doblen las manos.
La Patagonia chilena es algo que debemos cuidar para las futuras generaciones y no podemos quedarnos de brazos cruzados viendo cómo destruyen el panorama de uno de los lugares más aislados del planeta.
Con las torres tendremos muchísima energía, pero poco turismo ya que una de los atractivos de la región es indudablemente su paisaje.