martes, 1 de enero de 2013

DE BEBISTRAJOS Y REFACCIONES

Cambio de mando en El Cid:
“LA COMIDA ES COMO UNA MUJER”

Karla Berndt

Durante décadas, El Cid permaneció como uno de los restaurantes más destacados de nuestro país. Su secreto: la mano experta de su chef ejecutivo, Joseph Gander, quien por casi 25 años estuvo a la cabeza de la exitosa cocina del Hotel Sheraton en Santiago.

Ahora llegó el cambio de mando: asumió Gustavo Maurelli, un uruguayo “trucho”, como el mismo se califica, por haber vivido y estudiado en Canadá y recorrido desde Japón y la India hasta las Islas Caimán e Italia. Claro que la invitación a degustar su nueva propuesta gastronómica causa muchas expectativas. Y claro que la presentación de los platos expuestos en un mesón, muy llamativos por su colorido diseño, motiva a sacar las primeras fotos. “No se trata de una cocina en particular sino de MI cocina, con influencias de todos los lugares que  recorrí”, explica Gustavo. “Me gusta mucho mezclar sabores y colores. Comemos primero que nada con los ojos - ¡la comida es una mujer!”, subraya. “Yo puedo ser muy bueno, pero sin mi team soy nada. Es por eso que, por favor, no me saquen fotos sin mis colaboradores”, insiste.

Después de diferentes cortes de pan con una mantequilla “con sabor a chardonnay”, llega la primera entrada fría: ensalada de mozarrella con aceitunas esféricas en dos variedades, un plato que sorprende y dará de hablar.

Sigue langosta chilena sobre mousse de pimentón con mango y helado de palta, otra combinación de sabores y texturas que no deja indiferente a nadie.

Más entradas: strudel tibio de centolla con salsa de morrón amarillo, y crêpe de calabaza sobre salsa de mantequilla y salvia, ambas preparaciones de factura perfecta.

A la sopa de champiñón japonés (shiitake), muy aromática, le viene muy bien un sorprendente raviol de salmón, y para limpiar el paladar y reemplazando el común sorbete, un Pisco con “caviar de melón verde en suspensión”.

Como reminiscencia de los años que Gustavo Maurelli pasó en las cocinas asiáticas, el primer fondo incluye marcados acentos del lejano oriente: filete de corvina en confit asiático de castañas de cajú. La Cataplana de mariscos – langosta, ostiones, pulpo, calamares, almejas y chorritos en caldo de tomate con vino blanco y champiñones, cocido en una olla especial de cobre, saca aplausos, no solamente por su sabor sino también por  la presentación colorida y muy vistosa.

Entre la oferta de Pasta & Risotto probamos un perfecto raviol de langosta servido con crema de azafrán y Grand Marnier,  y un atún sellado a su punto en costra de amapola, acompañado de un risotto de betarraga que le da un dulzor espectacular a este gran plato.

Sigue la tanda de exquisiteces con el turno de las carnes: chuleta de cerdo con curry de repollo crespo, aromatizado con comino y glacé de tamarindo; y un carré de cordero en su punto exacto con mollejas en jus natural y ragout de vegetales.

Por suerte que esta degustación gigantesca llega en porciones pequeñas, como dice el nombre, para “degustar”. Así queda afortunadamente algo de “espacio” para los postres: arrollados de primavera rellenos de mango, con helado de coco; crème brûlée con limón de pica, compota de frutos del bosque y helado de mango, y – para mi uno de los puntos culminantes del menú - Tiramisú del Chef con helado de chocolate blanco, una receta que Gustavo guarda hace 17 años y que fue “la razón para haber conocido a mi mujer”...

Un cambio de mando siempre implica un quiebre. La cocina de Gustavo Maurelli no es comparable con la de Joseph Gander. Es diferente, tan diferente como lo son dos Gran Reservas de dos cepas. De lo que si estoy segura es que con este nuevo Chef, El Cid quedará también ahora entre los restaurantes más destacados de Chile. Y esto merece un gran aplauso.

Restaurante El Cid
Sheraton Santiago Hotel & Convention Center
Av. Santa María 1742; Santiago, Providencia
Teléfono: 2233 5000
Precio promedio Menú (sin vinos): 35.000 p/p.