LA PRIMERA VEZ QUE LO HICE
(HISTORIA DE AMOR CON UN MATE)
Paco Nadal. El País, España
La primera vez que lo hice ella rozó mis
labios y sentí una quemazón horrible. Era mucho más áspera de lo que imaginaba.
Fue un contacto amargo, necesariamente breve. De primerizos.
La verdad, siendo ella tan famosa como
era, tan querida por tanta gente, esperaba de aquel primer contacto un beso
nacarado, una pasión sin retorno, un sabor dulzón que explotara en la boca y
azotara hasta la última de mis neuronas con un latigazo de placer. Quería que
aquel primer contacto carnal me hiciera caer rendido a sus encantos. Pero no
ocurrió así.
La primera vez que lo hice (beber yerba
mate) ella me quemó los labios y me heló el corazón. Ocurrió el otro día, entre
copa y copa, rodeados de viñedos y con nuestros cuerpos inundados por el sol
hospitalario del verano austral. El escenario perfecto para una bonita historia
de amor. Pero no hubo feeling.
Lo reconozco, voy a tener que probar
muchas más veces la yerba mate para aficionarme a ella. Que me perdone
Argentina. Pero no es un sabor fácil para novatos. El mate es amargo y fuerte;
cuesta acostumbrarse a su peculiar sabor. Además, se bebe tan caliente que si
no vas advertido la primera vez te abrasas los labios.
Lo que si me encanta del mate es el
ritual que lo envuelve. Y su significado -mucho más allá de una simple bebida-
para los argentinos. El mate es la bebida social, el signo de identidad, el
regreso a casa, aunque estés a miles de kilómetros de ella. Lo primero que echa
un argentino a la maleta es el porongo, la bombilla y el paquete de yerba mate.
El cepillo de dientes y el pasaporte se le pueden olvidar; el mate, no.
Prometo seguir intentándolo hasta
seducirla. Esta historia de amor va a terminar bien. No soy de los que se
rinden fácilmente ante un primer no.
Manual rápido de supervivencia
los que no tienen ni idea de
cebar y beber mate:
- Añada la yerba al porongo y voltéelo tapándolo
con la palma de la mano para quitarle el polvo y que no se bloquee la bombilla.
- Eche el agua por el pico del termo
sobre la bombila, nunca directamente sobre el porongo para que no se moje toda
la hierba. (Agua a punto de hervir e idealmente guardada en un termo)-El primer mate lo toma el que lo ceba.
-Termine siempre el porongo entero, no se le ocurra pasarlo a medias.
-Páselo siempre con la bombilla mirando al que lo recibe.
-Nunca diga "gracias" cuando se lo pasan, significa que ya no quiere más.
-Y sobre todo.... ¡¡¡NUNCA AGITE O REMUEVA LA YERBA!!! Lo delatará como un perfecto novato.