martes, 20 de mayo de 2014

BUENOS PALADARES

CRÓNICAS Y CRÍTICAS
DE LA PRENSA GASTRONÓMICA    

QUE PASA
DANIEL GREVE
(MAYO) QUÍNOA (Av. Luis Pasteur 5393, Vitacura, fono 2954 0283): “Dejó de ser un castigo. El incomprendido y poco valorado cochayuyo desde hoy es un premio. Y es que la cocinera Sol Fliman supo darle en su restaurante Quínoa una nueva y justa vitrina. El Tártaro de cochayuyo ($4.100) viene en forma de timbal, picado muy pequeño, junto con perejil, pimentones, zapallo italiano y zanahoria, todo muy bien aderezado con un limón que complementa su sutil sabor a mar. Al costado, ensalada de verdes, betarragas y aceitunas negras descarozadas, de muy buen sabor. Y una nueva textura llega de la mano de unos modernillos cubos de tomate, hechos con agar-agar, de manera que se agrega una textura gelatinosa pero firme, y sigue siendo un plato apto para veganos. Todo aquel que vivió alguna vez un desencanto con las algas, ahora tiene una excusa para enamorarse.

MUJER
PILAR HURTADO
(MAYO) 99 (Andrés de Fuenzalida 99, Providencia, fono 2335 3327): “Un espacio pequeño pero cálido y ondero, con mesas en la calle, una cocina dentro como protagonista y algunas mesas interiores. Llegamos con una amiga pues nos lo habían recomendado. 99 no funciona con carta, ni siquiera en su web, ya que cocinan diariamente según lo que encuentran en el mercado.” “El menú permite elegir entre dos entradas, dos fondos y dos postres, así que la tarea fue fácil: ¡uno de cada uno! Entrada: ensalada de betarraga con manzanas y yogur, donde la betarraga lucía moradísima, como vitrificada, muy bonita A mi amiga le encantó; a mí me pareció precioso, pero me gustó más mi sopa de papas con hilos de puerro frito. Una cosa exquisita. De fondos, carne a punto con medio tomate asado, puré de cebolla y un ají amarillo relleno de queso de cabra, apanado y frito, buenísimo. Mi plato fue un guiso casero de lentejas con tocino, muy sabroso. La chica que nos atendió resultó superamable al explicar el sistema y supereficiente en su atención. De postre: un miniberlín con un helado de guayaba alucinante…” “Me encantó el concepto, la sencillez para ofrecer y preparar alta cocina sin pretensiones ni ampulosidades. Sin duda, me repetiré este plato muy pronto.”

WIKÉN
ESTEBAN CABEZAS
(MAYO) SIGNORE (Vitacura 2615, fono 2717 9985): “Para picar, aunque había tablas, se optó por compartir una ensalada. ¿Por qué? Porque traía rodajas grilladas de berenjenas y zapallitos, con pasta fría (algo recocida, sorry) y dos mozzarellas con albahaca y tomate cherry (bufalada di pasta, $8.500), una partida algo más leve antes de la pasta pura y dura.” “De fondo, unos sorrentinos de osobuco pesceto gloriosos ($7.500), reforzados en su sabor intenso por una generosa salsa bolognesa. Un plato hecho en el cielo. Y una pizza que se pidió por lo extraña, para ver si era un fallo o un hallazgo: la Zapallar ($7.200), con puré de zapallo, poquito, y sus trozos de mozzarella, nuevamente, como islas sobre esta pizza color desierto. Contra todo prejuicio, no quedó nada en el plato. Y así ocurría también en otras mesas, donde la tónica era un ciudadano y su pizza destinada a morir enfrente.” “Por todo esto, raya para la suma: unas ganas tremendas de probar las otras pizzas y pastas rellenas. Y, pese a no ser un restaurante de mantel largo, se nota que cuidan su estilo como si lo fueran.”

WIKÉN
RUPERTO DE NOLA
(MAYO) LA PETITE FRANCE (Camino a El Volcán 16096, pasado Guayacán): “Después de un espartano plateau de fromages ($4.000; deliciosa cebolla acaramelada), probamos una fricassée de champignons ($4.500), correcta, cremosa (hubiera sido mejor con una variedad de hongos). Luego, magret de canard ($9.200), acompañado, en pocillo aparte -como temiendo la audacia- de salsa de lúcuma, que hace de este plato una delicia, réplica de la que Jean Paul Desmaison sirve en La Cofradía, en Lima; solo que Desmaison sirve realmente magret: tajadas de pechuga de pato con su borde de grasa, en tanto que acá sirven cubos de carne desgrasada, sin sabor a pato (en otras partes están cometiendo el mismo error; creerán que a la gente no le gusta el corte con grasa; si es así, no lo llamen magret y sabremos a qué atenernos).” “La sorpresa, en esta cocina más bien mediocre, fue la entrada de flan de ostiones ($5.300), rodeado de magnífica salsa hecha con coral del marisco: no recordamos una preparación de coquilles St. Jacques más fina y espléndida que esta. He aquí la verdadera razón para "desviarse" a este lugar. Y pensamos que, si pusieran en los demás platos el mismo rigor y cuidado, sería este un restorán excelente. Claro que hay que sacar bien las cuentas: recorrer toda la horrenda avenida La Florida para venir a disfrutar solo este flan...”

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RODOLFO GAMBETTI
(MAYO) ONE (BordeRío, local 10, Escrivá de Balaguer 6400, Vitacura, fono 2219 0325): “…su particularidad es que tiene precio fijo, con todo incluido. De ahí viene el nombre, que originalmente se pensó como “All in One”. Eso incluye aperitivo,  con entrada, plato principal y acompañamiento a elección, más postre, café espresso y consumo ilimitado de bebidas, schop y vino de la casa. “De fondo hay platos sensacionales. Para los que saben, allí encontrarán un impecable fricasé de criadillas, de los mejores que se encuentran en la actualidad. A pesar de su nombre en francés es un plato chilenísimo, cuyo mérito está en reunir en un mismo lugar ingredientes crocantes, como el pan frito, con otros guisados, como los delicados trozos que le dan nombre. Qué decir que unas carrilleras al vino quedarán elegidas para una próxima visita. O habrá que decidirse para inaugurar los días fríos entre un chanchito campero, o el legendario beuf bourguignon galo, cocinado muy lento, en su vino tinto. En total son 18 posibilidades de elección, donde no faltan ni la cubana ropa vieja con moros y cristianos, ni la plateada al horno, ni los ñoquis con salsa Alfredo.”

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RODOLFO GAMBETTI
(MAYO) DANUBIO AZUL (Reyes Lavalle 3240, Las Condes, fono 2234 4688): “Desde hace poco con el chef Álvaro Lois, que está estrenando una carta con una comida más ecléctica. Mientras la cadena delivery sigue apegada a la vieja comida chileno-cantonesa habitual (wantán, arrrollado primavera…), el Danubio, en cambio, modifica algunos platos, como su logrado Mapo tofu ($7.800) con carne cortada en cubitos, o el pollo jengibre ($7.900), que transforma una pechuga de ave cocida, con el toque de una salsita de esa raíz, que le agrega grato sabor y aroma. Hay nuevas formas de presentar los platos; la elección de buenos productos ayuda a renovar las antiguas ofertas, como el chancho con tamarindo. O una recomendable versión de atún, apenas sellado, con sésamo ($9.200). Y naturalmente, el popular y especiado filete Szechuan ($ 8.800).”