miércoles, 26 de agosto de 2015

MIS APUNTES


LA NUEVA CARA DEL RESTAURANTE EUROPEO

La historia del Europeo, si bien no ha sido larga, ha sido intensa. Su propietario inicial, Carlos Meyer, le dio un renovado impulso a la gastronomía capitalina, convirtiéndolo en uno de los mejores restaurantes del país durante muchos años. Acá se reunían -aún lo hacen- los empresarios y jocosamente se presumía (y con certeza) que una gran parte del PIB del país (Producto Interno Bruto) almorzaba o cenaba en sus instalaciones. Carlos Meyer dictaba pautas y todos querían conocer su restaurante. Con el tiempo Meyer se cansó de las intensas horas de trabajo y decidió traspasar en noviembre del 2011 su restaurante a nuevos empresarios, quienes se asociaron con el chef Francisco Mandiola con la finalidad de seguir con el reinado del Europeo en las mesas de Santiago.

Pasó el tiempo y Mandiola hizo lo suyo. El restaurante siguió cosechando aplausos y premios durante cuatro años. Con paciencia fue cambiando la carta y llegó el momento en que todos los platos eran obra de Francisco. Meritorio reconocimiento, ya que los clientes pensaban que la “mano” de Meyer era única y exclusiva. Poco a poco el Europeo fue cambiando su gastronomía y la raíz centroeuropea de su dueño inicial se fue perdiendo. Eso lo entendió bastante bien el chef Mandiola y reconoció en más de un momento lo complicado que eran sus cambios.

Hace unos meses Mandiola decidió dejar su cargo en el Europeo y establecerse en otro lugar. Allí, la familia Cisternas, propietaria actual de las instalaciones (y de la marca), decidió poner a cargo de su cocina a Álvaro Romero, quien había ejercido como sous chef del restaurante desde la época de Carlos Meyer. Un ascenso importante para la carrera de Romero, ya que muchas de sus recetas son interpretativas de la filosofía de Carlos Meyer.

Inolvidable visita. Me pareció por un segundo haber vivido esta experiencia antes. Todo un “déjà vu” donde se puede apreciar una mano disciplinada y tremendamente creativa. Estoy casi seguro que Álvaro Romero es el continuador y heredero de la gran cocina de Carlos Meyer. Una cocina europea moderna que de seguro seguirá cautivando a sus comensales.

La trucha, el salmón y el mero compiten con la ternera, el pato y el cordero. Una carta pensada en cubrir las necesidades de todos los clientes sin extenderse hasta el infinito. Sorprende sobremanera un tártaro de pato finísimo y realmente delicioso. Mejor aún una espléndida trucha (la pesca de día) con ñoquis de betarraga, choritos y salsa de azafrán ($17.600): sin duda mi mejor trucha en años. Y un asado de tira largamente cocinado, con su salsa reducida, con puré de garbanzos ligeramente ahumado (los buenos ahumados han sido tradicionales en el Europeo), y acompañado de grandes trozos de diversas setas, cuyo delicado sabor no fue opacado por nada. Gran armonía en este plato ($18.000). A la hora del postre, una riquísima yema de huevo cruda y curada en almíbar con agua de rosas, puesta en un nido de puré de castañas con trocitos de piña y hierbecitas aromáticas ($6.600). Todo un alarde de profesionalismo.

Una combinación de aromas y sabores elegantes y sabrosos, donde todos los detalles del buen servicio están a disposición de quienes visiten el lugar. Les sorprenderá Álvaro Romero. Es un cocinero serio, recto, y dedicado en un 100% a su trabajo. Metódico y sin aires de grandeza, es uno de los pocos llamados a convertirse en protagonista de la cocina en nuestro país. Más allá de los platos y de sus recetas, la cocina de Romero se vive con toda la riqueza de su aprendizaje. Definitivamente estamos en el nacimiento de una nueva estrella en nuestras cocinas.

Europeo: Av. Alonso de Córdova 2417 / 2 2208 3603