SAKURA EXPRESS
A domicilio, si se
cansó de tanto asado y empanadas.
En mi largo
recorrido por las tendencias gastronómicas de los chilenos durante estos
últimos treinta años, recuerdo perfectamente al primer “fan” del sushi que tuve
la ocasión de conocer. Se trataba de uno de los propietarios de Decomural, que
debido a sus largos periplos por el mundo buscando diseños de papeles murales,
comió un roll californiano en los Estados Unidos y quedó tan enamorado de ellos
que regresando a Santiago pensó poner un restaurante que ofreciera esta delicia
californiana. El mayor problema que tenía era que los insumos necesarios para
elaborar sushi no se vendían en nuestro país.
Pasó el
tiempo y luego comenzó la invasión. Mayor que la peruana, hoy la venta de sushi
es tan generalizada que incluso no pocos venden rolls en las fondas del “18”.
Aparte, le gusta a grandes y chicos. ¿“Comida de náufragos”, como comentaba el
cronista Ruperto de Nola? ¿Cuál es la historia verdadera del sushi y sus
derivados?
El sushi
original empezó a comerse en China (sí, China) en el siglo VII y probablemente
no nos hubiera gustado para nada. Desde luego, su sabor era bastante fuerte, ya
que la refrigeración estaba muy lejos de ser inventada. El pescado llegaba a
las zonas del interior de China salado y envuelto en arroz, por lo que ambos
fermentaban. El arroz se desechaba, y se consumía el pescado resultante, que
poco tenía que ver con el original. Con el tiempo se descubrió que agregándole
vinagre, el pescado fermentaba más rápido y se conservaba mejor, así que
empezaron a añadirlo. Posteriormente, la sequía y la escasez de comida hicieron
que la idea de consumir el arroz descartado no fuera tan asqueroso, y el sushi
“tradicional” tomó una forma que conservaría hasta el siglo XVII.
Para
entonces, el sushi ya había llegado a Japón y se había popularizado allí
relativamente, pero no sería hasta que Hanaya Yohei empezase a utilizar pescado
sin fermentar (algo mucho más rápido de preparar), convirtiéndolo en el
equivalente del fast food de ese siglo, y al sushi que conocemos actualmente,
luego de su paso por los EE.UU. de Norteamérica, donde recrearon
arquitectónicamente el producto, haciéndolo más atractivo y digerible.
Leo por ahí:
“El sushi es todo un arte. La primera vez que comí sushi fue toda una
experiencia de sabores y texturas diferentes que me abrieron un mundo nuevo,
pero verlo preparar y luego comerlo fue genial. Amor a primera vista, pequeños
bocados de placer.” Es cierto. Pero eso de los palitos y el tamaño tradicional
de cada bocado que llenan mi boca, no logro identificar texturas, aromas, sabores.
Personalmente un caos. Por eso llegué un día de la semana pasada al Sakura y me
instalé (solitario en una mesa) a evaluar una serie de preparaciones. Sakura es
una cadena grande que me dio la confianza suficiente con la calidad y frescura
de los ingredientes. Partí con un sashimi de pulpo y salmón en láminas gruesas
y grandes que desgraciadamente no caben en un bocado. Inexperto con los
palitos, occidentalicé mis cubiertos y con cuchillo y tenedor achiqué las
porciones para lograr captar sabores y consistencias, Rico salmón, de color
anaranjado parejo y sin esas partes oscuras que aparecen de vez en cuando y que
son producto de hematomas o sangre en los filetes. El pulpo, también laminado,
algo chicloso, no me permitió capturar en forma tranquila su sabor.
La gracia de
los rolls de sushi es la variedad. Con o sin queso crema, envueltos en palta o
carne; pepino; nikkei (sabor peruano) y otros innumerables de detallar. Además,
una serie de platos que van desde la sopa miso a los maravillosos edamame
(vainas de soya fritas en sal), pasando por algunos típicos platos de la cocina
china.
Sushi, sushi, quiero sushi…
Dicen los
niños y no tan niños. En el caso de Sakura Express, se va a la segura. No es
una ofensa decir que el lugar entra en la lista de los negocios de comida
rápida o fast food (aunque sean mayores sus precios). El concepto es
rendimiento v/s metros cuadrados de construcción. Aún así, y catalogándolo como
comida rápida, los locales cuentan con servicio de vinos, cervezas, espumantes,
aperitivos y sake ¡cómo no! Un plus que se agradece, ya que comer con Fanta es
un desastre y sucede a menudo en una enorme cantidad de locales que elaboran
sushi y que no tienen patente de alcohol. Lo de “Express” (apellido que no me
gusta tanto) viene ligado a que un amplio sector de la capital se ve
beneficiado con su sistema de delivery, ya que trasladan los pedidos desde el
local más cercano al domicilio del cliente.
Once locales
más un local virtual en Ñuñoa (para absorber los pedidos de ese sector),
convierten al Sakura Express en una de las cadenas japo más grandes de la
capital. Lo bueno de todo esto es irse a la segura en esto de la venta de
productos procesados a domicilio difíciles de trabajar (como el pescado), y en
eso cumplen. ¿O usted se compraría un paracaídas en el Persa Bio Bio?
Sakura se
fundó en 1997 renovando la oferta de cocina japonesa del Chile de ese entonces
con una apuesta de alta calidad. Al poco tiempo incorporó en su cocina nuevos
ingredientes y formatos aportando algo desconocido en esos años: los primeros
pasos del sushi fusión, con toques mediterráneos y nikkei. Fue tal el éxito que
la empresa dio paso a una importante expansión incorporando en el año 2001 el
formato delivery. (Juantonio Eymin)
Sakura Express
Direcciones y
teléfonos: www.sakuraexpress.cl