martes, 12 de abril de 2016

MIS APUNTES


 
LA BODEGUILLA DE CRISTÓBAL
Larga data tiene La Bodeguilla de Cristóbal. Reconocida incluso por el Círculo de Cronistas Gastronómicos como la Mejor Cocina Extranjera, esta taberna situada en un entrepiso subterráneo, es un modelo copiado fielmente de las tabernas españolas, donde el propietario, su mujer, una cocinera y un mozo son capaces de atender y hacer felices a todos los que llegan a comer verdadera cocina española.
Para este cronista, la Bodeguilla es el kilómetro cero de la cocina española en Santiago ya que con los años se ha convertido en uno de los referentes más importantes de la típica comida ibérica. No son pocos los restaurantes que con este tipo de cocina pretenden (y conquistan) paladares. Sin embargo el centro –como gran referente para todos los casos- la Bodeguilla es el punto de partida y de comparación de la gastronomía típica castiza.

El murciano Cristóbal Morales es el protagonista de esta historia. Lo conocí recién llegado a la capital en un viaje temporal que se transformó en permanente. Nunca supe bien si era guardia o policía en sus tierras, pero acá se dedicó a profesionalizar una de sus pasiones: la comida. Abrió el Manolo’s en Providencia, pero el terreno fue expropiado para construir un edificio. Sin ser dueño del inmueble, un buen contrato de arriendo lo dejó con buen dinero que le sirvió para entrar en la propiedad de La Bodeguilla. Y de ahí, su éxito no ha parado.
Cierre los ojos y piense: ¿Sangría, tinto de verano o jerez para el aperitivo? ¿Jamón serrano, de bellota o salames para acompañar? ¿Qué tal unas habas salteadas con cebollín y jamón serrano mientras llega la paella mixta que deliciosamente prepara Guacolda Ibaceta, la cocinera de siempre?

Un par de semanas atrás llegué a este lugar casi por casualidad. Su locación es encantadora y es imposible no sentirse a gusto en este rinconcito de la calle Dominica, en el barrio Bellavista, ubicado levemente bajo el nivel de la calle y que con una decoración sencilla deja que la comida y los comensales sean los protagonistas. Me llamó la atención una pizarra donde invitan a las mujeres que están amamantando ingresar al lugar y alimentar a su hijo mientras recibe una taza de té, un fino detalle en esta selva de cemento.
Este año, sin embargo, al llegar y animado por un cambio de rostro del pequeño restaurante (habían pintado de blanco, cambiado mesas y sillas, puesto algunas pizarras, manteniendo el tono y estética que tanto me había gustado anteriormente) pedimos una jarra de Sangría ($8.600 el litro).Para comer seleccionamos -de una carta pequeña pero con mayores sofisticaciones que las elegidas- algunas tapas tradicionales, amistosamente sugeridas por el Cristóbal: Calamares a la romana ($6.300) y una deliciosa (y novedosa) tortilla de habas con cebollín ($5.600). De fondo, y como para inaugurar el otoño, un delicioso lebrillo con callos y garbanzos ($6.600) y unas tradicionales chuletas de cordero con papas chaucha ($8.900). De postre –para compartir y cuidar el colesterol- una gustosa Crema catalana ($2.800) y dos café –a la vena-

Era domingo y estaba repleto de matrimonios con sus hijos, que compartían una, dos o tres mesas para un distendido almuerzo con chicos revoloteando alrededor. En la semana es más tranquilo pero aun así, con “chavales” jugando en los pasillos o debajo de las mesas, se respira un aire español-europeo, donde los chicos acompañan a sus padres y nadie se opone a ello.
Cuando uno visita un restaurante cualquiera, que se afana de entregar recetas de la Madre Patria, es buena tarea llevar consigo los sabores de la Bodeguilla para poder determinar si lo comido es mejor o peor que lo degustado en este lugar. Realmente pienso que La Bodeguilla es “el” barómetro de la cocina española en Chile. Posiblemente encontraremos mejores –y peores- locales, pero el índice que regula la calidad vs precio, vs servicio y vs rendimiento, es un parámetro absolutamente necesario. Si aún no lo conoce, es imperativo tenerlo en cuenta ya que en este lugar se disfruta de una buena comida y vino, sin snobismos, en un entorno sencillo y adorable. (Juantonio Eymin)

La Bodeguilla de Cristóbal. Domínica 5 / Bellavista – Recoleta / 227 325 215