martes, 17 de octubre de 2017

LA COLUMNA DEL ESCRIBIDOR


 
CAFÉ MONTENEGRO
Secreto de barrio
Chile tiene tres mini-repúblicas. Magallanes, Ñuñoa y Playa Ancha. Tres territorios con una personalidad distinta al resto del país. Visitarlas (o vivir allí) es absolutamente diferente a la idiosincrasia del chileno normal. Aún se vive –pese a la modernidad- una vida de barrio que encanta y no deja de ser evocadora de la paz y tranquilidad que se busca en las grandes ciudades.

La más cercana para los capitalinos es el sector antiguo de Ñuñoa. Allí, cerca de todo y de nada, alejado del bullicio y strips center, en una esquina cualquiera de esa tradicional comuna, encontramos el Café Montenegro. Una esquina como las de antes, con una fachada amistosa y grata. Para los días de calor, mesas al exterior y árboles que dan sombra. En su interior, mesas y sillas de diferentes orígenes y una bien surtida vitrina con tortas y pasteles que parecen de sueño.  

La hora de almuerzo es muy especial. Desde personas solas a grupos se reúnen a mediodía a gozar un almuerzo que tiene un atractivo extra. Entrada, fondo y postre por $ 6.500 los días de semana y $7.500 los sábados y domingos, es como para tentar a cualquiera. Más aún cuando en la cocina a cargo del chef Manuel Vicuña se encargan de presentar los platos en forma lúdica y delicada. Sin alcohol de por medio, ya que aunque sea una mini-república, en Ñuñoa la ley de alcoholes es tan dura como en otras comunas, un gran vaso de jugo de frambuesas (elaborado a pedido) acompañó un Timbal de salmón ahumado, cuscús y palta, de gran sabor y calidad. Luego -y mejor aún- un digno trozo de Merluza austral con papas a la mantequilla, para finalizar con un Semifrío de mocaccino preparado por Belén Urra, su repostera.

Durante el día y desde el desayuno, una amplia batería de sándwiches y tortas a disposición, café y té del verdadero y un servicio con manos venezolanas que tan bien le está haciendo a nuestra tierra. Con WiFi a disposición, no son pocos los que se quedan por horas trabajando en mesas aisladas. El menú cambia todos los días y eso ayuda a consumir los productos lo más frescos posible. El Café Montenegro es un tardío descubrimiento ya que abrieron hace dos años, pero es un dato que bien vale la pena conocer. No hay problemas de estacionamiento y se ha convertido en uno de los favoritos de esa Ñuñoa profunda, donde las casas de uno y dos pisos no han permitido el avance de las inmobiliarias, manteniendo ese perfil humano que caracteriza a los ñuñoinos.

Sorprendentemente bueno.

Café Montenegro: Av. Presidente José Batlle y Ordoñez 4385 (ex Diagonal Oriente), Ñuñoa / 23228 3497