EL COMEDOR DEL RITZ
CARLTON
De
la noche a la mañana Santiago se llenó de hoteles. Según los entendidos, aún
faltan camas turísticas en la ciudad y eso permite tener un mercado muy activo.
Sin embargo, sólo un puñado de hoteles destacan por su gastronomía, algo que no
todos pueden acceder.
Es
el caso del Ritz Carlton que desde su inauguración ha sido un referente de la
alta cocina en la ciudad. Con una de las ubicaciones más privilegiadas de la
capital, como es el barrio El Golf, su restaurante ha ido evolucionando y
ganando reconocimientos desde sus inicios el año 2002 tras una inversión de 45
millones de dólares.
Fino
y lujoso, su comedor (en un inicio eran tres), en la actualidad todo gira bajo
el nombre de Estró. Allí han hecho sus aportes grandes cocineros como Mauricio
Guerrero, Jörg Delin, Tomás Olivera, Sergí Arola, Marco Rivas y Juan Morales
(entre otros) que entregaron todos sus conocimientos para prestigiar la cocina
de este hotel. Todos han dejado una huella de sabores y aromas, lo que siempre
es más difícil superar.
Tras
el traslado del mexicano Marco Rivas, el mejor chef del 2015 según el Circulo
de Cronistas Gastronómicos, la tarea recayó en Sergio Castro, hasta entonces
sous chef del Estró, quien fue el encargado de presentar parte de su primera
carta menú, donde se puede apreciar el interés del chef por potenciar las
materias primas chilenas con técnicas modernas de elaboración.
Supervisado
por Alejandro Mato, chef ejecutivo del hotel y proveniente de Buenos Aires,
conjugaron una paleta de sabores criollos muy interesantes, ya que la intención
es ofrecer el lugar no sólo a sus huéspedes, sino a todos los que disfrutan del
circuito gastronómico de nuestra capital. Sin ir más lejos, ofrecen un menú
ejecutivo a la hora de almuerzo entre lunes y viernes, que podría ser
considerado de lujo, donde por $ 15.000 se puede optar entre cinco entradas,
siete fondos y cinco postres, algo inusual en el Santiago de estos días.
De
la carta, varios botones de muestra: un sabroso Tiradito de la pesca del día
con dressing de erizos, emulsión de cacho de cabra y camote crocante (8.000) o
un destacado (blando y equilibrado) Pulpo de Coquimbo a las brasas con papas
confitadas, chimichurri de chorizo y alioli de ajo negro (9.000) que nos hizo
recuperar la confianza en el ultra explotado pulpo, octópodo de uso masivo y
muchas veces mal elaborado.
De los fondos probados, el Salmón de Puerto Montt a la sartén con unos deliciosos garbanzos guisados con camarones y pebre de cochayuyo (14.000), insta a pensar que el acompañamiento superó con creces la materia prima principal –el salmón en este caso- ya que su sutil sabor se perdía con la fuerza de los garbanzos. Sin embargo, la Codorniz de Casablanca confitada, con setas salteadas, papas chilotas y salsa de morchellas (15.000) sacó aplausos entre los asistentes y a la vez agradecimientos por ofrecer esta ave, que alguna vez fue de caza.
Buenos
postres, como un Cheesekake de zapallo y curry y un excelente servicio, donde
la camarera no sólo sabe de platos sino también maneja los vinos como una
destacada sommelier, hizo de este almuerzo una fiesta para los sentidos. El
Estró tiene tres comedores y para aquellos que no conocen estos cambios, los
espacios son diferentes. La terraza y el último comedor son los más agradables
y concurridos. El comedor de la recepción es algo anodino y no motiva al
cliente. Posiblemente es la única crítica que se le puede hacer a este lugar.
Es cierto que hay cambios absolutos en las cartas del antiguo y el nuevo chef.
Pero esa es la gracia de los hoteles ya que se permiten licencias gastronómicas
que un restaurante cualquiera no las podría soportar. Los acentos gastronómicos
son diferentes y ahí está el aporte del Ritz Carlton capitalino, que también
renovó todas sus habitaciones de estilo victoriano que tenía en sus inicios, y
las convirtió en modernas habitaciones donde el lujo se complementa con la
tecnología. (JAE)
Estró / Hotel Ritz Carlton / El Alcalde 15 / Las Condes / 22470 8585