martes, 28 de julio de 2020

LA NOTA DE LA SEMANA



EL QUESO CHANCO
Una historia llena de sabor

El queso Chanco era un queso cocido y maduro hecho principalmente de leche de vaca y, en menor medida, de oveja. En los siglos XVIII y XIX fue reconocido como el mejor queso de Chile. Un día se terminaron los frondosos pastizales, las dunas avanzaron sobre esta zona costera y el ganado se fue desmembrando. Faltó leche. Todo se redujo... Pero la fama quedó intacta para siempre.

De la cuidad de Chanco es el originario el famoso queso homónimo, probablemente el único queso 100% chileno y con denominación de origen.

Elaborado con leche pasteurizada de vaca (y en menor medida de oveja). Este queso madurado posee una consistencia semiblanda, de cuerpo cremoso o mantecoso de color blanco amarillento. Cuenta con abundantes ojos, de pequeño tamaño y formas irregulares, y una corteza delgada, seca y sin superar los 21 días para su maduración.

Según dicen, el nacimiento del queso chanco, partió con el embarque de cuatro vacas en el puerto de Cádiz, con destino a América del Sur, pedido hecho por doña Catalina de los Ríos y Lisperguer, “La Quintrala”.

En su periplo, una vez enfrentado el estrecho de Magallanes, el buque con bandera española fue perseguido por un corsario inglés, por lo que tuvo que fondear en el puerto de Penco.

Por allí se encontraba un español, con residencia en Chanco, lugar muy cercano a Penco, por la costa, quien ideó robarse las vacas, plan que tuvo éxito.

Ese episodio origino que, a comienzos del siglo XVIII, la crianza de vacas prosperó en ese Chanco prodigioso, con abundantes cosechas. Un día, se recuerda, uno de los hacendados, encargó al mulato Felipillo, dejar el primer cuajo en una olleta de greda. Junto a su mujer, Juana, prepararon en el tiesto el cuajo fermentado, poniéndole manzanilla, agregando sal y ají.

Luego, el lácteo fue puesto a orearse. Días después, añade la historia, los dueños de ese campo que han quedado anónimos en el tiempo, probaron el queso hecho por sus sirvientes. El sabor era exquisito, distinto al resto y con un toque mantecoso.

Por mucho se guardó el secreto, hasta que un buen día se abrieron las puertas del comercio. La textura, superior a los quesos europeos, cruzó las fronteras de Chanco, se aposentó en las tertulias, en Santiago. Viajó a España y luego a toda Europa. Fue el mayor impacto alimenticio hecho de leche de vaca, que cruzó desde Chile, desde un lugar remoto, conquistando los mejores paladares del mundo.