miércoles, 1 de julio de 2009

LA COLUMNA DEL ESCRIBIDOR



ARMANI RISTORANTE
Con pasta de bueno

Prosecco o Bellini de aperitivo. No podría ser de otra manera. Y tampoco fue su presentación oficial. Fue más que nada una avant premiere de lo que es segundo restaurante en las Américas de esta marca. El primero está en Nueva York. La idea fue mostrar a un grupo de especialistas la gastronomía que tendrá el local aprovechando la estadía en Chile del chef ejecutivo de la cadena, Ferdinando Palombo y un grupo de expertos que llegaron a la capital para poner en marcha esta nueva franquicia que llega al país.

Los socios chilenos del Ristorante Armani son de bajo perfil pero de alto vuelo. Andrés Belfus e Ivonne Arnaud, marido y mujer son además socios de Gastón Acurio en todos, léase bien, todos los restaurantes y marcas que el peruano ha abierto a nivel mundial. De buen ojo comercial vieron la posibilidad de adquirir la franquicia de Armani para Chile y tras múltiples negociaciones lograron lo que a muchos parecía imposible. Tener en Santiago no solo un Café Armani, modalidad que existe en muchas ciudades del mundo, sino que un modelo de ristorante que atraerá las miradas de muchos.

Todo es riguroso pero ameno y cordial. No dejan escapar ningún detalle de decoración y de servicio. La cocina está a cargo del chef nacional Miguel Opazo, quien debió viajar a Milán a entrenarse largo tiempo antes de asumir su cargo, cocina que ya está lista para recibir a los amantes de la más pura cocina italiana.

Simple y gustosa es la propuesta. Manos expertas nos hacen llegar un flan de hinojo y zapallo italiano de alta factura. Delicado y majestuoso. Luego aparece un carpaccio de pulpo con un sabroso detalle de pimientos grillados y láminas de papa. Los acompañamos con un vino chileno eso sí: un Matetic Coastal sauvignon blanc 2008 que potenció los sabores de estos dos primeros platos.

Las pastas vendrían a continuación. Tres diferentes y con dudas para escoger la mejor. Tortelli Montovani (pasta rellena con zapallo) gruesa y gustosa; Paccheri con centolla y unos Casoncelli con pasta de castañas. La armonía se realizó con un pinot noir Leyda Las Brisas, un contrapunto poco común pero perfecto para la ocasión.

Negro, crema y vidrio envuelve la atmósfera del ristorante. La tienda, a un costado, abierta para los clientes del lugar. Un dos - en – uno que entretiene aunque los precios de la tienda sean sólo para presupuestos muy elevados. Sin embargo, vitrinear no es pecado.

Con un congrio a la mediterránea y una chuleta de ternera milanesa con rúcula y tomate cherry finalizó la muestra salada de la noche. La nota dulce la puso un genial y espectacular tiramisú elaborado bajo las exigentes normas italianas y un soufflé de chocolate caliente con helado de pistacho. Prosecco para el tiramisú y oporto Tawny para el chocolate.

No me extrañaría que el lugar se transforme en uno de los iconos de la capital. No sólo atraerá las miradas de los curiosos y de los que les gusta “ver gente y dejarse ver”. En este caso el Armani tiene pasta de bueno. Pasta y mucho más. (Juantonio Eymin)

Armani Ristorante: Alonso de Córdova 3053, Vitacura, fono 919 4805