miércoles, 8 de julio de 2009

LOS APUNTES GASTRONÓMICOS DE LOBBY



CENTRO VASCO
Para nostálgicos

Sobreviviendo a la explosión urbana que lo rodeó de elevados edificios –verdaderos silos humanos-, el Centro Vasco se niega a morir. La clásica casona de Vicuña Mackenna ya no tiene el esplendor de antaño donde sobresalía con su típica fachada. Hoy me reciben dos gigantescas antenas para celulares ubicadas en el jardín de este lugar de reunión de los vascos en Santiago. En el interior el tiempo también se detuvo. Los comedores siguen igual que siempre, salvo unas sillas hoteleras que nuevas aún, no calzan con el lugar. Pero llegué a comer, a probar las especialidades vascas que el administrador Hernán Sobarzo y su chef Miguel Carrasco quieren conservar.

Los platos de antaño son las estrellas del lugar. Para partir una jugosa y excelente tortilla española, untuosa y rica, para acompañar un buen pisco sour que llega del bar. Menos afortunadas fueron unas cocochas de salmón que venían en un perol de greda. Poca gracia. Poco salero para una especialidad vasca de las buenas.

Veníamos por riñones al Jerez o una merluza a la vizcaína, sin embargo como lunes que era la provisión de la materia prima escaseaba. Decidí probar la paella, otra de sus especialidades. Inmensa en una paella para dos pero que comen tranquilamente tres a un valor más que prudente ($13.600). Buena, pero no para alabarla en demasía ya que prefiero una paella cocinada en su propia paellera (perdón, debo decir paella ya que el plato lleva el nombre de esa sartén de dos mangos donde se cocina el arroz y demás ingredientes), asunto que acá no lo realizan ya que los ingredientes están previamente elaborados en la cocina y se ocupa la paella solamente de molde. Buena y rica pero podría ser mejor con un poquito de buena voluntad y sazón. Para acompañar, una botella de cabernet Misiones de Rengo de una limitadísima carta sólo de vinos tradicionales.

En el acogedor bar (el espacio mejor logrado del lugar) me espera el postre. Leche asada como las de antes, de esas que se añoran y que cuesta encontrar. Punto a favor medito mientras observo como en una mesa cercana cuatro vascos juegan “mus”, otra de las grandes especialidades vascas de exportación.

Cumple como club social. Hoy abierto a toda la comunidad se está transformando, por sus dimensiones, en un centro de eventos y de reuniones. Con precios razonables es una buena alternativa para un distendido almuerzo o cena. Sin mayores pretensiones eso si. Y si es posible, solicite que le agreguen un poco más de ajo a las preparaciones, para eso son vascos. (Juantonio Eymin)

Centro Vasco: Vicuña Mackenna 547, fono 222 8068