miércoles, 21 de octubre de 2009

LA NOTA DE LA SEMANA

SER COCINERO

Nos impresionó, por decir lo menos, leer hace unos días la revista El Sábado donde se analizaba el caso de una escuela de gastronomía de Santiago con alcance nacional. La cantidad de alumnos era gigantesca. O sea, sobredimensionada a la necesidad real. El resultado, obvio, serán ilustres cocineros manejando taxis o realizando otra actividad distinta a la que estudiaron.

¿Por qué de la situación? Es posible que nadie regule nada en lo que respecta a la educación y no se fijen, como lo hacen algunos países, tasas de necesidades a corto, mediano o largo plazo. Y como ser chef está de moda, de glamour, y una alba chaqueta se transforma – casi por arte de magia- en un símbolo de status y de paginas sociales, las escuelas aprovechan (y ese es su negocio) la demanda para matricular al que desee (con o sin aptitudes) y poco se fijan si ahí hay vocaciones reales, esa que tienen los verdaderos cocineros.

Sacamos de por ahí un texto absolutamente verídico y que nos gustó en relación a la profesión y queremos incluirlo en esta nota: “… Es que las cocinas son para gente fuerte y con las tripas bien puestas. Que soporte los gritos con la misma abnegación que las quemaduras. Que no sufra por los calambres en las piernas y el punzante dolor en la espalda. Que no se deje amedrentar por el calor sahariano y que mantenga la concentración cuando todo se le viene encima Que no vacile, que no llore, que no pregunte. Las cocinas son para gente valiente y entregada, para los que piensan que no existe nada más en el mundo que su pequeño espacio frente a los fogones. Es para los que saben tomar decisiones rápidas y puedan mantener su trabajo milimétrico después de cuatro horas de constante servicio. El que sobrevive a esto queda listo para ser artillero en plena guerra, piloto de fórmula uno, asistente de un deschavetado alquimista medieval… o un simple cocinero.”

A un par de días de haber celebrado el Día Mundial del Cocinero, vayan nuestros agradecimientos a todos los que trabajan en las cocinas. Y esperemos que los que se integren a esta sacrificada profesión, entiendan qué es de verdad ser uno de ellos.