BARRICA 94
Más que un bar de vinos
Luego de visitar varios complejos
gastronómicos donde el vino es el protagonista, Karen Migran y Alberto Bitrán,
dos ex socios del Fukai -uno de los buenos restaurantes del Patio Bellavista-
decidieron abrir el Barrica 94, una nueva forma de entender el vino, esta vez
asociado a la comida criolla chilena, en formato restaurante, con dos pisos y
amplias terrazas.
A pesar de que los ánimos no son de los
mejores debido a la restricción horaria que impuso la Municipalidad de
Providencia a este entretenido lugar de esparcimiento gastronómico invadido
diariamente por jóvenes y turistas que ya no podrán visitarlo en la hora de
trasnoche, los dueños del Barrica 94 siguen confiados en los buenos resultados
que tendrán en el futuro, gracias a una simple pero buena cocina y una extensa
carta de vinos y espumantes chilenos y algunos ejemplares de las mejores
regiones vitivinícolas del mundo. Con
copa en mano recorrí sus instalaciones donde el negro y el granate se suman a
grandes ventanales, espejos y citas referentes al vino, en dos comedores con
encanto y buen servicio. La carta es larga, tanto como para compartir un
aperitivo o cenar (o almorzar) tranquilamente en el lugar. No es cocina al paso
y entre sus delicatesen pude optar por sabrosas ostras (de tamaño export) y un
buen lebrillo con erizos, justo el día en que comenzaba la veda de este
molusco. Veda que obviamente respetarán ya que la batería de preparaciones que
tienen, no perjudica en nada su gran carta.
Ya en la mesa y para degustar,
empanaditas fritas de pastelera (tres por 2.300); mechada, queso y hongos
shiitake (tres por 3.500) y un “divertimento” de machas a la parmesana (doce
por 9.300), de alegre colorido y mejor sabor. De fondo, una reinvención de la
popular Chorrillana, de buena calidad y coronada con huevos pochados (7.900).
Aparte, un pollo relleno con lengua de vacuno y salsa nogada, un experimento
que rinde frutos por su novedad y sabores logrados.
Todo lo descrito (y mucho más, incluso sándwiches)
puede acompañarlo con una generosa oferta de vinos de innumerables cepas,
valles, estilos y precios. El valor de la copa, en el caso de querer beber
diferentes productos y cambiar de vino, es de un quinto del precio de la
botella. Como botón de muestra, una copa de Columbine de William Cole a $ 2.700
y una de Antiyal a $ 9.900. Para ello y cualquiera sea la hora que asista, un
sommelier lo guiará por este mar de botellas de todo tipo.
Un recio syrah para un Asado de tira con
salsa de chancaca, merquén y acompañado de mote preparado como risotto (9.700)
contrastó en su calidad con otro plato desafortunado (que siempre los hay).
Esta vez fue un Spaghetti con mariscos, decepcionante y que requiere con
urgencia una visita a la UTI.
Buen y entretenido lugar. Posiblemente
se convierta en una de las propuestas más sólidas del Patio Bellavista. Hay
variedad (de lo que uno desee, incluso cuchuflis de postre), buena atención y
suficiente espacio entre las mesas para no sentirse asfixiado con las
conversaciones vecinas. Realmente, una buena idea. (Juantonio Eymin)
Barrica 94, Patio Bellavista, local 94, fono 22732 4284