DECÁLOGO DE LA RESACA
La mordida de un perro se cura con la saliva del mismo perro- ¿Vacaciones esta semana?
- Si jefe. A Mendoza.
- ¡Pero eso no puede ser!
- ¿Por?
Así comenzó el intercambio de opiniones
con mi jefe cuando le avise que iría de vacaciones una semana a Mendoza.
Explotador y todo, me las concedió con una condición: que escribiera sobre la
resaca, esa misma que tendrán ustedes la mañana del 1 de enero del 2015, o sea,
ahorita y ya.
- Yo no soy médico, protesté.
- Pero eres el indicado, replicó- Jefe: yo puedo entregarle mis pócimas contra la resaca, pero que quede en claro que es una opinión absolutamente personal y que no es precisamente la que recetan los médicos.
- No importa Exe. Necesito tu experiencia. Mándame tus curas contra la caña y te vas tranquilo al otro lado de la cordillera. ¿Hecho?
- Esta bien jefe. Se lo mandaré. Pero con una condición. Que ponga en alguna parte del artículo que son “mis” consejos y no el de los expertos.
- Vale. Me responde como si hubiese nacido en la Madre Patria.
Resaca, caña, curda, borrachera… como
quera llamársele, el 1 de enero amaneceremos destrozados. Para más encima no
podremos ni dormir. Hace calor y se nota. Traspiramos más de lo costumbre y una
boca pastosa nos recuerda todo lo que bebimos la noche anterior. Partimos con
un inocente pisco sour, pero de ahí pasamos al campari, al vino con chirimoya,
al vino blanco y del otro, el champagne de medianoche de rigor, luego el ron
centroamericano para terminar bebiendo tres piscolas de bajativo y rematar con
un whisky antes de acostarnos, anclados,
obvio. Con una patita en el suelo para engañar al mareo que nos dejó la ingesta
del año. ¡Mañana dormiré hasta tarde! Es el último pensamiento de la noche
mágica. Sin embargo y como nunca, despertamos temprano. Y todo nos molesta. El
ruido, el teléfono que suena a media mañana, la aspiradora, el estómago y un
insistente dolor que se aloja en la frente.
Según los facultativos (y a veces hay
que creerles), la resaca es el resultado de la intoxicación del organismo
provocada por la ingesta de una dosis excesiva del alcohol. El cuerpo se
protege de la intoxicación y segrega enzimas que metabolizan y desechan las
toxinas. Sin embargo, cuando la ingesta de alcohol es mayor a la normal, la
capacidad del organismo para metabolizarlo es menor y se presentan los síntomas
de la resaca.
¡Güen dar! Esta explicación matutina y
sin siquiera con ganas de mirarse al espejo no sirve. Usted necesita
soluciones. (Y ojo que los médicos hacen lo mismo, la única gracia es que ellos
se hidratan poniéndose suero y chau pescao). No. Nosotros debemos sufrir las
consecuencias. Y buscar remedios caseros para pasar la tranca del año.
¿Cómo ponerse a tono? Bien. Como la
resaca en año nuevo es algo universal y una noche de excesos la llaman en
Francia “geule de bois” y los anglosajones hablan de “hangover”, nuestra popular
caña podemos curarla con varios condumios y bebistrajos. Para mí, sin ser un
experto en la materia, mi decálogo para el Año Nuevo sería el siguiente:
I. Una cucharada de aceite de oliva (extra virgen, obvio)
antes de salir a festejar. Que eso protege, protege. Nadie la va a decir que no
se va a curar igual, pero ayuda a la autosugestión.
II. No maneje. En todo el país, los taxis y radiotaxis son
bastante más baratos que una clínica, un juicio, demandas civiles (o
criminales) y/o pasar la noche en una comisaría. Deje el auto en casa a no ser
que tenga chofer. Pero usted… no se arriesgue.
III. No le pido que beba con moderación. Eso es un
imposible. Pero, cuando regrese a casa no olvide tomarse dos paracetamoles
antes de acostarse. Con agua potable eso sí, aunque piense que ese líquido
transparente le puede hacer mal.
IV. No se ponga cariñoso. Deje dormir tranquilo al
“regalón de la provincia”. Una cosa es lo que usted cree y la otra es lo que
usted puede.
V. Si va al baño en la
madrugada, medio cureña, haga pipí sentado. Así evitara mojar todas las
cerámicas ya que si no le achunta al WC sano y bueno, con alcohol la cosa se
pone complicada.
VI. Levántese, dúchese y no se ponga esa polera regalona
llena de hoyos que tiene para sus horas de ocio. Haga como si no pasara nada.
Estará medio mareado aún, pero consérvese digno. ¡Hace años que quiero comerme
unos huevos a la ostra!, dígale a los suyos mientras busca en los anaqueles
tabasco, limones y pimienta. No deje que nadie se los prepare. En esto, hay que
ser estoico.
VII. ¡Hay que festejar el
2015 con cerveza!, es lo que se le debe ocurrir para aminorar los efectos de la
caña del día anterior. La cerveza ayudará a recuperar la deshidratación
producida por todo lo que bebió en su frenética noche. Los franceses del sur
sanan la resaca con un vasito de pastis y los ingleses con una pócima de gin y
tabasco. Acá, nosotros, lo sudacas, lo hacemos con birras… ¡Vivan las chelas!
VIII. Aperitivo. Y no hay otro: bloddy Mary. Ni se le ocurra
un pisco sour. Eso lo reventará. El bloody Mary sana hasta los malos
pensamientos. Por muy mal que se sienta, esta mezcla de vodka, jugo de tomates,
tabasco, salsa Worcestershire (inglesa), limón, sal, apio y pimienta es para
renovar votos. Hay algunos que le colocan un chorrito de brandy. Pero les
aseguro que un buen bloody Mary los dejará más que contentos y con ganas de
seguir la fiesta. Mal que mal, este fin se semana de Año Nuevo será largo.
IX. Almuerce algo fresco.
No estamos para porotos granados el primero de enero. Un cebiche bien
condimentado con su leche de tigre correspondiente. Harta ensalada de tomate,
pepino (ojalá un jugo de pepinos) y cuanta verdura exista. Unas láminas de
pechuga de pavo mustias del día anterior y una buena botella de un frío
sauvignon blanc. No se exceda. Ya lo hizo la noche anterior.
X. Siesta.
Imprescindible para partir el 2010 en buena forma. Un tutito a media tarde es
de lo más aconsejable. Bien harían dos paracetamoles nuevamente. Descanse. Dispóngase
a ver películas viejas en su TV o déjese llevar por esas adormiladas voces del
National Geographic. Por delante vienen otros 364 días… y hay que agarrar
fuerzas para Semana Santa
- ¿En qué estás, ché?
- Mandando un mail a Santiago piba.
Aproveché que vos estabas durmiendo siesta para saludar a mis amigos allá.- ¿Vos pensás que soy boluda? Me tinca que estabas escribiendo algo para la Lobby.
- ¿Y?
- Mirá. Por lo único que te salvás es porque hoy me llevarás al casino. Así que andáte a la bañera, abrés la regadera, te das una ducha, te vestís y nos vamos al casino del Hyatt.
- ¡Tai hablando como argentina Sofía!
- ¿Y que querés? Yo aprovecho los viajes para aprender el idioma. Y riendo dice: ¡Y no me rompás las pelotas Exe, ya que aún nos quedan varios días en Mendoza!
No hay caso con mi paquita. Siempre de
buen humor me alegra el almanaque. Iremos al casino y aprovecharemos de
bebernos unas cervezas en esos ambigúes que dan a la calle en la peatonal
Sarmiento. Total, estamos de vacaciones y las merecemos.
Ya poh’, nos vemos a la vuelta. No se olvide de mis consejos… y feliz año.
Exequiel
Quintanilla