“¿Existirá
alguien 100% vegetariano?” Vikram Tadani –el propietario del Risthedar- pregunta, escéptico. Ni siquiera una visita a
su restaurante, donde mi acompañante pide arroz frito con especias y verduras
logra convencerle. Para muchos indios es difícil creer que los de este lado del
mundo puedan abstenerse completamente de comer carne.
Según
estudios internacionales, el porcentaje de vegetarianos en la india alcanza la
sorprendente cifra de un 49%, pero este índice no refleja exactamente la
realidad. Muchos jóvenes indios, que normalmente ni siquiera deberían pensar en
comer carne, a menudo admiten tímidamente que se permiten el capricho de comer
algo de carne de pollo o cordero a escondidas. Sin embargo, se consideran
vegetarianos y nunca se les ocurriría cuestionar sus hábitos alimenticios. Al
fin y al cabo, no pueden permitirse comer chicken korma (pollo con leche de
coco y especias) con frecuencia, ya que es demasiado caro y a sus abuelas les
daría un ataque si se enterasen. Por lo general, se cumple la siguiente regla:
a más edad y menos ingresos, más estrictamente vegetarianos son. También la
geografía influye, ya que cuanto más te adentres en el sur del subcontinente,
más predomina la alimentación vegetariana.
Pero Vikram
Tadani, el propietario del Risthedar, es vegetariano intenso. De esos que no
come nada de carne aunque su restaurante ofrezca muchos platos con cordero y
pollo. Sin embargo y como una forma de tratar de convencerme que los sabores
vegetarianos de su cocina son muy buenos, me reta a consumir solo platos sin
carne que prepara Gajender Rawat, un chef que importó directamente de la India
y que no sabe ninguna palabra en español, quien para iniciar este viaje por las
recetas “verdurianas”, me ofrece un Lassi ($2.990), un batido originario de la
india elaborado en base a yogurt, agua y frutas, que sirve como una barrera
estomacal para soportar los picores y especias indias.
Partimos con
unos sabrosos Champiñones en salsa blanca con castañas de cajú y cardamomo
(Johar e Motia ($5.000), además de una gran porción de Berenjenas en salsa de
tomates, cebolla, pimiento y especias ($4.600), ambos con sabores novedosos y
sutiles al paladar. Punto aparte para sus famosas Samosas ($4.100), ricas
empanaditas de papas, arvejas, verduras y especias elaboradas con una masa con
comino. ¡Un gran inicio!
Los fondos
se dividen en dos: el “Callejón de las verduras” y una gran variedad de platos
con cordero, pollo y pescados, además de sus peculiares Naan, esas gigantescas
tortillas que cumplen la función del pan nuestro de cada día. Realmente
sabrosos sus garbanzos y lentejas, ambas legumbres protagonistas de sus platos
indios-vegetariano, ya que con el aporte de sus curries, salsas y especias
indias le otorgan gran personalidad a cada platillo probado. Los fondos
vegetarianos oscilan entre los 5 y 7 mil pesos, valores bastante adecuados para
un plato de fondo en cualquier restaurante. De postre, imperdibles son sus
Gulab Jamu ($3.900), bolitas de almidón de leche maceradas en agua de rosas con
azafrán.
Ricos
sabores y picores que se pueden solicitar a discreción. Buen servicio, que es
indispensable para una correcta elección de la comida, ya que cuesta luchar con
los nombres de los platos y su contenido. Hay que aclarar que en el Risthedar
lo vegetariano contempla en sus recetas la leche y sus derivados como la
mantequilla o el queso. Son tantas las modalidades de vegetarianismo que
existen en la actualidad que este punto es importante aclarar. Si usted gusta
de este modelo, le aconsejamos una visita. ¡Le encantará! A veces es bueno
conocer los puntos de vista de otros consumidores que no comulgan con lo que en
estos momentos dicta la razón.
Risthedar: Av.
Vitacura 5461 / 232 040 981