martes, 29 de noviembre de 2016

LA NOTA DE LA SEMANA


 
EL SERVICIO EN CHILE

¿Es suya esta carne a la inglesa?

La pregunta es típica. Tanto como que le sirvan un cóctel que usted no ha solicitado o que le pongan un plato de carne cuando usted pidió pescado. Es parte del servicio que se ofrece en nuestros restaurantes. Ni siquiera se salvan de ésta los mozos viejos o con años de recorrido. Es nuestra idiosincrasia… pareciera.

Pero no debería serlo. Es posible que el poco profesionalismo de nuestros mozos se deba a la típica respuesta que dan cuando les preguntan por su vocación: “es que yo estoy sólo por un tiempo trabajando de mozo”… “cuando pueda regreso a lo mío”. Y lo “mío” se transforma en una actividad permanente y por qué no decirlo, bastante lucrativa.

Nadie les enseña a ser mozos. Pocos empresarios se preocupan también de que aprendan más. Si algo se acumula en los refrigeradores de los restaurantes… hay que salir a venderlo. ¡El mero esta delicioso, no se arrepentirá!, dicen cuando ellos nunca en su vida han probado una porción de mero. Lo conocen sólo por el plato que llevan a la mesa.

Un estudio reciente llevado a cabo por MasterCard reveló que el 80% de todas las quejas recibidas en un restaurante estaban relacionadas con un mal servicio al cliente y no por productos inadecuados. El 23% de los entrevistados dijeron que nunca regresarían a un restaurante donde habían recibido un mal servicio. Con la gran variedad a escoger de restaurantes y sus ofertas, sus clientes no estarán en la disposición de dar una segunda oportunidad si el servicio recibido no es de altura. Tal y como sugieren estos estudios la manera más fácil y más común de perder un cliente es fallar al no proveerles un excelente servicio.

Son varias las realidades que hacen que el servicio sea malo, entre ellas las de los empleadores y su personal. Y si queremos entrar en las ligas gastronómicas hay que invertir en servicio. Y el “manual del garzón” no sólo deben ser uñas cortas, lavarse las manos y estar bien peinado. El servicio va mucho más allá y es bastante más complejo que lo que se piensa. Pero alguien debe ponerle el cascabel al gato. Si no hay escuelas o institutos que enseñen algo más del servicio, deberán ser los propios empresarios que se preocupen de enseñarles a los mozos. Algunos hay. Generalmente en hoteles y grandes restaurantes, aunque muy pocos.

Pero falta… y mucho. (JAE)