martes, 8 de mayo de 2018

MIS APUNTES


CUATRO BOCAS

No es la panacea, pero tiene cientos de adeptos. Las albóndigas, tal como las conocemos en Chile, es el peor  sinónimo para las meatballs gringas o las croquetas españolas. Acá, y luego de estudiar un tiempo el mercado, la familia Peñafiel decidió armar un símil a la cadena norteamericana The Meatballs Shop, logrando en poco más de un año convertirse en protagonista de las noches capitalinas, ya que acá se reúnen familias y amigos a disfrutar un concepto gastronómico diferente.

En este restaurante todo está convertido a bolas, albóndigas, bocas, bakso, mga bola-bola, köfte, o como quieran llamarle. Una amplia casona esquina decorada con materiales reciclados y cuyas terrazas invitan a instalarse con alguna de sus cuatro diferentes jarras de sangrías (11.900) o un provisto bar de alcoholes, cervezas, vinos y jugos, para luego decidirse por una de las siete opciones de bolas –o bocas como las llaman aquí– que preparan: de carne de vacuno y cerdo, pollo con sésamo, salmón, jaiba, porotos negros, quínoa o prieta con nuez. Lo que sigue es elegir la salsa casera que mejor le combine: pomodoro, BBQ, pesto, sweet & spicy, de hongos o maní, y alguno de los acompañamientos: spaghetti, verduras asadas, ensalada verde o papas fritas rústicas. Los más hambrientos pueden agregar extras a su gusto como un huevo frito, cebolla caramelizada, palta, distintos quesos, entre otros, o pedir todo dentro de una baguette artesanal convirtiendo el plato en un sándwich.


No es fácil decidir. Como en una tienda de repuestos donde todo se vende por separado, acá es difícil calcular un precio a no ser que calculadora en mano haga la suma del plato. Para lo que ya conocen el sistema, es cosa de sentarse y hacer el pedido, pero cuando a uno le toca una mesera nueva… ¡que Dios nos salve de las consecuencias! Sin embargo tienen un capitulo con platos armados para deleite de sus comensales.

Aun así, sin lograr entender cómo lograr un pedido que nos dejara buenas sensaciones, las bolas de Prietas son una maravilla (8.290). Una mezcla de prieta con nueces y salsa dulce-picante, que llena la boca de sabores entrañables. Para acompañar, un botellín de sauvignon blanc de la viña Leyda (5.990), que logró un contrapunto perfecto a unas bolas de tártaro de salmón con palta, mango y almendras tostadas (10.990).

Lo vegetariano no incomoda al local y muchos van por las bolas de quínoa y ricotta con salsa de pesto (7.590), o las de lentejas con quínoa (6.990) con salsa de maracuyá y teriyaki. Tampoco los veganos (tan en boga) salen decepcionados ya que tienen varias opciones, entre ellas las bolas de papa rellena con pino de berenjenas sobre salsa pomodoro y chips de betarragas (4.190).  

Para todos y de todas las edades. Muchos llegan por una tabla de “bocas” para acompañar sus cócteles favoritos. Para ello existe una larga barra donde dos bartenders atienden los pedidos. La cocina (por esto de las opciones) se hace algo lenta, pero aun así la experiencia es contundente y sabrosa. De postre, ricas “bolitas” caramelizadas de arroz con leche (3.990), dieron el punto final a una tarde/noche entretenida, sin esperar una cena con mayores pretensiones. (Juantonio Eymin)


Cuatro Bocas / Manuel Montt 983 / 97514 4423