martes, 3 de julio de 2018

BUENOS PALADARES


CRÓNICAS Y CRÍTICAS                                           
DE LA PRENSA GASTRONÓMICA

LAS ÚLTIMAS NOTICIAS
RODOLFO GAMBETTI
(JUNIO) MANUTARA (Av. Las Condes 14.845 / 97834 4171): “Hoy, cerca de la plaza San Enrique, entre el río Mapocho y la subida a Farellones, hay muy pocos restaurantes. El más reciente se llama Manutara, sin show, pero que justifica una visita a su equipo de animosos jóvenes con ganas y buena disposición para usar los fogones.” “Se baten con comida chilena de autor a precio prudente, y vale la pena el vistazo. Partiendo con su pulpo ahumado al pilpil ($6.600). En vinos trabajan con Casa Silva, de la que destaca su pinot noir para el atún sellado con salsa bearnesa (crudo pero no tanto, $12.000), y un grand terroir 2016 que sintoniza bien con su acierto, el cordero braseado con salsa de carne (demi glace) y caldito de hongos ($12.000), que justifica de más la visita. Chupe de mariscos caletero ($6.000) y ceviches con pescado de roca, en platos de cuidados detalles. Y a los postres un simpático chilemisú ($3.500) con maqui y colemono, o un nido de merengue ($2.900) con crema chantilly y frutas frescas.”

 
WIKÉN 
ESTEBAN CABEZAS
(JUNIO) CIRO’S (Isidora Goyenechea 2971 / 22276 9222): “… esta filial en calle Isidora Goyenechea ofrece una cocina que es bien nacional sin ser campesina. Entre pichangas y sánguches se van desglosando algunos platos como los probados. De entrada, un carpaccio de lengua con salsa tártara ($8.900), en el que la carne estaba rica, pero ni tan blanda, mientras que la tártara estaba falta a la mayonesa. Y junto a este primer plato, una de las FAMOSAS sopas de este lugar, el caldo tronco ($5.100), cuya base es la cocción de las carnes del local, con ají, vino, una gorda picada, trocitos de chancho y de pavo. Una maravilla que está entre los 100 platos que es obligatorio comer en Santiago.” “Siguiendo con lo retro, una maravilla de la llamada "cocina burguesa" de nuestra capital: unas criadillas en fricasé ($9.600), con huevo revuelto, arvejas, abundantes papas fritas y generoso pan frito también. Un ejemplo de arqueología viva, en un lugar donde la tradición se mantiene con firmeza.”

WIKÉN
RUPERTO DE NOLA
(JUNIO) THE RAJ (Manuel Montt 1855, Providencia / 227160077): “De entrada pedimos algo que no habíamos visto en ningún otro menú indio: dosas. Que son unos inmensos, gigantescos panqueques (desbordan por todos lados de las bandejas individuales en que los traen), rellenos con diversas cosas. Advertencia: pida una dosa para dos, o se verá obligado a dejar la mitad.” “Seguimos con el mejor "Butter chicken" que hemos comido jamás: una explosión, un asalto gustativo como esos de que uno es bienaventurada víctima sentado a una mesa peruana. Ah, qué forma de penetrar hasta las entretelas con un sabor tan complejo, tan lleno de contrastes y tan armonioso. Pedimos también un pollo Chettinad, cuya salsa combina incontables especias y logra una unidad realmente admirable. Lo pedimos con el máximo grado de picante que ahí se ofrece, porque la timidez de estos indios hace que, si uno pide algo "medio picante", lo que pica es para la risa. En nuestro caso, el picor fue de una intensidad moderada, justo lo que tolera nuestro paladar occidental.”