LAS CRÍTICAS GASTRONÓMICAS DE LA SEMANA
RODOLFO GAMBETTI (Las Últimas Noticias)
(2 julio) EL OTRO SITIO (Escrivá de Balaguer 6400, Vitacura, fono 218 0105): “El chef de Emilio Peschiera, Mariano Taboada, armó un equipo ganador de sopas, chupes y cremas peruanas, que a la alta temperatura del servicio unen el picor domesticado de los ajíes y la reacción sabrosa y vital que ciertas proteínas marinas nos provocan.
Empezando con la aparente sencillez de la sopa criolla, caldo de filete con cabello de ángel, y toque de leche y ¡un huevo frito! ($8.500). ¿Por qué no? O una suave cremita de papa amarilla peruana (reputada como sabrosa) y puerro, queso andino y crutones ($7.500). Pero la tentación esta en la irrenunciable parihuela, concentrado marinero de pescado, mariscos y carne de jaiba ($10.500). Y, por igual precio, qué decir del chupe de camarones, potente concentrado de crustáceos con arroz, habas, choclo, huevo escalfado y un toque de leche. Un real levanta muertos”
SOLEDAD MARTÍNEZ (Wikén)
(1 julio) SOL DE MANCORA (Av. Padre Hurtado 1460, Vitacura, fono 212 8275): “Optamos, sin embargo, por platos más típicos, donde nos fue muy bien en las entradas y apenas regular en lo demás. Las primeras fueron el dúo de tiraditos, uno de atún con sésamo y ciboulette y el otro, excelente, de salmón con eneldo, almendras y una liviana salsa de maracuyá, muy en la línea de los pescados con sabores frutales, todo bien presentado en una fuentecita larga junto a un pote con salsa picante de soya con aliño thai ($8.500), y el clásico chupe (o sopa) estilo peruano, con todo el sabor de numerosos camarones cocinados a punto, arroz y un perfecto huevo escalfado ($8.900). Inferiores a ellas resultaron el ají de gallina, con salsa verdosa escasa en aceitunas y un cuarto de huevo duro, y el picante de camarones ecuatorianos, ambos acompañados con moldes aparte de un arroz bastante apelmazado (los dos a $9.900).”
ESTEBAN CABEZAS (Wikén)
(1 julio) TUNA PALACE (Américo Vespucio 1011, local 6, Vitacura, fono 954 0400): “Con los insumos que maneja este restaurante, debiera ser una cita obligada. Si a esto se suma que sus precios son bajos para la calidad de la materia prima, debieran repartir número para entrar.” “De las entradas, unos camarones tempura ($2.690) muy bien hechos, unas masitas rellenas de pollo (shumai, riquísimas, $2.990) y unos cortes de atún sellado, gyutataki maguro ($2.990), igualmente sabrosos.” “Con los platos principales, la cosa no estuvo tan bien. Un roll de wahoo y salmón ($3.790) era rico, pero lo crujiente de su centro no lograba destacar. Con un atún blanco grillado ($4.990), el sabor del pescado mismo quedaba algo bajo el puré de zapallo de acompañamiento. En ambos platos faltó sazón.”
DANIEL GREVE (Qué Pasa)
(1 julio) LA MORDIDA (Dardignac 0143, Bellavista, fono 732 6227): “…un Margarita ($ 2.600), equilibrado en sabores, pero mermado de frío; lo que les sobra a las excelentes ostras frescas ($ 6.100) con un shot de pebre de mango y epazote al centro; el Tiradito de pangasio ($ 5.900), si bien parece un invento local, muy bueno, con cebolla turgente y ligeros picores del dressing de tabasco y contrapuntos de los granos de granada. El Jabalí ($ 7.500) es uno de los highlights de la carta, hecho pacientemente en cerveza negra y tomates maduros, con gnocchis -fuera de punto- de frijoles negros. Otro punto va para el Estofado Oaxaca ($ 7.800), un conejo rico, algo tenso, pero de buen sabor, relleno con sus propios interiores, acompañado de una rústica tartaleta de cebollas. Los postres tienen un montaje desprolijo, pero funcionan. Porque, para morder en serio, tenemos todo lo demás.
BEGOÑA URANGA (El Sábado)
(2 julio) STARNBERG (Alonso de Córdova 2359, Vitacura, fono 953 5100): “Vaya una enumeración para ir haciendo boca: erizos, crudos, tártaro, escalopas, arenques, la clásica sopa de arvejas con salchichas, de cebolla o cazuelas calentitas para los viejitos. Un pernil de vicio que puede comerse en trozos, como picoteo. Lengua, papas rosti, pato... y ¡para qué seguir! Estupendos aliños con la infaltable mostaza y toda la disposición del mundo para atender de lunes a domingo, almuerzo y noche.
Un lugar imperdible, convertido ya en un clásico, inmutable a la competencia.
PILAR HURTADO (Mujer, La Tercera)
(3 julio) TANTE MARLENE (Av. Vitacura 3269, fono 761 9043): “Partimos con una ensalada de arenque con betarragas, bien rica. Luego tremendos platos: cerdo bávaro con cuerito y todo (un tanto seco), acompañado (los acompañamientos se piden aparte) con una compota de manzanas que estaba muy buena. Una de mis amigas pidió una escalopa rellena con leberkase y queso, acompañada de papas rosti, y la otra, una gorda acompañada de papas salteadas con tocino. La gorda, suavemente aliñada, me pareció muy rica, lo mismo el rosti y las papas salteadas.” “A la hora del postre, probamos unos gordos higos rellenos con nueces y un strudel de manzana en delgada masa, ambas cosas bastante OK.”
CESAR FREDES (La Nación.cl)
(3 julio) CASA MAR (Avenida Padre Hurtado Norte 4480,Vitacura, fono 954 2112): “…pantrucas a la chilena, sabrosas , delgaditas y elegantes, igualmente sabroso y bien aliñado ajiaco valdiviano con charqui verdadero y caldillo de congrio bien rico, pero con la dañina influencia láctica que Neruda puso como final en su receta en verso del caldillo mentado,” “Como debe hacer honor al nombre, más allá del caldillo de congrio, Tomás nos dio de probar porcioncitas de tártaro del salmón, y filetitos de rollizo y lenguado a la plancha, frescos y deliciosos. Un alarde, todo lo cual puede encontrarse día a día en un restaurante que ahora sí, vale la pena.”
CARLOS REYES (Unocome.cl)
(1 julio) ESPIRITU SANTO (Héctor Calvo 392, Cerro Bellavista, Valparaíso, fono 32- 327 0443): “Manuel Subercaseaux nunca se fue de Valparaíso tras cerrar Apolo 77, uno de los más interesantes restaurantes gourmet del puerto patrimonial. Sólo guardó fuerzas, acumuló ideas durante un par de años y se cambió desde Cerro Alegre al otro cerro turístico de Valparaíso: Bellavista.” “Buenas intenciones aparte, quien haya conocido la propuesta de Apolo, no encontrará diferencias respecto a las virtudes técnicas de Espíritu Santo. Posee el mismo toque gourmet, la misma elegancia y los mismos arrestos de estilo que Subercaseaux lograba en su primer proyecto. Pero ahora la madurez le ha llegado a su trabajo desde otra perspectiva, porque al mirar la carta se aprecia que la lógica de la cocina de mercado, esa que sirve platos conforme lo que llegue a la despensa durante el día, es la norma. Eso, aparte de redundar en precios sensiblemente más bajos en la carta, le permite usar productos locales como base.”