martes, 26 de noviembre de 2013

BUENOS PALADARES

CRÓNICAS Y CRÍTICAS
DE LA PRENSA GASTRONÓMICA

QUÉ PASA
DANIEL GREVE
(NOVIEMBRE) CAFÉ ARMANI (Boulevard del Parque Arauco, local 480, fono 2245 5005): “Hubo un tiempo en el que el Armani Caffé de Alonso de Córdova -a cargo de Aquiles Abarca- era mejor que el de la Quinta Avenida de Nueva York. Otros tiempos. El nuevo, inaugurado recientemente en el Distrito del Lujo de Parque Arauco, muestra demasiadas costuras, por no decir hilachas. Buen servicio en función de una cocina desbalanceada, sobresazonada. Los jugos naturales son buenos y sus mezclas divertidas, pero sirven de antesala para antipastos salados con exceso de aceite trufado -como el Carciofi ($6.800), con alcachofas, parmesano y rúcula-. La Insalata di avocado ($4.800), que suponía colocar a la palta en un altar, hace que termine perdida en un océano de lechugas. El Carpaccio di polipo ($7.400) es sabroso pero industrial, de delgadísimas láminas, similares a las de supermercado. Falta oficio. La pizza Margarita cumple con sencillez y dignidad, aunque sin sobresalir. Un espresso bien sacado, pero en una taza que no le corresponde, cierra el círculo mientras de fondo, en nuestra mente, suena la canción Traje desastre.

MUJER
PILAR HURTADO
(NOVIEMBRE) EL SEÑOR JONÁS (Mercado Tirso de Molina, Artesanos 750, local 250, segundo piso, Recoleta): “. Primero pancito -no caliente, pues, no exijan tanto- con salsa de rocoto bastante picante, y nuestra bebida de litro y medio: Coca-Cola light para la conciencia. Luego del caldito de cortesía -de mariscos, con almeja o cholga, según la suerte de la olla, y bien rico, así como sabroso estaba también el de carne-, nuestros platos de fondo. Para Lucas, merluza frita, con buen batido con hierbitas y que conservaba la humedad del pescado en el interior, y papas fritas que todas picoteamos. Mi madre y mi hermana compartieron un tallarín saltado, ese plato peruano-asiático bien aliñado, preparado en wok, con su pasada por el fuego, un poco de mucha soya y una cantidad de trozos de carne -¡hartos!- que nos pareció increíble para el lugar. También pedazos de cebolla morada: estaba bien rico. Yo pedí unas guatitas a la jardinera con ensalada surtida: el guiso estaba sabroso y la ensalada traía lechuga, tomate, cebolla blanca, pepino y zanahoria rallada, cumpliendo bien con la promesa de ‘surtido’ (el plato de guatas + agregado + el caldo cuesta $2.000). Postre no probamos, pero les aseguro que esta vez sí que no nos cabía. Como atienden los domingos  nos pareció una opción económica y un gran panorama.

WIKÉN
RUPERTO DE NOLA
(NOVIEMBRE) EL MIRADOR (Marbella Resort. Km 35 camino Concón-Zapalla, fono 32- 279 5900): “Hay un bufet ($16.800; repeticiones ad libitum) con mariscos (moderadamente variados); ensaladas (unas diez); platos calientes (esta vez había tres: plateada -aspecto correoso- en salsa; pollo thai, pescado frito), y postres (unos ocho; recomendable la torta de plátanos -acertado uso de estos, cuyas grandes propiedades culinarias normalmente se desaprovechan- y la selva negra).” “Hay también carta. Habiendo preguntado si era permitido, tomamos la entrada ($4.500) del bufet de mariscos (pinzas de jaiba apanadas, otras sin apanar, brochetas de queso crema y salmón, unas ocho salsas para acompañar) y ensaladas (escogimos espárragos, correctamente cocidos). Del menú, una corvina del chef ($9.000): pescado cocido a punto, sobre hortalizas salteadas, con ostiones en salsa pesto -sin ajo... ay-; un congrio Mai Mai ($9.600; también cocido a punto, cuya guarnición pedimos fuera tortilla de verduras, con salsa de cintas de jamón cocido, camarones y unos desubicados granos de choclo); y un lomo del huerto ($9.500, recocido, sobre agradable tortilla de verduras, prevista en el menú). "Califica" -como dicen hoy-; sin pretensiones; servicio correcto; precios razonables. Bienvenidos toques chilenos (plateada, pescado frito). No ponerse demasiado exigentes. Pero uno quisiera...”

WIKÉN
ESTEBAN CABEZAS
(NOVIEMBRE) FUENTE MARDOQUEO BILBAO (Av. Francisco Bilbao 2639, fono 2341 7499): “… local sencillo, con rapidez, autoservicio, sin bautizos creativos en materia de comida y con pago a la salida, en la tradición del Dominó y la Fuente Alemana. Esto es Fuente Mardoqueo, un must del barrio Yungay que abre filial en calle Bilbao.” “De entre un lomito chico ($3.700) y uno normal ($4.500), el segundo, con agregado de queso ($950), champiñones de tarro ($650), porotos verdes ($650) y palta ($650). Grande, para comer con cubiertos y para aliñar con las múltiples salsas de los mesones (hay una de ajo oliva muy sabrosa). El otro emparedado (por buscar un sinónimo) era un chacarero grande ($5.300), con abundante tomate del bueno -no tipo goma eva-, porotos verdes a punto y carne en tiritas, tipo as, por lo que se hace más fácil comerlo, dentro de lo imposible con las dos manos.” “En postres, no destacan (fruta en almíbar con crema o puré de castaña con agregados), pero en materia cervecera sí. Cuentan con una gran variedad de etiquetas artesanales en formato botella y schop, un detalle que ha hecho grande a esta fuente entre sus seguidores.

EL SÁBADO
BEGOÑA URANGA
(NOVIEMBRE) MAR Y CANELA (Ernesto Riquelme 1212, Castro, Chiloé, fono 62- 253 1770): “…un restaurante pequeñito, con una vista preciosa y lleno de detalles que realzan su cocina moderna pero casera y en la que los ingredientes de la zona tienen un sitial privilegiado.” “Inolvidable la merluza austral sellada en aceite de ciprés, con curry de ruibarbo y salteado de papas con queso de campo envuelto en acelgas. Un pan de vicio, hecho en casa, acompañado de pebre de manzana, pepino, vinagre y cebollín. Otra delicia.  Como la trilogía de quesos chilotes con miel, algas y avellanas. Para picotear, quizás una causa chilota, con papas azules, pulpo braseado, tapenade de cholgas ahumadas y emulsión verde.”

LAS ÚLTIMAS NOTICIAS
RODOLFO GAMBETTI
(NOVIEMBRE) CARROUSEL (Los Conquistadores 1972, Providencia, fono 2232 1728): “La carta se vuelve documento para recordar los platos emblema que conmovían al capitalino durante todo el 1900 a la hora de bien comer.  ¿Blinis con caviar, para imaginarse en una troika al galope, huyendo con una bella eslava envuelta en pieles de marta, escapando de San Petersburgo en llamas? ¿Sopas frías para conjurar el verano, como la vichysoisse de puerros, el fresco gazpacho de pepino o la fría sopa de palta,  aporte local? ¿El aristocrático filete sólo con salsa bearnaise, para tomarle examen al cocinero? ¿el inevitable canard a l’orange o pato a la naranja, que entibia la afrancesada autoestima al paladearlo? O la sopa de cebollas, que entusiasma a ricos y pobres,  gran secreto galo. O tentadores locos en salsa al whisky. ¿O el fricassé, chilena y afortunada conjunción de lo frito y lo cocido sin mezclarse, casi extinguido y que aquí se consigue con criadillas y también en el esplendor poco conocido de los picorocos?” “¿El secreto del Carrousel, que somete a tantísimo gerente?: los platos de siempre, pero tal como los recordamos en su mejor momento.”