martes, 9 de diciembre de 2014

LA NOTA DE LA SEMANA

LA "Q" DE CALIDAD TURÍSTICA
 
“Un Sistema de Calidad es un conjunto de normas técnicas, actores y procedimientos que permiten, en su conjunto, establecer un sistema de certificación de calidad que brinde transparencia al mercado de los servicios turísticos, entregando a los usuarios una herramienta eficaz, en función de parámetros homogéneos y objetivos, para elegir un servicio ante una variada oferta del mercado.”

Así resume nuestro Servicio Nacional de Turismo este sello de distinción turística que desde hace algunos años irrumpió en el sector. La famosa Q y nuestro eterno discurso de que la gastronomía es el hermano pobre del turismo nacional.

Y eso no nos gusta para nada.

Es que la gastronomía es tan importante para nuestro turismo como lo son las camas y el paisaje. No concebimos un turista que llegue al país y no se empape con nuestra gastronomía. A decir verdad, no nos gusta que dejen los comedores fuera de este sello de calidad.

Aunque no lo crean, es incomprensible que la actividad gastronómica sea en nuestro país tan mal mirada. Más aun cuando hay ejemplos que enseñan que vamos por mal camino y que la cocina es parte importante del turismo mundial. Así lo entendió la Embajada del Perú en Chile y durante dos meses un grupo de cronistas gastronómicos tuvimos por segunda vez la labor de evaluar a la gran mayoría de los restaurantes peruanos que existen en Santiago. Ellos están preocupados y quieren entregar a la población una guía seria y respetable de la comida de su país en la capital mapochina. ¿Por qué lo hacen? Definitivamente para cuidar su patrimonio.

¿Quién evalúa los servicios turísticos y/o gastronómicos en Chile? ¿Hay expertos en la materia o sólo se basan en un historial o en papeles que poco sirven ante eventualidades o un manual de procedimientos?

La historia de la promoción turística – gastronómica de nuestro país es casi nefasta. Que nos perdonen algunos establecimientos hoteleros que consiguieron este sello y que sí tienen buena gastronomía, pero a río revuelto, ganancia de pescadores, dicen.

¿Sabrán las autoridades turísticas las diferencias que hay entre una merluza austral pescada por arrastre o por espinel? ¿O una centolla que llega de Punta Arenas con un golpe de frío y no congelada? ¿Conocen la diferencia entre un camarón ecuatoriano y uno sacado de nuestras costas? ¿Saben que entre un mero y un oil fish existen horas y horas de problemas intestinales?

Lo doy por firmado: no tienen idea.

Se preocupan de que las sábanas sean de 450 hilos y que el alojamiento tenga un gimnasio y un plasma con TV cable. A decir verdad, una receta copiada del extranjero.

Pero… ¿Qué pasaría si nuestra gastronomía traspasa fronteras?

Existe un potencial gastronómico en Chile de insospechadas consecuencias. Un centenar de restaurantes de gran nivel y calidad. Aun así, nuestras autoridades no pescan la gastronomía. Ni creemos que le den alguna importancia.

¿Tendríamos que creer en la Q de calidad gastronómica?

Nosotros no. (JAE)