Así resume nuestro Servicio Nacional de
Turismo este sello de distinción turística que desde hace algunos años irrumpió
en el sector. La famosa Q y nuestro eterno discurso de que la gastronomía es el
hermano pobre del turismo nacional.
Y eso no nos gusta para nada.
Es que la gastronomía es tan importante
para nuestro turismo como lo son las camas y el paisaje. No concebimos un
turista que llegue al país y no se empape con nuestra gastronomía. A decir
verdad, no nos gusta que dejen los comedores fuera de este sello de calidad.
Aunque no lo crean, es incomprensible
que la actividad gastronómica sea en nuestro país tan mal mirada. Más aun
cuando hay ejemplos que enseñan que vamos por mal camino y que la cocina es
parte importante del turismo mundial. Así lo entendió la Embajada del Perú en
Chile y durante dos meses un grupo de cronistas gastronómicos tuvimos por
segunda vez la labor de evaluar a la gran mayoría de los restaurantes peruanos
que existen en Santiago. Ellos están preocupados y quieren entregar a la
población una guía seria y respetable de la comida de su país en la capital
mapochina. ¿Por qué lo hacen? Definitivamente para cuidar su patrimonio.
¿Quién evalúa los servicios turísticos
y/o gastronómicos en Chile? ¿Hay expertos en la materia o sólo se basan en un
historial o en papeles que poco sirven ante eventualidades o un manual de
procedimientos?
La historia de la promoción turística –
gastronómica de nuestro país es casi nefasta. Que nos perdonen algunos
establecimientos hoteleros que consiguieron este sello y que sí tienen buena
gastronomía, pero a río revuelto, ganancia de pescadores, dicen.
¿Sabrán las autoridades turísticas las
diferencias que hay entre una merluza austral pescada por arrastre o por
espinel? ¿O una centolla que llega de Punta Arenas con un golpe de frío y no
congelada? ¿Conocen la diferencia entre un camarón ecuatoriano y uno sacado de
nuestras costas? ¿Saben que entre un mero y un oil fish existen horas y horas
de problemas intestinales?
Lo doy por firmado: no tienen idea.
Se preocupan de que las sábanas sean de
450 hilos y que el alojamiento tenga un gimnasio y un plasma con TV cable. A
decir verdad, una receta copiada del extranjero.
Pero… ¿Qué pasaría si nuestra
gastronomía traspasa fronteras?
Existe un potencial gastronómico en
Chile de insospechadas consecuencias. Un centenar de restaurantes de gran nivel
y calidad. Aun así, nuestras autoridades no pescan la gastronomía. Ni creemos
que le den alguna importancia.
¿Tendríamos que creer en la Q de calidad
gastronómica?
Nosotros no. (JAE)