martes, 1 de septiembre de 2015

NOVEDADES


LA SERVILLETA DE DA VINCI

Para llegar a las servilletas desechables, coloridas, con diseños infantiles o sobrias, en las que hasta los enamorados han dejado apurados testimonios de sus encuentros en un café, han debido pasar muchos años. En fin, para llegar a todo lo que es el mundo de las servilletas hoy, primero tuvo que existir una historia en la que un hombre preocupado por los buenos hábitos y costumbres en la mesa tuvo una idea.

Leonardo da Vinci, el escultor, científico y  uno de los grandes hombres de su época, es también y no por casualidad el protagonista de esta historia. En un periodo en que Da Vinci fue protegido de Ludovico Sforza, El Moro, gobernador de Milán, el artista preocupado por las costumbres poco higiénicas de la mesa de su patrón, quiso remediar la situación. Así se marcó la aparición de la servilleta.

Entre 1481 y 1500, Leonardo se dedicó a escribir unos cuadernos reunidos en el Codex Romanoff, sobre cocina y utensilios de cocina, así como servicio de mesa. En ellos quedó el testimonio del mal hábito de Ludovico Sforza de limpiar su cuchillo sobre las faldas de sus vecinos de mesa. También, la preocupación por la  manía de amarrar conejos adornados con cintas a las sillas de los comensales, para que estos  pudieran limpiarse las manos de grasa o restos de comida sobre los lomos de los animales.

Impactaron tan negativamente estas acciones, que por primera vez le pareció también de mal gusto el hábito generalizado para su época, hasta en las mesas más finas, de limpiar los cubiertos y las manos sobre el propio mantel.

Así, el artista consideró que antes de volver a sus pinturas lo primero era darle orden a esa situación tan poco agradable. Entonces, entrego a cada comensal su propio paño para que después de ensuciado lo doblara sin dañar la apariencia de la mesa.

En la primera ocasión fue un verdadero fracaso el uso de la servilleta en la mesa y Pietro Alemanni, embajador florentino en Milán, en uno de sus informes de julio de 1491 escribe:

Como sus señorías me han solicitado que les ofrezca más detalles de la carrera del maestro Leonardo en la corte del señor Ludovico, así lo hago. Últimamente ha descuidado sus esculturas y geometría y se ha dedicado a los problemas del mantel del señor Ludovico, cuya suciedad le aflige grandemente. Y en la víspera de hoy presentó en la mesa su solución a ello, que consistía en un paño individual dispuesto sobre la mesa frente a cada invitado destinado a ser manchado, en sustitución del mantel. Pero con gran inquietud del maestro Leonardo, nadie sabía cómo utilizarlo o qué hacer con él. Algunos se dispusieron a sentarse sobre él. Otros se sirvieron de él para sonarse las narices. Otros se lo arrojaban como un juego. Otros aun envolvían en él las viandas que ocultaban en sus bolsillos y faltriqueras. Y cuando hubo acabado la comida, y el mantel principal quedo tan sucio como en ocasiones anteriores, el maestro Leonardo me confío su desesperanza de que su invención lograra establecerse”.

Así fue pues el nacimiento de la servilleta, y muy a pesar del mal augurio que tenía el maestro Da Vinci, su invento ha prosperado en casi todo el mundo.