LA SERVILLETA DE DA
VINCI
Para llegar
a las servilletas desechables, coloridas, con diseños infantiles o sobrias, en
las que hasta los enamorados han dejado apurados testimonios de sus encuentros
en un café, han debido pasar muchos años. En fin, para llegar a todo lo que es
el mundo de las servilletas hoy, primero tuvo que existir una historia en la
que un hombre preocupado por los buenos hábitos y costumbres en la mesa tuvo
una idea.
Leonardo da
Vinci, el escultor, científico y uno de
los grandes hombres de su época, es también y no por casualidad el protagonista
de esta historia. En un periodo en que Da Vinci fue protegido de Ludovico
Sforza, El Moro, gobernador de Milán, el artista preocupado por las costumbres
poco higiénicas de la mesa de su patrón, quiso remediar la situación. Así se marcó
la aparición de la servilleta.
Entre 1481 y
1500, Leonardo se dedicó a escribir unos cuadernos reunidos en el Codex
Romanoff, sobre cocina y utensilios de cocina, así como servicio de mesa. En
ellos quedó el testimonio del mal hábito de Ludovico Sforza de limpiar su
cuchillo sobre las faldas de sus vecinos de mesa. También, la preocupación por
la manía de amarrar conejos adornados
con cintas a las sillas de los comensales, para que estos pudieran limpiarse las manos de grasa o restos
de comida sobre los lomos de los animales.
Impactaron
tan negativamente estas acciones, que por primera vez le pareció también de mal
gusto el hábito generalizado para su época, hasta en las mesas más finas, de
limpiar los cubiertos y las manos sobre el propio mantel.
Así, el
artista consideró que antes de volver a sus pinturas lo primero era darle orden
a esa situación tan poco agradable. Entonces, entrego a cada comensal su propio
paño para que después de ensuciado lo doblara sin dañar la apariencia de la
mesa.
En la
primera ocasión fue un verdadero fracaso el uso de la servilleta en la mesa y
Pietro Alemanni, embajador florentino en Milán, en uno de sus informes de julio
de 1491 escribe:
“
Como sus
señorías me han solicitado que les ofrezca más detalles de la carrera del
maestro Leonardo en la corte del señor Ludovico, así lo hago. Últimamente ha
descuidado sus esculturas y geometría y se ha dedicado a los problemas del
mantel del señor Ludovico, cuya suciedad le aflige grandemente. Y en la víspera
de hoy presentó en la mesa su solución a ello, que consistía en un paño
individual dispuesto sobre la mesa frente a cada invitado destinado a ser
manchado, en sustitución del mantel. Pero con gran inquietud del maestro
Leonardo, nadie sabía cómo utilizarlo o qué hacer con él. Algunos se
dispusieron a sentarse sobre él. Otros se sirvieron de él para sonarse las
narices. Otros se lo arrojaban como un juego. Otros aun envolvían en él las
viandas que ocultaban en sus bolsillos y faltriqueras. Y cuando hubo acabado la
comida, y el mantel principal quedo tan sucio como en ocasiones anteriores, el
maestro Leonardo me confío su desesperanza de que su invención lograra
establecerse”.
Así fue pues
el nacimiento de la servilleta, y muy a pesar del mal augurio que tenía el
maestro Da Vinci, su invento ha prosperado en casi todo el mundo.