miércoles, 30 de junio de 2010

LA COLUMNA DEL ESCRIBIDOR


SQUADRITTO
Como antes, más que antes

Sin tener larga vida, ya es un clásico. El Squadritto, de larga tradición viñamarina llegó a Santiago (y al barrio Lastarria) en el año 1994. De ahí nace una historia gastronómica italiana que lo ha mantenido siempre vigente aunque la prensa no lo haya tomado en cuenta durante largo tiempo. Pero como todo lo bueno persiste y el boca a boca aun continúa siendo un buen indicador gastronómico, regresé al lugar con el fin de reencontrarme con la cocina italiana, esa que tanto seguidor tiene en nuestro país.

Las recetas de la nonna pero en formato mantel blanco. Antipastos y pastas entre los favoritos de un público que un día viernes llena el local a mediodía. Garzones solícitos y conocedores de la carta y los gustos de los clientes hacen un inicio agradable. Jóvenes ejecutivos y mayores entremezclados en dos salones (fumadores y no) y música italiana de fondo. Con pisco sour dentro de una larga carta de cócteles, para iniciar. Buena elección mientras devorábamos una provoleta al pomodoro (4.600) y un antipasto de la casa (7.400) de bastante buen talante. Picando y catando mi sour, miraba alrededor: tonos ocres con pinturas pompeyanas, columnas y frescos romanos le dan parte de la personalidad y espíritu al local. ¡Como para franquiciarlo!, pensé en un momento.

Éramos cuatro en la mesa. Tres pastas y un risotto más una botella de merlot Las Niñas que llegó en su temperatura justa. Mezzaluna con scallopine di fileto para mí (7.900). La pasta, rellena con champiñones, roquefort, aceitunas y salsa de mantequilla de amapolas muy bien acompañada de unas finas láminas de filete y tomate natural. Dos de mis acompañantes se decidieron por unos maravillosos Pansotti de merquén (7.400), rellenos con cordero y salsa de cabernet Sauvignon y una amiga se decidió por un sorprendente risotto Calbuco (8.200), con camarones y locos. La pasta, en general, de buena masa y cocción con rellenos adecuados. El risotto, rico y agradable. Nada que decir.

No me sorprendió la cocina del lugar. Es buena y lo ha sido desde sus inicios. Como postres, una buena selección. Creppes Suzette al Grand Marnier, Zabaione y Tiramisú (3.400), un dulce final a un re-encuentro con lo clásico de este lugar que aparte de lo degustado ofrece carnes, pescados, sopas y pastas secas que más de un suspiro sacará entre sus comensales. Además, de lunes a sábado tienen una oferta especial a la hora de almuerzo y cena: tres opciones de entrada, tres de fondo, dos de postre, bebida y café por $10 mil por persona. Una tremenda oportunidad para visitarlos.

El barrio Lastarria está comenzando una nueva etapa y se está consolidando como un lugar atractivo para vivir una vida casi provinciana pero al lado de todo. Por ello se está poblando de parejas jóvenes, artistas y toda una población que gusta de un vivir tranquila. Aparte, el desarrollo gastronómico es parte de este boom que esta caracterizando a estas pocas cuadras ubicadas en las laderas del cerro Santa Lucia. Gran suerte de Raúl Squadritto, el propietario del local, ya que nunca se imaginó el tremendo impacto de este tranquilo sector capitalino. ¿Suerte o visión? Vaya usted mismo y compruébelo. Llega a dar envidia donde esta ubicado. (Juantonio Eymin)

Squadritto Ristorante: Rosal 332, Barrio Lastarria, fono 632 2121