EL HOTEL CORRALCO Y SU GASTRONOMÍA
A
dos horas de Temuco, este centro de esquí que funciona todo el año, ofrece algo
más que una buena estadía, ya que su cocina es una de las grandes del sur de
Chile.
Gratamente sorprendido quedé la semana
pasada tras una visita relámpago a Corralco, un hotel y centro de esquí ubicado
en las faldas del volcán Lonquimay, a dos horas de Temuco. Un hotel recién inaugurado, con medio centenar de habitaciones
con vistas a los bosques de araucarias y al volcán. Sinceramente les cuento que
antes de llegar al lugar, mis expectativas eran bastante pocas. ¿Un centro de
esquí sin nieve? ¿Comida “enlatada” y recalentada?
Una cosa es el ocio y otra es el
aburrimiento. Yo me preparaba para lo segundo.
Piedra y madera para un cálido lugar que
aun merece un desarrollo de diseño interior, sobre todo en sus desnudas paredes.
A un costado, un largo pasillo con grandes y cómodas habitaciones dispersadas
en los dos pisos del complejo. Paralelo a ello, un amplio Spa que cuenta con
piscina temperada, sauna, gimnasio, cabinas para masajes y mini piscina de
hidromasajes. Todo impecablemnte
dispuesto para los pasajeros del hotel. Un ágil servicio de mucamas ataviadas con
pantalones caqui y polera blanca, que las hacía inconfundibles y le ponen un
sello al lugar. Al centro de todo, un gran lobby con dos chimeneas a alcohol,
con gratos espacios para compartir. A su lado, el bar, una gran barra central y
prácticas mesas para épocas donde el comedor no se ocupa por lo grande de sus
dimensiones.
La cocina (la gastronomía) es un tema
aparte. Tras pasar varios años en Toronto, Canadá, el chef Pedro Salazar, con
27 años a cuestas y egresado del DUOC,
regresó a Chile gracias a una propuesta de los propietarios del hotel Corralco,
para hacerse cargo de la cocina, que no sólo atiende a los pasajeros, sino que periódicamente
debe hacerse cargo de congresos, eventos y hasta matrimonios. “Menos es más”,
dice riendo cuando me trae unas deliciosas empanadas fritas de cordero
desmenuzado, que junto a un pebre tradicional lo convertían en un tremendo
bocado. “No me gustan ni las espumas ni las combinaciones raras”. “mi cocina es
pulcra, sin miramientos, donde aprovecho lo que nos entrega nuestra tierra y
eso lo aplico a mis recetas”
¡Y vaya que bien lo hace! Grábese a
Pedro Salazar en su memoria ya que llegará a ser uno de los grandes cocineros
chilenos. Tres almuerzos y dos cenas (todos diferentes) avalan mi pronóstico. Imposible
describir uno a uno los platos degustados ya que el espacio es limitado. Pero
no podré olvidar en un largo tiempo sus pastas, sus risottos, sus sencillas sopas
y el tratamiento que le da a sus carnes, desde el difícil conejo silvestre a un
correcto filete de angus. Bueno para los quesos, sus platos vienen reforzados
ya sea con queso azul, de cabra o de oveja. Las morcellas -propias de la zona- las
presenta en todo su esplendor y afianza aún más el producto territorial en
alianza con la cocina global.
No hay carta menú. “se aburrirían
nuestros pasajeros de larga estadía”, me cuenta Salazar. Por ello ofrece día a día
tres opciones de entrada, fondo y postres, que varían al almuerzo y en la cena
y que, más aun, no repite durante buen tiempo.
“Quédate largo tiempo en el hotel y que
no te vengan a ofrecer cantos de sirena”, le dije al despedirme, a sabiendas
que muy pronto le lloverán las ofertas para cambiarse de lugar de trabajo. “no
se preocupe –me respondió-, mi primera meta es lograr sacar adelante Corralco y
eso es un trabajo de al menos tres años.
Ojala se cumpla, ya que hacía tiempo que
un chef joven no llegaba a revolucionar las cocinas de nuestro país. ¿Estaremos
comenzando a ver nuevamente a una Patrulla Juvenil en nuestras cocinas?
Esperemos que así sea. (Juantonio Eymin)
Comuna de Curacautín
Región de la Araucanía
Teléfono 45- 2940 310
reservas@corralco.com