martes, 3 de julio de 2018

LOBBY MAG


LOBBY MAG

Año XXX,  5 al 11 de julio, 2018
LA NOTA DE LA SEMANA: El ocaso de los chefs
MIS APUNTES: Temple
LA COLUMNA DEL ESCRIBIDOR: Lo nikkei está de moda
BUENOS PALADARES: Crónicas y críticas de la prensa gastronómica

LA NOTA DE LA SEMANA




EL OCASO DE LOS CHEFS

Hace algún tiempo nos hicimos la pregunta del siglo. ¿Qué es un chef? Para muchos es el que manda en la cocina, para otros es el rostro del restaurante y para los menos es la persona que sabe de cocina y administra bien los recursos. Es mayoritariamente una pregunta con pocas respuestas. Personalmente me inclino a pensar que el chef es quien sabe de cocina y administra el negocio.

Desgraciadamente en nuestro país las ilusiones mandan y mantenemos en la cabeza que el chef es un tipo que se las trae, que tiene éxito, que su vida es fantástica y que su pasaporte no tiene fronteras. Y por eso estamos llenos de cocineros manejando Uber, cobrando deudas a través de los Call Centers y de ayudantes de cocina decepcionados de su profesión. Nunca nadie les contó la realidad.

Y para más encima, cada día que pasa, la figura del chef-empleado se está perdiendo en nuestras cocinas ya que muchos están aprovechando su fama para trabajar en programas de televisión, ser rostro de algún producto o incluso embajador de alguna marca, ya que se percataron que su éxito no iba acompañado de las remuneraciones que pretendían. Ahora hacen asesorías a terceros, realizan cenas clandestinas y se les ve muy seguido por las redes sociales. La cocina en la actualidad está tan tecnificada que ocupando equipos de última generación la figura del chef se hace innecesaria, al igual que los comedores de antaño que tenían un maître en su brigada. ¿Tiempos modernos?... ¿Quién sabe?

MIS APUNTES



 
 
TEMPLE

Tenía una duda. Alguna vez escuché que los palillos de madera eran de uso general en la comida asiática, pero en Corea ocupaban palillos metálicos. Con el riesgo de pasar una vergüenza, este dato era importante para mis conocimientos. Aproveché un almuerzo en el Temple Asian Lounge, la segunda casa del coreano Minsu Bang, para que él me confirmara que sus compatriotas ocupan palillos metálicos desde tiempos remotos, cuando la realeza ocupaba palillos de plata para detectar veneno en sus comidas. Posiblemente para el lector esto sea poco relevante, pero para los que disfrutamos cada bocado que nos presentan en la mesa, es de gran valor.

Detalles que van más allá de la verdadera razón de mi visita. La idea era degustar sus Ramen, plato ícono de la gastronomía del oriente y cada día más conocido en este Santiago que de la noche a la mañana se transformó en una metrópoli multicultural. El Ramen es algo así como nuestra querida cazuela de antaño, sabrosa, rica, invernal, aunque elaborada de diferente forma.

 

El Temple, estratégicamente ubicado en las pirámides de cristal del hotel InterContinental en Vitacura, es el segundo proyecto de Minsu Bang en Santiago tras abrir su exitoso Ichiban. Acogedor y destinado a un público adulto joven, acá  la gastronomía que ofrecen es más osada y recorre países orientales sin identificar mayoritariamente su origen, en contraste con el Ichiban,  donde todo –o casi todo- es de influencia japonesa.

 
La carta es grande e incluye platos que comúnmente se comen en la calle en Corea y Japón como sus Edamame (vainas de soya con sal gruesa salteadas al wok $ 3.200), o sus Nihon no hot dog (salchicha rebozada en masa oriental $ 4.200). Sin embargo, sus platos más elaborados consiguen más atención de los clientes, como un delicioso Shitarasi (9.800), finas láminas de salmón con ajo frito y salsa hoisin  (soya, azúcar, ajo, ají, vinagre); y también un roll elaborado con anguila y nueces, un crujiente Unagi cruch (8.700) de incomparable sabor, platos que tuvimos el placer de “engullir” mientras escuchábamos acerca de las dificultades que tienen los palillos de metal para los occidentales.

Claro está que en invierno los amantes del Ramen –que de sopa china se transformó en capricho gastronómico y el plato más consumido en el mundo-, repletan el Temple para deleitarse con alguna de las tres opciones que diariamente ofrece Minsu Bang. La receta, que nació en China como una sopa más bien poco elaborada, se convirtió en Japón en todo un manjar con diferentes versiones. Manteniendo parte de su esencia inicial de comida económica y fácil de comer, el ramen evolucionó y hoy es uno de los imperdibles de la cocina oriental.

 
Con su característica sonrisa y paciencia, Minsu nos cuenta que los fideos los elabora una mujer en Puerto Montt y que se los envía periódicamente, el resto es un caldo de huesos de cerdo y pollo que se cocina lentamente, para que no llegue al hervor (y así no se enturbie) y mantenga hasta la última gota de sabor. Acá ofrecen tres variantes y la más simple es la “Shoyu ramen” ($ 10.200), con trozos de panza (tocino) de cerdo picante, espinacas, dientes de dragón y huevo pochado macerado en soya. Tentación pura. Más concentrados, el Miso ramen y el Spicy karaage, que son más complejos y picantes (y también más caros). Pero basta con una porción de cualquiera de ellos para quedar con la panza repleta y el corazón contento.

Es cierto que cuando comemos Ramen perdemos las costumbres de la buena educación ya que es difícil trabajar con palillos y cucharas chinas en un plato que hay que degustarlo caliente. Eso sí, no deje que se enfríe ni se pasen de cocción los fideos en el caldo. Y pruebe a sorber haciendo ruido (la costumbre oriental), aunque sea sólo por escandalizar un poco los vecinos de mesa. Y si se quema o mancha tras la primera prueba, sonría y disimule. ¡El placer es absolutamente personal!

¡Un must!

Temple Asian Lounge / Hotel InterContinental, Av. Vitacura 2861 / 22394 2463

LA COLUMNA DEL ESCRIBIDOR


 
LO NIKKEI ESTA DE MODA

 La cocina nikkei nació en Perú gracias a la fuerte inmigración de japoneses desde el siglo pasado. Ellos aportaron con sus costumbres y el Perú con sus materias primas, logrando una de las fusiones más interesantes del acervo gastronómico mundial. En Chile ha desatado furor y en estas páginas mostramos los 10 mejores exponentes de este estilo gastronómico único. (JAE)

 

 
HANZO
La amistad entre Hajime Kasuga y Emilio Peschiera dio pie para abrir en Santiago el 2011 una sucursal del Hanzo limeño, que rápidamente se convirtió en uno de los favoritos de la capital gracias a su propuesta elaborada por maestros japo-peruanos, sin dejar de lado el servicio y su exclusivo ambiente. (Av. San Josemaría Escrivá de Balaguer 5970, Vitacura / 22218 3773)

 

ISSEI
Con poco tiempo de vida, el Issei es la primera apuesta nikkei en La Dehesa, donde ofrecen variadas preparaciones que evidencian técnica y buena calidad de la materia prima. Uno de los puntos fuertes de la carta son los rolls, todos de carácter nikkei, en un ambiente cómodo y minimalista. (Mall Los Trapenses, local 1512 / 23224 6914)

 



KARAI
Hablar de cocina nikkei es difícil sin mencionar a Mitsuharu Tsumura y su restorán Maido, número 8 en la lista The 50 Best, que eligió Santiago para abrir su primer restaurante fuera de Lima, con nuevas recetas preparadas por Gerson Céspedes, su mano derecha, quien ocupa preferentemente mariscos chilenos para sus múltiples creaciones. (Hotel W, Isidora Goyenechea 3000, piso 4 / 22770 0081)

 



NAOKI
Abierto hace tres años en Vitacura, el Naoki es japonés hasta la médula, pero con toques chilenos ya que juegan con ingredientes criollos como chañar, cochayuyo, rica-rica y papaya, entre otros. La mayoría de los que llenan hoy las mesas del Naoki son los mismos que durante 10 años han seguido la mano y el oficio de Marcos Baeza, su chef y propietario. (Vitacura 3875 / 22207 5291

 



OSAKA
Ciro Watanabe y Osaka son prácticamente sinónimos en nuestra capital. Recién abierto tras dos años de inactividad, la figura de Ciro regresa para felicidad de sus seguidores. La nueva propuesta es atractiva, sabrosa y con todo el sabor y creatividad de un chef que conoce a la perfección a su gran clientela. (Nueva Costanera 3736 /22381 9070)

 

 
PANKO
Sin lugar a dudas, acá se codean con los mejores restaurantes nikkei a un precio bastante más económico, ya que la calidad de sus elaboraciones no tiene nada que envidiar a la competencia. Panko sabe de fusiones, colores y aromas gracias a la genialidad de sus chefs peruanos. (Patio Bellavista, local 103 / 22732 1898)

 

 
PISO UNO
De madre chilena, padre peruano y abuelos japoneses, José Osaki lleva casi 20 años sorprendiendo con sus sabores nikkei. Su oficio partió como un hobby y hoy figura como uno de los grandes, donde la salsa huancaína, el rocoto y la quínoa la fusiona a la perfección con la salsa teriyaki, el panko y el wasabi en uno de los restaurantes más comentados del año recién pasado. (Santa Magdalena 116, Providencia / 22840 1800)

 

REPÚBLICA NIKKEI
En la cocina de República Nikkei los aromas a jengibre, al aceite de sésamo y ajíes peruanos se mezclan con el del pescado fresco. Su ubicación –en pleno centro de la capital- le permite ofrecer diariamente una carta muy económica. (Merced 571 / 99200 8408)

 



MATSURI
Con sabores elegantes y personalidad, el chef Juan Osaki, proveniente de una familia de cocineros, cambió el giro del lugar que pronto será un nuevo hotel de la cadena Mandarin Oriental, incluyendo recetas nikkei, adaptando el restaurante a esta nueva tendencia culinaria que se vive en nuestra capital. (Hotel Santiago, Av. Kennedy 4601, Las Condes / 22950 3051

 

 
TANAKA
Los enamorados tienen en Tanaka su propia fusión de comida y amor, ya que en un ambiente donde reina la semi penumbra, los platos nikkei adquieren un sabor distinto, único y placentero.  Con una decoración vanguardista y moderna, destaca su excelente servicio y una carta que varía constantemente. (Alonso de Córdova 4248, Vitacura / 22206 6000)

BUENOS PALADARES


CRÓNICAS Y CRÍTICAS                                           
DE LA PRENSA GASTRONÓMICA

LAS ÚLTIMAS NOTICIAS
RODOLFO GAMBETTI
(JUNIO) MANUTARA (Av. Las Condes 14.845 / 97834 4171): “Hoy, cerca de la plaza San Enrique, entre el río Mapocho y la subida a Farellones, hay muy pocos restaurantes. El más reciente se llama Manutara, sin show, pero que justifica una visita a su equipo de animosos jóvenes con ganas y buena disposición para usar los fogones.” “Se baten con comida chilena de autor a precio prudente, y vale la pena el vistazo. Partiendo con su pulpo ahumado al pilpil ($6.600). En vinos trabajan con Casa Silva, de la que destaca su pinot noir para el atún sellado con salsa bearnesa (crudo pero no tanto, $12.000), y un grand terroir 2016 que sintoniza bien con su acierto, el cordero braseado con salsa de carne (demi glace) y caldito de hongos ($12.000), que justifica de más la visita. Chupe de mariscos caletero ($6.000) y ceviches con pescado de roca, en platos de cuidados detalles. Y a los postres un simpático chilemisú ($3.500) con maqui y colemono, o un nido de merengue ($2.900) con crema chantilly y frutas frescas.”

 
WIKÉN 
ESTEBAN CABEZAS
(JUNIO) CIRO’S (Isidora Goyenechea 2971 / 22276 9222): “… esta filial en calle Isidora Goyenechea ofrece una cocina que es bien nacional sin ser campesina. Entre pichangas y sánguches se van desglosando algunos platos como los probados. De entrada, un carpaccio de lengua con salsa tártara ($8.900), en el que la carne estaba rica, pero ni tan blanda, mientras que la tártara estaba falta a la mayonesa. Y junto a este primer plato, una de las FAMOSAS sopas de este lugar, el caldo tronco ($5.100), cuya base es la cocción de las carnes del local, con ají, vino, una gorda picada, trocitos de chancho y de pavo. Una maravilla que está entre los 100 platos que es obligatorio comer en Santiago.” “Siguiendo con lo retro, una maravilla de la llamada "cocina burguesa" de nuestra capital: unas criadillas en fricasé ($9.600), con huevo revuelto, arvejas, abundantes papas fritas y generoso pan frito también. Un ejemplo de arqueología viva, en un lugar donde la tradición se mantiene con firmeza.”

WIKÉN
RUPERTO DE NOLA
(JUNIO) THE RAJ (Manuel Montt 1855, Providencia / 227160077): “De entrada pedimos algo que no habíamos visto en ningún otro menú indio: dosas. Que son unos inmensos, gigantescos panqueques (desbordan por todos lados de las bandejas individuales en que los traen), rellenos con diversas cosas. Advertencia: pida una dosa para dos, o se verá obligado a dejar la mitad.” “Seguimos con el mejor "Butter chicken" que hemos comido jamás: una explosión, un asalto gustativo como esos de que uno es bienaventurada víctima sentado a una mesa peruana. Ah, qué forma de penetrar hasta las entretelas con un sabor tan complejo, tan lleno de contrastes y tan armonioso. Pedimos también un pollo Chettinad, cuya salsa combina incontables especias y logra una unidad realmente admirable. Lo pedimos con el máximo grado de picante que ahí se ofrece, porque la timidez de estos indios hace que, si uno pide algo "medio picante", lo que pica es para la risa. En nuestro caso, el picor fue de una intensidad moderada, justo lo que tolera nuestro paladar occidental.”

 

 

martes, 26 de junio de 2018

LOBBY MAG


LOBBY MAG

Año XXX,  28 de junio al 4 de julio, 2018
 
LA NOTA DE LA SEMANA: Leyendas gastronómicas
MIS APUNTES: Sottovoce
LA COLUMNA DEL ESCRIBIDOR: Temporada de sopas
BUENOS PALADARES: Crónicas y críticas de la prensa gastronómica
 

LA NOTA DE LA SEMANA


 
LEYENDAS GASTRONOMÍCAS

Generalmente, cuando los platos trascienden dentro de una cultura y pasan a formar parte de su tradición, vienen acompañados de alguna simpática historia sobre su creación. Es difícil determinar si estas anécdotas son verídicas o no, pero son pintorescas y entretenidas.

Por ejemplo, ¿por qué si estamos en un restaurante de pastas en Italia y pedimos sorrentinos el mozo nos mira con desconcierto? Simplemente porque no los conocen. Al parecer, los sorrentinos son una variación de los ravioles, que fueron creados en el restaurante Sorrento, en Corrientes y Cerrito, frente al obelisco de Buenos Aires.

¿Y las milanesas a la napolitana, son de Nápoles? ¡No! Si bien las milanesas ya aparecen en los libros de cocina europeos de 1800, Francia, Italia, España y Austria se disputan su origen y llegan a Argentina junto con los inmigrantes italianos, con el nombre de Milanesa. Pero la versión "a la Napolitana" fue creada alrededor de los años 50´ en el restaurante porteño "Nápoli" que se encontraba frente al Luna Park. Según se cuenta, un distinguido cliente de ese restaurante que siempre pedía milanesa con papas fritas, ordenó la última milanesa que quedaba esa noche y el cocinero, en un descuido, quemó uno de sus lados. Ni lerdo ni perezoso, el dueño del lugar enmendó el error retirando el pan quemado y cubriendo ese lado con jamón, queso y salsa de tomate, lo cual tuvo una gran aceptación por su cliente quien desde entonces sólo ordenaba milanesa a la Napolitana.

¿Cómo llega la palabra “tournedos” a representar el centro del filete, en la jerga de la cocina profesional? Según la historia, el famoso compositor italiano Rossini, que vivió y murió en París, era un gran gourmet. Rossini amaba armonizar los sabores como si fueran notas de música y cuando comía en un restaurante, él mismo describía cómo quería que se realizara el plato que ordenaba. Cierta vez pidió que le trajeran un medallón de carne cubierto con foie gras y trufas. Esto, para la época, sonaba demasiado extravagante, pero siendo Rossini una personalidad conocida mundialmente, había que complacerlo. Cuando el mozo volvió con el plato requerido, giraba sobre su espalda para ocultarlo de la vista de los demás comensales, quienes hacían lo imposible para ver el misterioso plato del gran Rossini. “Tourner le dos” significa, en francés, darse vuelta o volver las espaldas y de allí el nombre tournedos.

El postre “vigilante”, clásico de la comida argentina que consiste en un trozo de queso con otro de dulce de membrillo o de batata, nació en 1920 en una cantina de Palermo muy frecuentada por los policías de la zona, y Jorge Luis Borges, que era muy sencillo en sus gustos gastronómicos, siempre lo pedía de postre, donde quiera que fuera, contribuyendo con su popularidad.

En definitiva, es difícil determinar el origen de un plato, ya que muchas veces un mismo producto se gesta en distintos lugares a la vez, pero estas historias contribuyen al encanto y la mística de la gastronomía ¿no les parece?

MIS APUNTES


 
SOTTOVOCE
Uno de los restaurantes italianos más famosos de Buenos Aires,
 abre sus puertas en Santiago.
 
Debe ser la apertura más ignorada por la prensa en estos últimos años. Pocos sabían de este nuevo emprendimiento ligado a la familia argentina Waismann y el grupo chileno Arte Culinaria, para abrir en Casa Costanera el segundo de una larga lista de restaurantes que tienen en carpeta. La idea, según Gabriel Veiga, gerente de esta iniciativa, es que Sottovoce sea un lugar tranquilo, donde su clientela se sienta verdaderamente protegida y que acá se viene a comer y no a farandulear.

Lo primero que llama la atención es la comodidad y calidez del lugar. Manteles y servilletas blancas con garzones vestidos de negro y blanco con humitas y albos delantales y mesas lo suficientemente apartadas para una reunión de negocios. Una elegante y tranquila decoración a cargo de Sergio Echeverría y el diseñador argentino Pablo Chiappori, le dieron al lugar una impronta clásica bonaerense. La especialidad es italiana y vaya que lo están logrando, ya que a dos semanas de su apertura, el  lugar se repleta sólo con reservas, algo que no veía hace tiempo en esta capital.

Guiados por el espíritu mediterráneo, la propuesta es que los comensales disfruten de los sabores cotidianos y representativos de diversas zonas de Italia, como pastas caseras elaboradas en casa, diversas ensaladas mediterráneas,  y pescado fresco entre otras preparaciones, además de postres y helados también preparados artesanalmente. Cuidando al máximo cada detalle, decidieron traer al país al chef argentino Gastón Caretti, ex jefe de cocina de La Bourgnone, con el fin de  expresar lo mejor de la cocina italiana de Buenos Aires en este agradable espacio en Casa Costanera.

Impresiona, por así decirlo. Los viudos del Da Carla y la nueva clientela disfrutarán el lugar. Sin lograr aun –debido a su reciente puesta en marcha- un servicio ajustado a los requerimientos de los clientes, el Sottovoce da la sensación de calidad apenas se traspasan las puertas del lugar. Un frío mediodía y un cálido interior esperaban mi visita. De la carta, amplia, con antipasto, primo, secondo y dolce, es difícil escoger. Para probar la mano (y la materia prima) escogí un carpaccio de salmón (9.800) de buena factura. A pesar de que en Chile somos productores de salmón, poco sabemos de calidades, pero este plato, con la grasa justa y necesaria y sin bordes oscuros (síntoma de golpes o hematomas del pescado), llegó en su mejor versión.  

De fondo, el Rissoto del día (14.800), sabroso pero tibio (un detalle a solucionar ya que la cocina está lejos y si no se calienta la vajilla se producen estos problemas), me dio a entender que por el momento –y ojala lo solucionen- el arroz va en desmedro de la pasta, ya que también probé unos deliciosos tagliatelli al frutto di mare, que estaban demasiado buenos. En los postres, genial el helado de dulce de leche además de una generosa oferta de repostería de factura peninsular.

Vino en copas, ya que fui el mismo día que salió la patente de alcoholes, aunque me sorprendió ver algunas latas de Coca Cola en las mesas. Al menos en Chile y en los buenos comedores, no se ven latas de bebidas acompañando platos que en promedio bordean los diez mil pesos. No es la gaseosa en sí lo que molesta, sino que las latas son más de picnic que de restaurantes de mantel. Hemos tenido varios comedores argentinos en nuestra capital y errores poco significativos como las latas de gaseosas o aceites de oliva de dudosa procedencia han provocado su retiro del circuito gastronómico de nuestra capital. Ojalá no pase con Sottovoce ya que no sólo la puesta en escena es genial, sino también una gastronomía que nos hace recordar a inolvidables que ya no existen, como el Da Carla y La Dolce Vita, que si bien pocos conocieron, su comida era incomparable.

Si se ajustan las tuercas necesarias, tendremos Sottovoce por mucho tiempo en nuestra ciudad. (JAE)

Sottovoce /Av. Nueva Costanera 3900, Vitacura / Casa Costanera, piso 2 / 22486 2091

  

LA COLUMNA DEL ESCRIBIDOR


TEMPORADA DE SOPAS

Elegancia es simpleza y lo que importa, en el fondo, es el sabor del plato. Por ello, ¡vivan las sopas en invierno! Calientan el cuerpo, estimulan el alma, recuperan energías, satisfacen y son maravillosas al paladar. Ya sea un caldo, una sopa, un consomé o una cazuela, ya sean clásicas o modernas, tienen la capacidad de reconfortar tanto o más que un abrazo bien apretado. Las preparan casi en todas partes, pero las inconfundibles, las mejores, se las presentamos a continuación: 

 

Crema de topinambur / THE GLASS
Notable, elegante y equilibrada es la Crema de Topinambur con huevo pochado, hinojo y escamas de trufa que este invierno será la estrella de este vistoso comedor del hotel Cumbres capitalino. Otro acierto del chef Claudio Ubeda, hoy en día en la cima de los cocineros que desentrañan la cocina chilena de alto nivel. (Av. Kennedy 4422, Vitacura / 22487 5000)

 
Chupe de camarones de rio / EL OTRO SITIO
El chupe (sopa) es uno de los platos más populares de la cocina peruana y esta temporada el camarón de río será el actor principal de esta preparación que se elabora con un sofrito de cebolla, ajo y ají panca, papa amarilla, queso fresco, habas, choclo peruano y que se termina con un huevo pochado. (BordeRío, Vitacura, local 2)

 
Ramen / TEMPLE
Para el frio, para el alma y los amantes de lo oriental, esta sopa es una de las delicias del invierno, donde los fideos  de trigo bailan en un sabroso e intenso caldo a base de cerdo y pollo, junto a espinacas, hongos shiitake y cerdo braseado en salsa de soya, coronado con huevo duro, lo que en Japón se conoce como Chashu. ¡Un hit! (Vitacura 2885 / 22394 2463)

 
Caldo de gallo / BAR NACIONAL
El caldo de gallo (con criadillas) o de gallito (solo carne) son los grandes y enjundiosos clásicos que ofrecen en estos tradicionales locales capitalinos. Una paila en base a un caldo con carne atomatada y coronada con un huevo crudo que se va mezclando junto al calor del caldo y su guarnición, hacen de esta preparación una de los más enjundiosas de la ciudad. (Huérfanos 1109 / 22696 5986)

 
Crema de almejas y papas / LA CALMA
En este premiado local capitalino trabajan mano a mano con pescadores artesanales, buzos y mariscadores, quienes se encargan de abastecer el lugar con los mejores productos marinos que, hasta hace doce horas, vivían felices en el mar. La crema de almejas, en perfecta comunión con las papas, es de epopeya y uno de sus grandes logros. (Av. Nueva Costanera 3832 / 22667 4416)

 
Cazuela de vacuno / JUAN Y MEDIO
Si bien es una preparación con bastantes guarniciones, la cazuela es parte de nuestra idiosincrasia gastronómica: una mezcla generosa de asado de tira y verduras de temporada que entusiasma hasta el más enemigo de las sopas. Muchos optan por sacar las guarniciones para degustar al inicio un caldo que rememora sabores de antaño (J.M. Infante 51 / 22378 9277)

 
Consomé de plateada / LA CASA VIEJA
El ejemplo máximo de que menos es más: en un lebrillo de greda se junta el sabroso caldo de las plateadas que aquí preparan –corte que sólo se puede encontrar en Chile y el plato estrella de la casa–, con un huevo crudo bien revuelto y un puñado de cilantro picado, logrando uno de los mejores y más sencillos platos de este entrañable restaurante. (Av. Vitacura 8411 / 22202 0355)

 
Sopa de cebolla / LES ASSASSINS
Ubicado en pleno centro de la ciudad, esta preparación clásica invernal es una infalible opción de encontrar una de las mejores sopas de cebolla de la ciudad. Según su dueño, Juan Carlos Cheyre, importó la receta directamente de París, y lleva de agregado queso gruyère y crutones. (Merced 297 – B / 22638 4280)

 
Crema de zapallo / EL HUERTO
Las tendencias vegetarianas y veganas son mundiales y esta sopa representa parte de esta nueva predisposición de la población. Sin lácteos ni productos derivados de animales, tienen como elemento básico un caldo de verduras que se cocina diariamente. Zapallo, zanahoria y jengibre para uno de los sabrosos clásicos de este genial restaurante. (Orrego Luco 54 / 22231 4443)

 
Caldo de tronco / CIRO’S
Este clásico establecimiento del centro de Santiago es famoso por tres razones: su espectacular cola de mono –que venden para servir ahí mismo o llevar–, su sánguche de pierna de cerdo, y el caldo tronco, perfecto para estos días. Se trata de una poderosa sopa elaborada con una mezcla de caldo de pavo y el de la cocción del cerdo, con trozos de chancho y huevito. Intenso, levemente picante, es un verdadero levantamuertos. (Bandera 220, Santiago)

 

BUENOS PALADARES


CRÓNICAS Y CRÍTICAS                                           
DE LA PRENSA GASTRONÓMICA

LAS ÚLTIMAS NOTICIAS
RODOLFO GAMBETTI
(JUNIO) EL OTRO SITIO (BordeRío,  local 2 / 22218 0115): “Y si antes de la sequía el Camarón – de río- de calle Gorbea -restaurante que hubo en vieja casona de barrio- era El Vaticano de los devoradores de tan delicioso producto, ahora empezamos el invierno con un dato promisorio: Emilio Peschiera en el Otro Sitio de Borde Río, por Vitacura, Mapocho arriba, anuncia con redobles la reposición de un plato que habría seducido a nuestros golosos abuelos. A partir de estos días abre la temporada del chupe de camarones con fulgores peruanos. Resucitador alimento, armado con sofrito de cebolla, ajo y ají, papa amarilla de cerro arriba, queso fresco, habas y choclos diente de caballo, coronado con un camarón rampante y la cremosidad de un huevo pochado, como si de un revitalizador plato de oriental ramen se tratara.

WIKÉN 
ESTEBAN CABEZAS
(JUNIO) SELFISH (Placer 657, local 210 / Santiago. 95638 7604): “Ubicado en el persa de Franklin, aquí se trata de largos mesones comunes y una metodología del autoservicio que opera los fines de semana. Se pide uno de los "combos" en el mesón y se espera entre diez y quince minutos a que aparezca el número asignado en un tablero luminoso para ir a recoger lo propio.” “El pack, que ronda los cinco mil pesos según la elección, viene en una caja de cartón y está compuesto por unas presas del pescado y un acompañamiento que puede ser papas fritas, ensalada chilena o coleslaw, junto a un pepinillo o ají en escabeche y par de salsas.” “De lo probado, hay que consignar que la fritura estaba magistralmente perfecta, ultra crocante, con un batido ligeramente aliñado. Muy chileno, más que al estilo brit del fish and chips. Una pescada de lujo, reineta en bastones ideal para mañosos y una merluza austral que, eso sí, no estaba muy del día. Siguiendo con las loas, las papas fritas de Selfish debieran estar en el canon de las frituras capitalinas: crujientes de verdad.”

WIKÉN
RUPERTO DE NOLA
(JUNIO) MANIERO (Nueva de Lyon 155, Providencia / 22604 8046): “Comenzamos la comida con unas cozze al vino bianco ($5.900) muy bien hechas, con un caldo que era más que solo vino blanco y aliñitos: este tenía algo de caldo de camarones (con que se hace la famosa "bisque"), y los choritos estaban cocidos a punto. La otra entrada fue un tortino livornese ($5.900) que nos tentó por estar hecho de hojaldre: es un relleno de mariscos picados y muy bien aderezados, mezcla equilibrada y agradable” “Los scaloppine ai funghi ($8.900) venían con un guiso de setas y hongos realmente delicioso, más un cubo de "gratin Dauphinois" prácticamente perfecto, si no hubiera sido porque le faltaba un poco de temperatura. La pena es que las escalopitas no estaban todo lo delgadas y blandas que era menester.” “Finalmente, los sorrentinos rellenos con jaiba y ostiones ($11.900) venían con una estupenda "salsa de camarones", como le pusieron aquí a la base de la mencionada "bisque", hecha con la cocción de las cáscaras de los camarones que, cuando está bien hecha, como fue el caso en esta oportunidad, es capaz de mejorar casi cualquier cosa que uno atine a echarse a la boca. Rico plato.”

 

 

martes, 19 de junio de 2018

LOBBY MAG


LOBBY MAG.

Año XXX, 21 al 27 de junio, 2018
LA NOTA DE LA SEMANA: Pizzamanía
MIS APUNTES: Café del 10
EL REGRESO DE DON EXE: Día del Padre: asado familiar
BUENOS PALADARES: Crónicas y críticas de la prensa gastronómica

LA NOTA DE LA SEMANA

 
PIZZAMANÍA
Masa madre, harina italiana doble o triple cero, mozzarella (y sus variedades), tomates italianos, rúcula, pizzaiolo, napolitana, romana, etcétera, etcétera… son términos cada día más comunes en el vocabulario de los chilenos. ¿La razón?: sencilla. En épocas de incertidumbre, muchos empresarios (desde los que saben de gastronomía hasta los que no tienen idea en lo que se meten) piensan que una pizzería es la clave del éxito en los negocios. Pizzas, pizzas y más pizzas. Por ello donde quiera que viajemos encontraremos no uno, sino varios expendios que gritan a los cuatro vientos que su producto es el mejor, que no hay nada como el horno eléctrico (o gas, o leña); que la masa reposa varios días y que su pizzaiolo viene directamente de la Toscana.

Poco a poco la pizza se transforma en una chilenidad más. ¿O no se venden por miles durante las fiestas patrias? Nuestro folclore se va globalizando y adoptando sabores y gustos foráneos. No es malo pero les podría jurar que las últimas diez pizzas que he comido y todas de diferentes lugares, son exactamente iguales. Da lo  mismo si la comí en Santiago o en Pichilemu. Puede cambiar el ambiente pero la pizza es una eterna copia de una masa delgada, queso, salsa de tomates y guarniciones varias. Entre vender pizzas o rosados algodones de azúcar no hay diferencia. Y preocupa ya que eso no es desarrollo gastronómico. Es simplemente otra forma de hacer dinero. (JAE)